Diecis¨¦is d¨ªas bajo tierra
Tres mineros asturianos est¨¢n encerrados en el pozo de Santiago de Aller desde el 28 de mayo Afirman que la situaci¨®n es dura pero no saldr¨¢n hasta que se solucione el conflicto en el sector
La novena planta del pozo minero de Santiago de Aller est¨¢ a 500 metros bajo tierra. All¨ª, en un espacio muy reducido, llevan encerrados 16 d¨ªas tres mineros asturianos. Es su forma de protestar porque este a?o el Gobierno ha recortado un 63% las ayudas al carb¨®n. Las condiciones en las que est¨¢n son dif¨ªciles, pero H¨¦ctor Berrouet, Cecilio Antu?a y Jorge D¨ªaz afirman que no tienen intenci¨®n de salir mientras dure el conflicto. Un conflicto que mantiene en huelga indefinida y en pie de guerra a las cuencas mineras.
Su ¨²nico contacto con el exterior es un tel¨¦fono y las visitas de los compa?eros que diariamente les llevan la comida, la prensa y lo que puedan necesitar. El m¨¦dico de la empresa Hunosa, a la que pertenece la instalaci¨®n, baja a reconocerles cada dos d¨ªas. El doctor les ha recomendado que hagan ejercicio, algo que all¨ª abajo se limita a pasear por las galer¨ªas. Hidratarse bien tambi¨¦n es fundamental en un entorno en el que la temperatura ronda los 25 grados y la humedad puede superar el 85%. Empezaron el encierro junto a otros dos compa?eros, que tuvieron que abandonar la protesta por problemas de salud.
Hacer algo de ejercicio y leer los peri¨®dicos son algunas de las pocas actividades con las pueden entretener el tiempo. ¡°Tambi¨¦n jugamos a la cartas o al parch¨ªs¡±, explica H¨¦ctor al otro lado de la l¨ªnea. Con 25 a?os, ¨¦l es el m¨¢s joven. Para Cecilio, de 43, el peor momento fueron los primeros d¨ªas, hasta que consigui¨® acostumbrarse a las circunstancias. Ahora intentan mantener una rutina respetando cada d¨ªa las horas de comida y las de sue?o. ¡°Estamos durmiendo bien¡±, confirma Jorge, de 42 a?os. Para ello disponen de sacos de dormir y colchonetas. Sin ver la luz del d¨ªa y sin reloj, las visitas de otros mineros y las llamadas de sus familiares son las que les orientan respecto a las horas.
Nieves ?lvarez, la mujer de Cecilio, intenta llamarle siempre al mediod¨ªa para contribuir a esa rutina que les permite sobrellevar mejor la situaci¨®n. Con la voz entrecortada reconoce que cada d¨ªa se le hace m¨¢s dif¨ªcil. Casados desde hace once a?os, es la primera vez que est¨¢ tanto tiempo separada de su marido. Pero cuando habla con ¨¦l intenta hacerle llegar toda la fuerza posible. ¡°Le digo que todos les estamos apoyando y que ah¨ª dentro se tienen que ayudar unos a otros¡±, cuenta en una conversaci¨®n telef¨®nica y destaca la importancia del cari?o que est¨¢n recibiendo tanto de amigos como de gente que no les conoce. Este matrimonio tiene una hija de diez a?os. Su madre dice que est¨¢ m¨¢s triste de lo normal, pero no exterioriza demasiado lo que siente. ¡°No dice nada para que yo no me ponga peor y cuando habla con su padre le trasmite mucha fuerza¡±, explica.
Jorge tambi¨¦n est¨¢ casado y tienen una hija, en su caso de cinco a?os. Coincide en que lo m¨¢s duro del encierro es no poder verlas. H¨¦ctor tiene novia. Fuera tambi¨¦n les esperan padres, hermanos, amigos y compa?eros, muy pendientes todos de c¨®mo se encuentran.
¡°Nuestras familias entienden por qu¨¦ estamos aqu¨ª¡±, apunta H¨¦ctor. ?l trabaja de minero desde hace seis a?os, Cecilio lleva 16 y Jorge, 22. Los tres aseguran que este es el momento m¨¢s cr¨ªtico por el que ha atravesado el sector. ¡°Tan cerca del cierre creo que no hab¨ªamos estado nunca¡±, afirma Cecilio.
Los d¨ªas se les hacen largos y el cansancio hace mella, pero est¨¢n dispuestos a aguantar. Su encierro se suma al que otros mineros est¨¢n llevando a cabo en el pozo de Cand¨ªn, tambi¨¦n en Asturias, o en el pozo de Santa Cruz de Sil, en Le¨®n. Fuera sus compa?eros mantienen el pulso con barricadas pr¨¢cticamente diarias en carreteras y v¨ªas de tren. ¡°Vamos a estar aqu¨ª hasta que se cumpla lo firmado¡±, comenta H¨¦ctor, en referencia al Plan General de la Miner¨ªa del Carb¨®n 2006-2012, vigente hasta el 31 de diciembre de este a?o y en el que se establec¨ªan las ayudas al sector para cada ejercicio. ¡°Basta pensar en por qu¨¦ est¨¢s aqu¨ª y te animas. Estamos luchando por el trabajo de toda la cuenca minera¡±, a?ade. Su conclusi¨®n es clara: ¡°Nos estamos jugando mucho¡±.
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