Gonzalo Moliner, nuevo presidente del Poder Judicial y del Supremo

Una larga guerra de poder, la extra?a alianza entre progresistas y conservadores m¨¢s pr¨®ximos al Gobierno y el enconamiento de las asociaciones de jueces y fiscales en pie de guerra contra el ministro de Justicia han llevado a un progresista a la presidencia del Consejo General del Poder Judicial.

Gonzalo Moliner ser¨¢ el presidente del Consejo y del Tribunal Supremo. Al tercer intento y despu¨¦s de m¨¢s de 14 horas de votaciones, los 20 vocales eligieron este martes al magistrado del Supremo, fundador de la asociaci¨®n progresista Jueces para la Democracia y cr¨ªtico con la reforma laboral, para cubrir el cargo que dej¨® vacante Carlos D¨ªvar con su dimisi¨®n.

Por primera vez en democracia, el Consejo ha ejercido su funci¨®n legal de elegir libremente a un presidente sin esperar a que el Gobierno de turno le presentara un candidato para limitarse a refrendarlo. Esta vez, hab¨ªa habido un trabajo previo de intensa negociaci¨®n y, adem¨¢s, se estableci¨® un sistema de votaci¨®n por descartes, para que fuera posible que alg¨²n candidato llegara a los 12 votos precisos. Al reiniciarse este martes el pleno, el presidente en funciones, Fernando de Rosa, someti¨® primero a votaci¨®n el nombre de Ram¨®n Ferr¨¢ndiz, expresidente de la conservadora Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura. Al no alcanzar los votos precisos, se puso sobre la mesa el nombre de Moliner, que obtuvo 12 votos, por cinco en contra y tres en blanco.

Las votaciones son secretas y, por tanto, es imposible saber exactamente a qui¨¦n vot¨® cada vocal. Es seguro que el elegido tuvo votos de progresistas y de alguno de los conservadores que le vieron como mal menor. Tambi¨¦n el del presidente en funciones, el conservador De Rosa, que se hubiera quedado sin vicepresidencia si se hubiera elegido a un representante de la APM. Posiblemente, los de Antonio Dorado, Concepci¨®n Espejel y Claro Jos¨¦ Fern¨¢ndez, los m¨¢s pr¨®ximos al PP.

Entre los progresistas, apoyaron a Moliner Gabriela Bravo, Almudena Lastra, Miguel Carmona y Jos¨¦ Manuel G¨®mez Ben¨ªtez. Este ¨²ltimo fue quien puso ese nombre sobre la mesa la pasada semana y uno de los m¨¢s activos en los d¨ªas previos para llegar a un acuerdo en torno a ¨¦l. Es decir, el vocal que forz¨® la dimisi¨®n de D¨ªvar con la denuncia de sus gastos es quien ha propuesto al que finalmente le sustituir¨¢.

Miguel Carmona, progresista, defendi¨® la propuesta por ¡°su proyecci¨®n de futuro para el resto del mandato de este Consejo, al enmarcarse en un esp¨ªritu de consenso general¡±. Carmona fue quien marc¨® el n¨²mero de Moliner dentro del pleno, para que De Rosa le comunicara la elecci¨®n y obtuviera su aceptaci¨®n

Margarita Ur¨ªa, propuesta por el PNV, tambi¨¦n apoy¨® a Moliner. Lo mismo hizo Ram¨®n Camp, propuesto por CiU. Los cinco votos en contra parecen corresponder a miembros de la conservadora APM enfrentados al Gobierno, es decir, Manuel Almenar, P¨ªo Aguirre, Miguel Collado, Antonio Monserrat y Gemma Gallego.

Varias fuentes atribuyeron a los progresistas Margarita Robles, Inmaculada Montalb¨¢n y F¨¦lix Az¨®n los votos en blanco. Sin embargo, la propia Robles asegur¨® a este peri¨®dico que primero vot¨® a Ferr¨¢ndiz, pero que una vez rechazado ese candidato, vot¨® luego a favor de Moliner, por entender que era un candidato de prestigio y consenso que permit¨ªa desatascar la crisis institucional.

Inicialmente, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, era partidario de no nombrar ahora presidente alguno, pero una vez puesto en marcha el proceso lo que quiso evitar es que fuera Ferr¨¢ndiz, a pesar de ser un magistrado conservador. Ferr¨¢ndiz era patrocinado por Robles y Manuel Almenar, entre otros, como candidato de confrontaci¨®n con el ministro y radicalmente opuesto a la reforma del Consejo que impulsa Gallard¨®n. Robles y el conservador Almenar han sido en la pr¨¢ctica quienes han decidido en el Consejo en la etapa de D¨ªvar, quien prefiri¨® ejercer una presidencia representativa que dejara en manos de esos dos vocales de los dos sectores las decisiones. Por eso, aunque parezca parad¨®jico, una vez perdida la batalla para mantener a De Rosa, Gallard¨®n ve¨ªa bien a Moliner. Su voluntad, en confluencia con la de conservadores pr¨®ximos a ¨¦l y de progresistas como G¨®mez Ben¨ªtez; Carmona y Bravo, entre otros, era evitar a toda costa que ganaran Robles y Almenar. ¡°Que no ganaran los pir¨®manos¡±, resumen fuentes del Gobierno.

Moliner, a ojos del Gobierno, representa un mal menor y una posici¨®n moderada, opuesta a la reforma del Consejo, pero dispuesto a negociar y buscar acuerdos. Hay que tener en cuenta que la lucha de poder desatada tras la dimisi¨®n de D¨ªvar se produce en el momento en el que todas las asociaciones de jueces y fiscales han hecho un ins¨®lito comunicado en el que se rechaza el proyecto de Gallard¨®n, se oponen al recorte de salarios p¨²blicos y se anuncia el estudio de una huelga en la Administraci¨®n de justicia.

Ese car¨¢cter moderado qued¨® de manifiesto este martes en sus primeras declaraciones, en las que neg¨® que el ministro de Justicia est¨¦ desmantelando el Poder Judicial y asegur¨® que no son ¡°convenientes¡± los paros anunciados por las asociaciones de jueces y fiscales ante los recortes del Gobierno.

La reforma de Gallard¨®n reduce las funciones del Consejo para que los vocales dejen de tener dedicaci¨®n exclusiva. Ha sido rechazado por todos los sectores judiciales y significativamente los m¨¢s opuestos y radicales son los conservadores de la APM. El ministro ha mantenido ya contactos con el PSOE para lograr un consenso. Para eso ha aparcado la propuesta program¨¢tica de elecci¨®n judicial de los vocales y tiene previsto enviar en los pr¨®ximos d¨ªas a las asociaciones la propuesta. Gallard¨®n asegur¨® este martes que ¡°no hay ni una sola de las competencias¡± del Consejo que pasen al ministerio en la nueva.

Moliner, presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, se ha pronunciado p¨²blicamente en contra de la reforma laboral aprobada por el Gobierno. Incluso apunt¨® la posibilidad de plantear una cuesti¨®n de inconstitucionalidad, por entender que choca con la Constituci¨®n.

Gabriela Bravo seguir¨¢ en principio como portavoz del Consejo. Este cargo ha estado sobre la mesa en las negociaciones para recabar apoyos en los ¨²ltimos d¨ªas, pero la soluci¨®n de Moliner deja a salvo a Bravo quien, adem¨¢s, es vista con buenos ojos por el Gobierno, pese a ser progresista.

La guerra no ha acabado, porque los vocales Margarita Robles, F¨¦lix Az¨®n e Inmaculada Montalb¨¢n hicieron p¨²blica una nota en la que mostraron su satisfacci¨®n por la elecci¨®n de Moliner y se?alaban que antes de las votaciones el pleno hab¨ªa acordado un programa de trabajo con el que defender la autonom¨ªa e independencia del Poder Judicial. Y el Consejo emiti¨® poco despu¨¦s un comunicado en el que se asegura que ¡°ni en las reuniones mantenidas durante la pasada semana ni en la reanudaci¨®n de hoy se ha acordado programa de trabajo alguno y, en consecuencia, no se ha exigido al candidato elegido para presidir el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial ning¨²n compromiso previo¡±.

Este Consejo acaba su mandato en septiembre de 2013, salvo que en esa fecha los dos principales partidos no alcancen un pacto para su renovaci¨®n. Los vocales no pueden ser legalmente renovados, pero el presidente s¨ª, aunque parece casi imposible que Moliner pueda ser reelegido.

Ahora, con mayor¨ªa absoluta del PP en las Cortes, habr¨¢ dos instituciones del Estado presididas por progresistas: el Tribunal Constitucional, con Pascual Sala, y el Consejo, con Moliner.