?D¨®nde est¨¢ el hijo de Kelly Agbons?
Un inmigrante nigeriano lleva 11 a?os reclamando en los tribunales que el Estado le devuelva a su hijo, dado en adopci¨®n tras un error administrativo Estrasburgo solo condena a Espa?a a pagar 8.000 euros
Ten¨ªa 21 a?os. Era nigeriana, sin papeles, y ejerc¨ªa la prostituci¨®n en las calles de Murcia (seg¨²n dijeron m¨¢s tarde las autoridades). Se llamaba, se llama, Omosefe Ijesurobo. El 13 de octubre de 2001 fue detenida por la polic¨ªa y recluida en el centro de internamiento de extranjeros mientras se tramitaba su expulsi¨®n. Llevaba all¨ª nueve d¨ªas cuando su abogado pidi¨® por escrito que fuese puesta en libertad: ¡°Tiene un hijo de un a?o de edad que mantener¡±, alert¨® al juez. El 24 de octubre, sin embargo, Omosefe fue deportada. Inexplicablemente, la Administraci¨®n la separ¨® de su hijo. El ni?o qued¨® en Espa?a. Y el ni?o ten¨ªa un padre, nigeriano, pareja de Omosefe, que tambi¨¦n se qued¨® en Espa?a, pero apartado de su hijo. Se llamaba, se llama, Kelly Agbons Bejet.
Casi 11 a?os despu¨¦s, aquel beb¨¦, de nombre Osagi ¡ªsi es que lo conserva¡ª, vive con otra familia; ha crecido con ella. Su familia adoptiva. Fue dado en adopci¨®n porque la Administraci¨®n expuls¨® por error a su madre biol¨®gica y no crey¨® a su padre biol¨®gico, que desde el principio reclam¨® a su hijo. Tras una d¨¦cada de recursos ante distintos juzgados espa?oles, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo acaba de dar la raz¨®n a Kelly Agbons, que contaba 25 a?os la ¨²ltima vez que vio a Osagi y hoy, con 36, tiene otros dos hijos con otra mujer y sigue reclamando a su primog¨¦nito. ¡°Este es un caso de robo. Espa?a me ha robado a mi hijo¡±, repite a quien le quiere escuchar. Estrasburgo establece la culpa del Estado espa?ol, pero no puede devolver a Osagi a su padre, as¨ª que ha obligado al Gobierno a indemnizarlo con 8.000 euros. ¡°?8.000 euros? Ni 8.000 ni 100.000 millones. No quiero ese dinero. Quiero a mi hijo¡±.
Esta es la historia de una familia separada por un aparente error administrativo que la Administraci¨®n en ning¨²n momento repar¨®. Kelly ¡ªque llegar¨¢ ¡°hasta el final, con la ayuda de Dios¡± para recuperar a Osagi, aunque eso supondr¨ªa ahora arrancar al ni?o de la que ya considera su familia¡ª la cuenta hoy desde su casa de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), un s¨®tano de 60 metros donde vive con su actual pareja y sus hijos Emmanuel y Elisabeth, de dos y un a?o. ¡°A ellos les digo que tienen un hermano¡±.
La madre de Osagi fue expulsada en 2001; su abogado alert¨® de que ten¨ªa un beb¨¦, pero eso no paraliz¨® la deportaci¨®n
Kelly, Omosefe y Osagi llegaron a Espa?a en dos pateras a finales del a?o 2000; primero el padre, luego la madre y el beb¨¦, nacido en Marruecos el 7 de septiembre. Se establecieron en Murcia con un pariente de ella. Pero no encontraban trabajo, ni ten¨ªan papeles, y en mayo de 2001 Kelly decidi¨® ir a probar suerte a Barcelona. ¡°Busqu¨¦ trabajo en el campo, dorm¨ªa en la plaza de Catalu?a¡±. Seg¨²n su relato, ¨¦l bajaba cada cierto tiempo a Murcia, en fin de semana, a ver a Omosefe y al ni?o. Sostiene que Osagi nunca estuvo desatendido. Y cuando sale en la conversaci¨®n el hecho de que Omosefe acab¨® trabajando de prostituta, y que el ni?o qued¨® a cargo de una pareja amiga de ella, se exalta: ¡°En todo el mundo hay prostitutas, pero no les quitan a sus hijos¡±.
En octubre de 2001, Omosefe es detenida y expulsada por no tener papeles. Dos d¨ªas antes de la deportaci¨®n ¡ªseg¨²n consta en el expediente judicial¡ª, su abogado advierte al Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 3 de Murcia de que la joven tiene un beb¨¦. A pesar de ello, Omosefe y Osagi son separados (en contra de lo que establece el convenio europeo de los derechos del ni?o). Ese es el origen inexplicable de este drama familiar: o el juzgado no registra la petici¨®n, o no la atiende, o no llega a coordinarse con la polic¨ªa y su aviso llega tarde, o alguien hace o¨ªdos sordos. En ninguna de las sentencias que ha generado esta causa en 11 a?os se aclara qu¨¦ es lo que ocurri¨® (porque el juicio no abord¨® ese asunto, sino solo si Osagi pod¨ªa ser dado en adopci¨®n o no). El caso es que la nigeriana es expulsada sin su hijo. Y ah¨ª termina la historia de Omosefe y Osagi ¡ªno se han vuelto a ver¡ª y empieza el calvario de Kelly Agbons.
¡°Este no es un caso de abandono, es un caso de robo. Espa?a me ha robado a mi hijo¡±, repite Kelly Agbons
Las autoridades de Murcia se dan cuenta enseguida de que se ha cometido un error ¡ªentre otras cosas, porque la prensa denuncia el caso y otro id¨¦ntico de otro ni?o nigeriano separado de su madre expulsada¡ª e intentan reagrupar a Omosefe con su hijo inmediatamente: piden a la Embajada de Nigeria que trate de encontrarla, pero es en vano. La mujer no aparece. Es lo que aleg¨® el Gobierno en el juicio, a?os m¨¢s tarde: que, una vez deportada, fue imposible volver a traer a la madre, y el ni?o ¡ªno hab¨ªa sido inscrito en el Registro Civil por sus padres¡ª qued¨® en un limbo jur¨ªdico, en manos de los servicios sociales.
Kelly Agbons no se lo cree. Dice que ¨¦l ha estado en contacto telef¨®nico con Omosefe todos estos a?os ¡ªasegura que ella ha delegado en ¨¦l la b¨²squeda del peque?o¡ª, y que si el Gobierno murciano hubiera querido localizarla a trav¨¦s de ese contacto, lo habr¨ªa hecho. ?l est¨¢ convencido de que lo que le pas¨® a su expareja ¡°no le habr¨ªa pasado a una mujer espa?ola¡±. ¡°Nos trataron as¨ª porque ¨¦ramos nigerianos¡±, afirma.
Pero adem¨¢s, insiste Kelly, es que no solo hab¨ªa una madre: hab¨ªa un padre. En cuanto ¨¦l se enter¨® de que Omosefe hab¨ªa sido expulsada y de que Osagi iba a ser internado en un centro de acogida, se present¨® en el Servicio del Menor de Murcia y comunic¨® que Osagi era su hijo. No ten¨ªa forma de demostrarlo, y aqu¨ª llega el segundo momento kafkiano de la historia: Kelly acude a hacerse las pruebas de paternidad a una cl¨ªnica, consigue que la Administraci¨®n autorice que se extraiga sangre al ni?o para comparar el ADN... pero, antes de proceder a la extracci¨®n, la cl¨ªnica extiende la factura: 200.000 pesetas (1.200 euros). ?l no tiene ese dinero, as¨ª que la prueba no se hace. Nadie le dijo que pod¨ªa acogerse al servicio de justicia gratuita y que la Administraci¨®n costease la prueba.
Era enero de 2002, Osagi ten¨ªa solo a?o y medio. Meses m¨¢s tarde era dado en acogida a un matrimonio espa?ol, con el que vive desde entonces y que lo adopt¨® definitivamente en 2007.
Seg¨²n la sentencia de Estrasburgo, del pasado 10 de abril, el Estado actu¨® con ¡°desidia¡±. Primero expulsando a Omosefe ¡°sin realizar las verificaciones previas y omitiendo la informaci¨®n facilitada al juzgado n¨²mero 3 [que la mujer ten¨ªa un beb¨¦]¡±; m¨¢s tarde, al no ayudar a Kelly ¡ªcuya situaci¨®n personal era de evidente ¡°vulnerabilidad¡±¡ª a demostrar la verdad cuando a¨²n estaba a tiempo. Despu¨¦s ya no fue posible: el ni?o crec¨ªa en otra familia, al tiempo que su padre ¡ªque logr¨® por fin hacerse la prueba de ADN en 2005 y fue as¨ª reconocido como padre biol¨®gico por un juez¡ª iba de pleito en pleito: del juzgado de Murcia a la Audiencia Provincial, de ah¨ª al Supremo y al Constitucional (que no admiti¨® el caso).
Ninguno le dio la raz¨®n. Todos reprodujeron, con distintas palabras, los argumentos de la primera sentencia de 2006, la del Juzgado de Primera Instancia y Familia n¨²mero 3 de Murcia: que la Administraci¨®n hab¨ªa hecho todo lo posible por reagrupar a Osagi con su madre; que Kelly no ten¨ªa derecho a reclamar porque hab¨ªa quedado ¡°acreditado¡± que ¡°incumpli¨® sus deberes paterno-filiales pr¨¢cticamente desde el nacimiento del menor¡±, al ¡°consentir¡± que Omosefe ejerciera la prostituci¨®n y ¡°abandonar¡± al ni?o al cuidado de terceros; que es cierto que se present¨® al principio a reclamar su paternidad, pero luego desapareci¨® durante dos a?os y solo volvi¨® a intentarlo a partir de 2004, y, sobre todo, que separar a Osagi de su nueva familia a esas alturas habr¨ªa sido ¡°claramente perjudicial¡± para ¨¦l.
¡°?Yo no abandon¨¦ a mi hijo! Este no es un caso de abandono, es un caso de robo. Como los de esos ni?os que salen estos d¨ªas en la tele, que fueron robados por las monjas. Pero a m¨ª me lo rob¨® Espa?a¡±, se lamenta Kelly, y con la diferencia, subraya, de que a ¨¦l no le dijeron que su hijo hab¨ªa muerto: sabe que est¨¢ vivo y lo busca desde el primer d¨ªa. ¡°Cuando expulsaron a Omosefe y fui a Murcia, vi a Osagi. A¨²n no estaba con los servicios sociales. Pens¨¦ en cogerlo y traerlo conmigo a Barcelona, pero no quer¨ªa que pensaran que me lo llevaba a la fuerza. Quise hacerlo todo bien. Y al final han adoptado a mi hijo y yo no lo he vuelto a ver¡±.
El tribunal europeo est¨¢ de acuerdo en que la situaci¨®n de ¡°abandono¡± de Osagi ¡°
fue causada, al menos parcialmente, por la propia Administraci¨®n¡± y que la ¡°falta de v¨ªnculos¡± actual entre Kelly y Osagi no es imputable a Kelly, sino al tiempo que han pasado separados por la ¡°desidia¡± del Estado. Pero Estrasburgo no es qui¨¦n para ¡°sustituir a las autoridades nacionales¡± en el asunto de fondo: la adopci¨®n de Osagi. Solo puede fijar una indemnizaci¨®n, y la fija en 8.000 euros. ¡°Vamos a denunciar a Espa?a ante el Comit¨¦ de Derechos Humanos de la ONU, y estamos estudiando presentar una demanda de nulidad del procedimiento de adopci¨®n¡±, explica Pablo Ruiz Palacios, el abogado que atendi¨® primero a Omosefe y despu¨¦s a Kelly. Es improbable que esa demanda prospere tantos a?os despu¨¦s, pero quiz¨¢ podr¨ªa dar lugar a que un juez dictase alg¨²n tipo de r¨¦gimen de visitas para que Kelly y Osagi vuelvan a verse. Aunque Kelly rechaza acuerdos: ¡°Yo quiero a mi hijo¡±.
Seg¨²n los informes de los servicios sociales que fueron presentados en el juicio, Osagi fue adoptado por una familia que lo quiere, lo cuida y le ha dado una vida muy feliz. ?Obligarle a cambiar ahora de familia no ser¨ªa demasiado doloroso para el ni?o? Kelly medita y responde: ¡°Es una buena pregunta. Pero es que yo soy su padre, yo llevo muchos a?os sufriendo. Y adem¨¢s, yo s¨¦ que mi hijo no es feliz. ?Sabe por qu¨¦? Porque es negro, es hijo de Kelly el nigeriano, no es hijo de espa?ola. En la escuela los ni?os le amenazar¨¢n, le dir¨¢n: ¡®t¨² eres un negro, esa no es tu familia¡¯. Yo estoy muy preocupado por eso. Conmigo no sufrir¨ªa¡±.
El abogado Ruiz Palacios aleg¨®, en uno de sus recursos a las sentencias en contra, que hab¨ªa que reagrupar a Osagi con su padre no pensando en el padre, sino en el hijo: para ¡°evitar desasosiegos futuros¡± a un ni?o que un d¨ªa, como muchos adoptados, podr¨ªa preguntarse por sus or¨ªgenes. Kelly lo dice de otra manera: ¡°?Por qu¨¦ no piensa Espa?a en Osagi, que no conoce a sus padres? Mi hijo siempre estar¨¢ pensando en c¨®mo ser¨¢n sus padres, d¨®nde est¨¢n, c¨®mo buscarlos, y no podr¨¢ concentrarse¡±.
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