Clases de contabilidad con el Gran Capit¨¢n
La soberbia de D¨ªvar al no explicar sus viajes recuerda el ir¨®nico desplante del virrey de N¨¢poles

¡°En picos, palas y azadones, para enterrar a los muertos del adversario, he gastado cien millones. Cien mil ducados en guantes perfumados para preservar a las tropas del mal olor de los cad¨¢veres de los enemigos tendidos en el campo de batalla. Ciento sesenta mil ducados en poner y renovar campanas destruidas por el uso continuo de repicar todos los d¨ªas por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo¡±. Este es el inicio de una de las versiones m¨¢s populares que ha llegado a nuestros d¨ªas de las llamadas Cuentas del Gran Capit¨¢n. Una leyenda sobre las sarc¨¢sticas explicaciones que Gonzalo Fern¨¢ndez de C¨®rdoba ¡ªvencedor de las batallas de Ceri?ola y Garellano (Italia, 1503) y, por ello, conocido como el Gran Capit¨¢n¡ª, se vio obligado a ofrecer al rey Fernando el Cat¨®lico en 1506 por lo que el Monarca consideraba unos gastos desproporcionados en la guerra contra los franceses, aunque hubieran supuesto la conquista del reino de N¨¢poles.
Seg¨²n la leyenda, que Modesto Lafuente da por buena aunque sin tanta floritura, el orgulloso militar no se arredr¨® ante lo que consideraba una humillante fiscalizaci¨®n por parte de Fernando el Cat¨®lico, y sigui¨® con su ir¨®nico desplante: ¡°Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados y nueve reales en frailes, monjas y pobres, para que rogasen a Dios por la prosperidad de las armas espa?olas. Un mill¨®n en misas de gracia y tedeum al Todopoderoso. Tres millones de ducados en sufragios por los muertos¡±.
Y luego ya se centr¨® en aspectos m¨¢s materiales: ¡°Diez mil ducados en p¨®lvora y balas. Cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas, en d¨ªas de combate. Mill¨®n y medio de ducados para mantener prisioneros y heridos. Siete mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados en esp¨ªas y escuchas¡±.
La altaner¨ªa con la que el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos D¨ªvar, ha eludido dar explicaciones a la ciudadan¨ªa y a los propios vocales del organismo que preside sobre los 20 viajes de fin de semana de al menos cuatro d¨ªas a hoteles y restaurantes de lujo de Puerto Ban¨²s (Marbella, M¨¢laga), con la crisis que estamos viviendo, con 5,5 millones de parados, recuerda la soberbia del virrey de N¨¢poles.
Lejos de aprender del ejemplo de Juan Carlos I que, tras el incidente de la cacer¨ªa de Botsuana, lleg¨® a decir: ¡°Lo siento. Me he equivocado. No volver¨¢ a ocurrir¡±, la humildad de D¨ªvar, tras el archivo de las diligencias del fiscal que sin investigaci¨®n alguna ha dictaminado que no existe delito, le ha llevado a enrocarse. A pesar del innegable desprestigio que tan lujosos periplos han causado a la instituci¨®n que preside, ni dimite ni da explicaciones.
D¨ªvar ha despreciado la petici¨®n de la inmensa mayor¨ªa de los vocales de que fuera ¨¦l personalmente el que acudiera ante los medios de comunicaci¨®n para dar cuenta de lo ocurrido en el pleno en el que cinco vocales exigieron su dimisi¨®n por entender que hab¨ªa cargado a los presupuestos del Consejo gastos suntuarios de actividades privadas de fin de semana. Este pr¨®cer, que predica la austeridad, la misa diaria y la caridad cristiana, no tuvo inconveniente en exponer a la portavoz, Gabriela Bravo, al oprobio de tener que dar la cara por ¨¦l.
El vocal denunciante, Jos¨¦ Manuel G¨®mez Ben¨ªtez, ha explicado que en el Consejo nadie se cree que D¨ªvar fuera a trabajar en esos viajes a Puerto Ban¨²s, donde no constan actividades oficiales, y en los que se contabilizan como gastos protocolarios numerosas cenas para dos personas en el Marbella Club Hotel Golf Resort & Spa o Puente Romano, entre otros restaurantes de lujo, generalmente en viernes y s¨¢bado.
D¨ªvar, que debi¨® de recibir clases de contabilidad en la misma academia que el Gran Capit¨¢n, ha realizado otros viajes oficiales y privados en estos tres a?os a lugares como Barcelona ¡ªes aficionado a la ¨®pera¡ª, Roma y santuarios marianos, Argentina o Colombia, alguno de los cuales tambi¨¦n ha despertado sospechas en alg¨²n vocal de que la justificaci¨®n ofrecida por el presidente no se ajuste a la realidad.
Lo cierto es que la arrogancia del Gran Capit¨¢n parece justificada cuando en su ¨²ltima partida contabiliza: ¡°Cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el Rey ped¨ªa cuentas al que le hab¨ªa regalado un reino¡±. Y D¨ªvar, ?qu¨¦ reino habr¨¢ regalado?
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