Un rinoceronte en la cristaler¨ªa
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, pone en dos meses a todos los jueces en su contra
Pocas, muy pocas veces, un personaje p¨²blico ha puesto de acuerdo en su contra a todo un colectivo con el que est¨¢ condenado a entenderse, a pactar y negociar. Pero el actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, en menos de dos meses, ha puesto de acuerdo a la inmensa mayor¨ªa de la carrera judicial, empezando por todas las asociaciones judiciales, incluida la conservadora Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura (APM), que siempre se hab¨ªa llevado de maravilla con la c¨²pula del PP, lo que le hab¨ªa servido para superar procesos espinosos como el caso Naseiro, o el caso G¨¹rtel, en el que cuando no se ha acabado la instrucci¨®n, ya se ha expulsado al juez que inici¨® la investigaci¨®n, Baltasar Garz¨®n, por las escuchas en prisi¨®n a los acusados y sus abogados.
Nada que ver con lo que le ocurri¨® al PSOE con Filesa o los GAL.
En los ¨²ltimos 20 a?os el que ha controlado el mundo de la justicia, repartiendo prebendas, haciendo sugerencias, indicaciones y manejando ese mundo era el exministro de Defensa, Federico Trillo, que llevaba con discreci¨®n y prudencia la fin¨ªsima tela de ara?a de esas relaciones.
Desaparecido Trillo de la escena jur¨ªdica, Gallard¨®n, que es fiscal de carrera, ha irrumpido arrasando. Aficionado a la visibilidad extrema, en su etapa de alcalde Gallard¨®n convirti¨® Madrid en un queso Gruyer, suprimi¨® los famosos scalextrics y, tuneladora en mano, sembr¨® la capital de pasos subterr¨¢neos al tiempo que endeudaba las arcas municipales.
Cuando le encomendaron la cartera de Justicia, cuyas competencias est¨¢n transferidas a muchas comunidades, Gallard¨®n no se desanim¨® y se propuso ejecutar el programa del PP: vuelta a la elecci¨®n de los vocales del Poder Judicial por los jueces, lo que beneficiar¨ªa a la conservadora APM; cadena perpetua revisable, aunque la legislaci¨®n ya permite que los terroristas no salgan de prisi¨®n en 40 a?os; y revisi¨®n de la normativa sobre el aborto, eliminando la ley de plazos.
Lo que fue una sorpresa es que, aprovechando las secuelas del desprestigio del Consejo del Poder Judicial por los viajes de fines de semana caribe?os de su presidente, Carlos D¨ªvar, Gallard¨®n pretendiera meter una estocada de muerte al Consejo.
El ministro hab¨ªa encontrado en D¨ªvar un aliado, que se plegaba a sus peticiones, lo contrario que los vocales de la APM, encabezados por Manuel Almenar, que ten¨ªan el control de los nombramientos de los cargos judiciales, en componenda con Margarita Robles, que controla hasta tres votos de Jueces para la Democracia.
Por eso, cuando estall¨® el esc¨¢ndalo del presidente, Gallard¨®n, a trav¨¦s de su secretario de Estado, Fernando Rom¨¢n, que le fue impuesto, imparti¨® instrucciones a sus vocales afines en el Consejo para que le mantuvieran en el cargo. Lleg¨® a decir que D¨ªvar saldr¨ªa reforzado de la crisis.
Pero D¨ªvar ten¨ªa los pies de barro y, pese a que la Fiscal¨ªa del Estado y 11 de los 15 compa?eros de la Sala Segunda le echaron una mano, declarando que no hab¨ªa malversaci¨®n, cada vez que trataba de ofrecer una coartada, alguien sal¨ªa a desmentirle. La APM le puso en la tesitura de renunciar o ser expulsado. Y ante los n¨²meros, a D¨ªvar no le qued¨® otro remedio que acceder.
El ministro pod¨ªa haber esperado que, debido a la tremenda divisi¨®n en el Consejo, los vocales fuesen incapaces de encontrar un sustituto para D¨ªvar. Y probablemente habr¨ªa ganado. Pero su impaciencia le llev¨® a plantear un proyecto de reforma de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, que es una declaraci¨®n de guerra a los jueces, ya que trata de reducir al tercer poder del Estado y sus amplias atribuciones a una especie de ap¨¦ndice de su ministerio.
De modo que todo el Consejo a excepci¨®n de sus cuatro vocales afines, Fernando de Rosa, Antonio Dorado, Concepci¨®n Espejel y Claro Jos¨¦ Fern¨¢ndez, se ha rebelado y clama venganza. Para ello resulta imprescindible que cristalice en un presidente presentable y que pueda hacer frente al rodillo de la mayor¨ªa absoluta del PP; aunque hace tiempo, al PSOE no le desagradaba una idea similar de desactivar al Consejo, por lo que no se descartan sus apoyos.
Los vocales llevan m¨¢s de 14 horas de reuniones sin ponerse de acuerdo, pero son conscientes de que del martes ¡ªcuando est¨¢ convocado el pleno¡ª no puede pasar sin que la instituci¨®n tenga nuevo presidente. Y mientras, Gallard¨®n, se maneja entre los jueces con la desenvoltura de un rinoceronte entre piezas de cristaler¨ªa.
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