La guerra abierta entre Urdangarin y su exsocio amenaza con salpicar al Rey
Torres airea correos que implican a la Casa Real para defenderse de los recursos del duque
I?aki Urdangarin y Diego Torres se lucraron durante cuatro a?os con su negocio de eventos del Instituto N¨®os, donde facturaron casi 10 millones de dinero p¨²blico, facilitado por administraciones gobernadas mayoritariamente por el PP. El proceso abierto contra ambos en el caso Palma Arena les ha enfrentado de tal manera que Urdangarin y Torres se afanan estos d¨ªas en el juzgado por acusar al otro.
En esa guerra abierta y total, Torres ha desempolvado viejos correos electr¨®nicos que amenazan el prestigio del propio rey Juan Carlos. Y, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la investigaci¨®n, tiene m¨¢s documentos comprometedores que podr¨ªa facilitar al juzgado. Los emails los guardaba Torres y no fueron intervenidos en los registros judiciales de su casa y sus oficinas.
Torres podr¨ªa tener m¨¢s documentos comprometedores contra la Infanta
Dos t¨¢cticas de defensa explosivas
El defensor de Diego Torres, el penalista Manuel Gonz¨¢lez Peeters, caz¨® b¨²falos en ?frica y sabe de estrategias de acoso a piezas mayores. En la mente del jurista anida la del cazador y pescador de altura. Peeters es correoso en los tribunales de justicia y no teme enfrentarse directamente a los jueces, hasta agotarlos a recursos, como ocurre ahora en el caso Palma Arena.
En su estrategia, tiene munici¨®n de reserva para intentar proteger a sus defendidos. Anunci¨® la entrega de los emails privados entre Urdangarin y su cliente, que implicaban a la infanta Cristina en negociaciones con empresarios, dos d¨ªas antes de conocerse que el Rey, al que tambi¨¦n alud¨ªan los correos electr¨®nicos, se hab¨ªa accidentado durante su cacer¨ªa africana.
El defensor de I?aki Urdangarin, Mario Pascual Vives, el hombre tranquilo, jug¨® a tenis con el yerno del Rey desde el fondo de la pista, con pelotas largas.
Pascual y Peeters tienen a sus clientes en el mismo banquillo de acusados por graves delitos relacionados con la corrupci¨®n en la Administraci¨®n p¨²blica, pero se han situado en dos frentes distintos como t¨¢ctica de defensa.
Tras la sobredosis de protagonismo medi¨¢tico como portavoz del duque de Palma, Mario Pascual ha optado ahora por el mutismo y las frases evasivas para contestar a los medios de comunicaci¨®n. El letrado que ampara en los tribunales a los duques de Palma cambi¨® de pronto su estrategia al responder con un recurso muy duro contra la mujer del exsocio, Ana Mar¨ªa Tejeiro, imputada, como defensa de la infanta Cristina, no imputada. Esa iniciativa judicial ha provocado una situaci¨®n de extrema tensi¨®n entre los antiguos socios. Los escritos de Pascual contra la mujer de Torres han suscitado la r¨¦plica explosiva a trav¨¦s de los correos comprometedores. Mario Pascual no pierde la calma.
El abogado de Torres present¨® en marzo un escrito en el juzgado donde solicitaba que se retirase la imputaci¨®n sobre Ana Mar¨ªa Tejeiro, mujer del socio de Urdangarin, argumentando que se encontraba en las mismas condiciones que la infanta Cristina y ¨¦sta no hab¨ªa sido imputada. ¡°La mera condici¨®n de socio de una empresa no la hace tributaria de imputaci¨®n en la toma de decisiones atinentes a la misma¡±, sosten¨ªa el fiscal en relaci¨®n con la Infanta, que comparte con Urdangarin la propiedad de la sociedad Aizoon, a la que se desviaron cientos de miles de euros del entramado N¨®os.
El juez, en sus consideraciones para no imputar a la infanta Cristina, argument¨®: ¡°La responsabilidad penal es personal. Lejanos est¨¢n los d¨ªas en que por el acto o conducta de una persona deb¨ªa responder penalmente su c¨®nyuge. En el hipot¨¦tico supuesto de que se acreditase el conocimiento por parte de do?a Cristina de Borb¨®n y Grecia de las actividades presuntamente criminales de su c¨®nyuge, la responsabilidad por ¨¦stas no se extiende al otro c¨®nyuge que sabe de las mismas, a no ser que quede demostrada una participaci¨®n de colaboraci¨®n activa en dichas actividades (sentencia del Supremo de 20 de julio de 2011)¡±.
¡°Lo que pretendo¡±, escrib¨ªa el defensor de Torres, ¡°es la exclusi¨®n, por mim¨¦ticos argumentos en este momento, de Ana Mar¨ªa Tejeiro Losada¡±. En el mismo escrito, el abogado de Torres recordaba que en el comit¨¦ de direcci¨®n de N¨®os figuraban la infanta Cristina y su asistente/secretario Carlos Garc¨ªa Revenga, que junto a Urdangarin sumaban mayor¨ªa en ese ¨®rgano ¡°para establecer lo que se tuviera por conveniente¡±. ¡°As¨ª¡±, continuaba el letrado, ¡°la posici¨®n de Diego Torres estaba de todo punto sometida a las consideraciones de la otra facci¨®n componente de la asamblea o, lo que es lo mismo, su margen de maniobra era, siendo generoso, escaso o, mejor a¨²n, inexistente¡±.
La respuesta de Urdangarin, a trav¨¦s de su abogado, fue inmediata: ¡°La comparaci¨®n en la conducta realizada por una coimputada, Ana Tejeiro, esposa del imputado Diego Torres, no tiene ni puede tener parang¨®n posible, ya que aquella tuvo una participaci¨®n activa y la infanta Cristina ni tan siquiera actu¨®, como ha quedado acreditado en las declaraciones de cuantos coimputados o testigos han sido interrogados en la causa¡±. Tras esta ofensiva de Urdangarin, Torres ha reaccionado hurgando en la memoria de sus correos electr¨®nicos, que presuntamente implicaban al Rey en la intermediaci¨®n con empresarios y pol¨ªticos para favorecer supuestos negocios del duque de Palma.
En el escrito de presentaci¨®n de estas nuevas pruebas, con las que Torres quiere demostrar la implicaci¨®n directa de la Infanta Cristina en los negocios de su marido, ironizaba sobre los accidentes de caza sufridos por el Rey y por su nieto y censuraba a Urdangarin por erigirse en acusaci¨®n en un proceso en el que figura como imputado. ¡°Se aduce por parte de quien parece ejercer, novedosa e inapropiadamente la acusaci¨®n, a saber, la defensa del imputado I?aki Urdangarin, lo ajeno de estos lances a su esposa (perm¨ªtasenos el s¨ªmil con la caza, tan en boga de un tiempo a esta parte, seg¨²n aparece reflejado en los distintos medios de comunicaci¨®n desde el 14 de abril de 2012, s¨¢bado, en la que el pa¨ªs entero, consternado, ha sido conocedor de un nuevo incidente, afortunadamente en v¨ªas de soluci¨®n, como el otro). Esa inusitada epidemia de amnesia que parece alcanzar a la gran mayor¨ªa de invitados a esta cuita, imputados y testigos, se da de frente con los datos objetivos que se encuentran en las actuaciones y de otros que, a modo de ejemplo, por tanto, sin car¨¢cter limitativo y si ilustrativo, se anexan al presente¡±.
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