Un pa¨ªs en quiebra
Los recortes y los sacrificios eran imprescindibles, pero no est¨¢ escrito que hayan de recaer exclusivamente sobre los m¨¢s desfavorecidos
En la gran pel¨ªcula de Bob Fosse All that jazz,el relato de un humorista evocaba las sucesivas actitudes de quien conoce a partir de un momento la proximidad de la muerte. A las fases de incredulidad y protesta sucede finalmente la de resignaci¨®n. No importa ya conocer el origen de la enfermedad y se han borrado las expectativas de curaci¨®n. Solo cabe reconciliarse con aquello que va a suceder inexorablemente.
Cualquiera que sea el final de nuestra historia, algo as¨ª est¨¢ sucediendo con la evoluci¨®n de la crisis econ¨®mica en Espa?a. Tras un prolongado periodo de negaci¨®n de la realidad ¡ª¡°crisis, ?qu¨¦ crisis?¡±¡ª, canci¨®n preferida de Zapatero, lleg¨® el tiempo de la protesta, de la indignaci¨®n, y a continuaci¨®n de la esperanza en el valor taumat¨²rgico del cambio pol¨ªtico, para finalmente desembocar en la sucesi¨®n de quejas aisladas, dentro de un reconocimiento impl¨ªcito de la inevitabilidad de cuanto sucede, mientras d¨ªa a d¨ªa se suceden las informaciones acerca del avance imparable de la met¨¢stasis que afecta a nuestro cuerpo econ¨®mico.
Las reformas de los viernes son atracos donde se da un tajo hoy en lo mismo que ayer se anunci¨® respetar
Al mal gestor, Zapatero, le ha sucedido el mal m¨¦dico, Rajoy, a quien solo salva de momento y en parte su incorporaci¨®n a instancias europeas, en las cuales gracias a la llegada del socialista franc¨¦s Hollande y a la presencia del riguroso economista que es Monti van apareciendo expectativas de una futura recuperaci¨®n, en la que figurar¨ªamos una vez m¨¢s como furg¨®n de cola. Solo que de nada ha de servir una ayuda exterior si en Espa?a tiene lugar el desplome del sistema econ¨®mico. Los recortes y los sacrificios eran imprescindibles, sobre esto no ha de caber duda. Pero no est¨¢ escrito que los mismos hayan de recaer exclusivamente sobre los sectores m¨¢s desfavorecidos de la poblaci¨®n, mientras de los cuatro por cuatro hacia arriba no solo queda garantizada incidencia menor, sino que se ofrece la amnist¨ªa fiscal. Ni debe ser ignorado que bajo cualquier f¨®rmula de pol¨ªtica econ¨®mica han de ser respetados los equilibrios del sistema. Lo que sucede ahora mismo prueba las predicciones de hace unos meses: si destruyes de golpe el poder adquisitivo de las llamadas clases populares mediante despidos o rebajas dr¨¢sticas de salario, no puedes esperar otra cosa que un descenso brutal de la demanda, a la que siguen de modo inevitable cierres de empresas y baja en la recaudaci¨®n fiscal, por mucho que aumentes los tipos. Es el c¨ªrculo vicioso en el que nos hallamos inmersos. Y, en tercer lugar, las reformas han de encajar en un dise?o coherente, donde los pros y los contras de cada actuaci¨®n hayan de ser previamente sopesados. Nada de esto tiene lugar en la pol¨ªtica econ¨®mica de Rajoy. Las reformas de los viernes son atracos de los viernes, una cascada de medidas de emergencia, todas en la misma direcci¨®n, y donde se da un tajo hoy en lo mismo que ayer se anunci¨® respetar, y donde los sectores protegidos de nuestro ¡°partido de los empresarios¡±, como la banca, descubren un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n descomunales agujeros, por los cuales se escapa toda perspectiva de recuperaci¨®n. Para tapar esos agujeros, siempre la misma soluci¨®n: que paguen los de abajo. Y, last but not least, la irregularidad y el car¨¢cter contradictorio de esta sucesi¨®n de medidas tiene un ¨²ltimo efecto detestable: no es observable desde el exterior, a diferencia de Italia, una l¨®gica coherente de respuesta a la crisis. Cuando se habl¨® del rescate bancario, los corifeos de Rajoy celebraron en los medios lo bien que hab¨ªa ocultado a propios y extra?os la gravedad del problema, coincidiendo con su primera excursi¨®n al Mundial. La respuesta de los mercados fue inequ¨ªvoca: nuestro Gobierno suscita desconfianza.
No es observable desde el exterior en Espa?a, a diferencia de en Italia, una respuesta coherente a la crisis
?Qu¨¦ puede hacer la oposici¨®n en tales circunstancias? ¡°No es f¨¢cil¡±, dec¨ªan los cubanos para expresar las dificultades del ¡°per¨ªodo especial¡± en los 90. Otra cosa es que no intente ir m¨¢s all¨¢ de las condenas sumarias. El proyecto Hollande debiera servir de inspiraci¨®n. La abrumadora demanda social de claridad y de responsabilidades, tambi¨¦n. Conviene recordar su valoraci¨®n del ladrillo para comprobar hasta qu¨¦ punto Rubalcaba no es el hombre en condiciones de evaluar una situaci¨®n tan rotunda, y menos si la revisi¨®n cuestiona al Gobierno Zapatero: ¡°La burbuja inmobiliaria ¡ªexplicaba¡ª trajo muchas cosas, algunas buenas como el dinero, otras malas como el paro y luego la corrupci¨®n, que la ha habido [sic]¡±. L¨®gico que no fuera capaz ni deseara derribar el muro de Rajoy en las responsabilidades bancarias, mientras s¨ª es capaz de reducir al PSOE a una sola voz, la suya.
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