Impunidad ?para qu¨¦?

En esta Semana Negra de la econom¨ªa espa?ola conviene mencionar que el principio de la gesti¨®n responsable est¨¢ inscrito en los or¨ªgenes de la democracia. A diferencia de otros pa¨ªses de nuestro entorno, donde un comportamiento impropio, incluso cuando se trata del presidente de la Rep¨²blica, lleva a su dimisi¨®n, aqu¨ª prevalece la idea de que el ¨²nico veredicto de las actuaciones p¨²blicas reside en el sufragio. Una vez obtenido este, se convierte en patente de corso, y de impunidad, no solo para el Gobierno resultante, sino para todos aquellos grupos e intereses por ¨¦l protegidos. Como consecuencia, entran en quiebra uno tras otro los principios capitales establecidos por la democracia cl¨¢sica en Atenas: la isonom¨ªa, el derecho del ciudadano a la participaci¨®n en las decisiones pol¨ªticas; la isegor¨ªa, el derecho a la expresi¨®n en la asamblea, ampliable en las circunstancias actuales al derecho a informaci¨®n veraz y, en fin, la eisangel¨ªa, la posibilidad de encausar ante la Boul¨¦ o Consejo a todo aquel que con su conducta, delictiva, corrupta, o incluso con su incompetencia manifiesta ¡ªel jefe de una flota que sufri¨® una derrota vergonzante¡ª, hubiera perjudicado sustancialmente los intereses de la polis.

En la cuesta abajo espa?ola de los ¨²ltimos a?os sobran los motivos para poner en pr¨¢ctica esa exigencia de responsabilidades, tanto por corrupci¨®n como por incompetencia manifiesta. Dispuesto a impedirla, el PP en bloque se escuda ante la prioridad de la crisis como ¨²nico problema del presente y exhibe su ya probada voluntad, en tan breve per¨ªodo de gesti¨®n, de correr una tupida cortina destinada a ocultar la l¨ªnea de actuaci¨®n del Gobierno. Recordemos que hasta el estallido de Bankia, consist¨ªa atendiendo a lo dicho por Rajoy en un ¡°los viernes, atraco¡±, con las medidas m¨¢s importantes, como los recortes en sanidad y educaci¨®n escondidas al final de una nota informativa. Ni siquiera al denunciar el exceso de d¨¦ficit sobre el anunciado por los socialistas en el traspaso de poderes fue ofrecida la menor precisi¨®n, a diferencia de lo que antes, con acierto o sin ¨¦l, hiciera Cospedal al sustituir a Barreda en Castilla-La Mancha. El Gobierno dice la verdad, hace en todo momento lo mejor para Espa?a, y basta. Aunque al salir del sombrero, el tama?o del conejo Bankia pase de 4.000 a 23.000 millones, no importa. Goirigolzarri advirti¨® de que no deb¨ªan exigirse responsabilidades; Guindos fue m¨¢s ocurrente: hab¨ªa que evitar ¡°el esp¨ªritu de venganza¡±. No importa tampoco el enorme desasosiego de una opini¨®n p¨²blica puesta al borde del abismo en un marco de crisis por errores descomunales de gesti¨®n, am¨¦n de privilegios injustificables y corrupciones.

De entrada, constituye una falacia suponer que la puesta en marcha del an¨¢lisis de las responsabilidades da?a al principio de uni¨®n sagrada aqu¨ª y ahora. Ni una comisi¨®n sobre el tema iba a cerrar sus trabajos en una semana, ni la imagen exterior e interior del Gobierno sufrir¨ªa nada, todo lo contrario. La desinformaci¨®n y los vaivenes en la respuesta a la crisis financiera son las principales causas de una justificable desconfianza. Lo insostenible es la negativa a atender al derecho democr¨¢tico a la informaci¨®n en una coyuntura tan grave. La sociedad espa?ola, para seguir creyendo en sus instituciones, necesita saber qui¨¦nes y de qu¨¦ modo han llevado las cosas hasta este punto, mientras el Gobierno se ocupa de que el litoral siga bien forrado. Catorce millones de indemnizaci¨®n a un gestor de caja quebrada no suscitan oficial respuesta alguna, mientras en Francia el Gobierno actuar¨¢ contra los 400.000 euros del patr¨®n de Air France.

La impunidad significa m¨¢s que eso: es la seguridad de que se mantendr¨¢n en el poder y con todo privilegio los causantes de nuestra crisis. Ejemplo: Valencia. Y tal supervivencia constituye un atentado contra la democracia. Sabemos que una comisi¨®n parlamentaria no sirve de mucho, pues es obvio que el PP se opone a todo, incluso a que se explique Fern¨¢ndez Ord¨®?ez. As¨ª que una vez rechazada por Rajoy, no cabe otra salida para los dem¨®cratas que exigir una Comisi¨®n Nacional de Responsabilidades, con el m¨¢ximo grado de participaci¨®n de fuerzas parlamentarias ¡ªconfiemos en que con presencia socialista¡ª, similar en sus objetivos y medios a otras Comisiones de la Verdad, con el cometido de establecer un balance riguroso del proceso de huida hacia las tinieblas que ha padecido la econom¨ªa espa?ola. No se tratar¨ªa de emitir sentencias testimoniales, sino de vencer la oposici¨®n del Gobierno mediante una movilizaci¨®n democr¨¢tica. Algo casi imposible, pero necesario. La indignaci¨®n necesita ser encauzada.