Jornaleros por las tierras p¨²blicas
Una treintena de campesinos en paro se encierran en una finca de C¨®rdoba en protesta por la venta de terrenos de la Junta de Andaluc¨ªa
Una mujer menuda de ojos negros y piel curtida por el sol se levanta de la siesta en un colch¨®n tirado en el suelo. De repente, descubre a un hombre montado a caballo que pisa el huerto que lleva mimando desde hace dos meses. Puro nervio, abronca a los treinta jornaleros que, junto a ella, han ocupado la finca de Somontes en Palma de Rio (C¨®rdoba). ¡°?Pero qu¨¦ haces ah¨ª con el caballo?¡±, se desespera esta mujer de 43 a?os que se ha ganado el respeto de los jornaleros y a la que muchos de ellos tratan como a una madre. Lola ?lvarez lleva toda su vida trabajando en el campo. Siempre ha luchado por los derechos de los jornaleros desde el sindicato andaluz de los trabajadores (SAT) y nunca hab¨ªa vivido una situaci¨®n tan cr¨ªtica como la que este a?o atraviesa el sector. Lleva meses en paro. Esta temporada la naranja sufri¨® una gran helada y no ha podido ir a recoger la cosecha. Por eso explica que no le ha quedado otra que ocupar las 400 hect¨¢reas que est¨¢n situadas a 12 kil¨®metros de Palma del R¨ªo de la que es propietaria la Junta de Andaluc¨ªa.
Estos agricultores han rescatado el viejo lema de ¡°la tierra para el que la trabaja¡± que a tantos campesinos uni¨® durante la Segunda Rep¨²blica. Los jornaleros cordobeses encontraron fuente de inspiraci¨®n en el modelo de Marinaleda (Sevilla). El alcalde, Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo, que lleva gobernando 33 a?os, vio en la ocupaci¨®n y resistencia una soluci¨®n al desempleo a finales de los setenta. Hoy en d¨ªa, este pueblo del interior de la provincia de Sevilla es de los pocos que presume de tener pleno empleo. Gordillo se ha implicado con los jornaleros del SAT. El defensor del pueblo andaluz, Jos¨¦ Chamizo, tambi¨¦n se desplaz¨® hasta la finca, y aplaudi¨® este tipo de iniciativas para evitar su subasta.
La ocupaci¨®n de la finca de Somontes empez¨® el pasado 4 de marzo. El mismo d¨ªa que sali¨® a subasta p¨²blica. Era la tercera vez, desde el 21 de junio de 2011, que la Junta la sacaba a la venta con un precio inicial de 1.524.146 euros. La puja qued¨® desierta y ante el temor de que la finca fuese ofertada a alg¨²n particular, el SAT decidi¨® tomarla. ¡°Ahora tiene m¨¢s f¨¢cil encontrar un comprador porque puede negociar el precio¡±, esgrime Lola. Si al final el Gobierno andaluz consigue vender Somontes, no ser¨ªa la primera vez que este terreno se convierte en propiedad privada.
Este trozo de tierra donde se ha cultivado intermitentemente avena, cebada, habas y girasoles era propiedad del marqu¨¦s de Montesi¨®n hasta 1991. Este a?o pas¨® a manos de la Administraci¨®n p¨²blica cuando el extinto Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA) le compr¨® los terrenos. Esta operaci¨®n se produjo al calor de la ley de reforma agraria que el Gobierno andaluz aprob¨® en 1984 para estimular y potenciar los cultivos, favorecer el crecimiento, crear el pleno empleo y corregir los desequilibrios rurales. Sin embargo, la Junta no le ha sacado suficiente provecho ya que fueron destinadas a cultivo de secano. O lo que es lo mismo, con el trabajo de tres agricultores asalariados durante tres meses es tiempo y mano de obra suficiente para sacarlas adelante.
El Ejecutivo andaluz ha visto en la venta de tierras una f¨®rmula para obtener dinero. Pero no est¨¢ funcionando seg¨²n lo previsto porque un a?o despu¨¦s de poner en marcha el plan, apenas ha ingresado 10,6 millones de euros, la s¨¦ptima parte del importe global. La finca de Somontes pertenece al lote de tierras (un total de 15.000 hect¨¢reas) por las que el Gobierno andaluz pretende ingresar 75 millones de euros. Los recortes han provocado un agujero negro en la Administraci¨®n. A la pregunta de cu¨¢ntas hect¨¢reas de tierra cultivable tiene en propiedad y cu¨¢ntas de estas est¨¢n bald¨ªas, la Junta andaluza declin¨® responder.
Los jornaleros de Somontes tienen la mirada puesta en el campo y en los tribunales. Ahora, este grupo de jornaleros okupas han modificado la labor al transformar estos cultivos en regad¨ªo. ¡°Al menos nosotros ya la estamos aprovechando porque en los ¨²ltimos a?os esto estaba sin trabajar¡±, explica Javier Ballestero Osuna. El agricultor se?ala la tierra a la entrada de la finca desde el coche, al que le ha hecho un puente para arrancarlo. ¡°Con tanto ajetreo el otro d¨ªa perd¨ª las llaves¡±, explica Javier. ¡°Yo no tengo estudios, solo s¨¦ cultivar la tierra, y t¨² me dir¨¢s qu¨¦ hago si no me sale trabajo¡±. Para los treinta jornaleros la resistencia en la finca se ha convertido en su primer objetivo.
Los jornaleros del SAT llevan encerrados 111 d¨ªas en Somontes. La Junta ha puesto a la venta las tierras para obtener dinero ante los recortes
Toque de diana a las siete de la ma?ana. Comienza el baile de jornaleros. Salen de cuatro habitaciones donde solo hay colchones ra¨ªdos en el suelo y montones de ropa. Aunque la finca es un ir y venir de gente, hay algunos fijos como Lola y su marido. O el caso de una familia de cuatro miembros que fue desahuciada el a?o pasado. Es la hora del desayuno. Con una taza de caf¨¦ de pucherillo en la mano, los jornaleros repasan el orden del d¨ªa en la cocina. Esta semana las decisiones est¨¢n orientadas en colocar las gomas para el sistema de riego. Es el momento de introducir un nuevo cultivo: el pimiento. Si todo sale seg¨²n lo previsto, en dos meses tendr¨¢n un nuevo ingrediente con el que elaborar sus platos. La subsistencia es la clave de su ¨¦xito. Hasta la fecha, su modesto huerto produce sand¨ªas, melones, pepinos, tomates y lechugas. Es solo el comienzo. A ninguno le gusta esta situaci¨®n, pero ¡°el que es trabajador no quiere vivir de limosnas¡±. A la larga vender¨¢n algunos de los productos.
La Junta procedi¨® al desalojo el 19 de abril, 10 d¨ªas despu¨¦s de la ocupaci¨®n. De madrugada, un centenar de labradores regresaron a Somontes para ocuparlo por segunda vez. Y ah¨ª se han quedado. El d¨ªa 15 de junio algunos fueron a declarar al Juzgado n¨²mero de 3 de Posadas. Les acusan de desobediencia a la autoridad. Despu¨¦s, regresaron a la finca.
Los parados han encontrado el apoyo de algunos simpatizantes del 15-M, que despu¨¦s de exportar su modelo a otros pa¨ªses ha visto en el mundo rural un espacio de donde sacar ideas. Lola viaj¨® hasta Madrid la pasada semana para participar en asambleas populares. En Somontes nadie tiene definida una hoja de ruta, pero todos coinciden en que mientras haya un parado y una tierra sin cultivar su lucha tiene sentido.
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