El 65% de los votantes populares y de los cat¨®licos, contra el aborto de Gallard¨®n

En un Gobierno desbordado por la crisis econ¨®mica que todo lo tapa, Alberto Ruiz-Gallard¨®n ha emergido como el ministro pararrayos, que acumula al malestar ciudadano por los recortes el rechazo a sus propuestas. La ¨²ltima, la de la eliminaci¨®n del supuesto de aborto de malformaci¨®n grave del feto, es rechazada por la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles, incluidos los votantes del PP y los cat¨®licos practicantes. Dos de cada tres votantes del PP, el 65%, y el 64% de los que se declaran cat¨®licos est¨¢n en contra, seg¨²n la encuesta de Metroscopia.

La interpretaci¨®n que se ha hecho de esa iniciativa es que Gallard¨®n pretende congraciarse con su electorado, pero hasta a sus votantes les parece excesiva esa vuelta al pasado m¨¢s remoto, previo a la ley de 1985 en alguno de sus supuestos. Ni para eso le sirve. Los ciudadanos, seg¨²n se desprende de la encuesta, no aceptan los incumplimientos flagrantes de los programas electorales. El del PP hablaba de forma ambigua de cambiar ¡°el modelo de la actual regulaci¨®n del aborto para reforzar la protecci¨®n del derecho a la vida, as¨ª como de las menores¡±, pero todos sus dirigentes, incluido Rajoy, se encargaron de dejar claro que se trataba de volver a la situaci¨®n previa a 2010, es decir, a la derogaci¨®n de la ley de plazos para recuperar los supuestos de salud de la madre, violaci¨®n y malformaci¨®n del feto.

As¨ª lo explic¨® Gallard¨®n como ministro de Justicia, hasta que ha colocado sobre la mesa una reforma no prevista que apunta a eliminar el supuesto de malformaci¨®n grave y que ni siquiera hab¨ªa sido barajada nunca por el PP: ni cuando estaba en la oposici¨®n y Zapatero promovi¨® la ley de plazos, ni entre 2000 y 2004, cuando gobern¨® con mayor¨ªa absoluta suficiente para ponerla en marcha. Ni Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar lleg¨® tan lejos.

El rechazo social es evidente y contundente: el 81% de los ciudadanos est¨¢ en contra de esta reforma y el porcentaje llega al 90% en el caso de los votantes del PSOE.

El gran argumento del PP en las anteriores legislaturas para oponerse a leyes de derechos sociales como la del aborto y la de matrimonio homosexual, entre otras, era precisamente el de la falta de consenso en la sociedad. Ahora solo el 14% de los espa?oles apoya la reforma Gallard¨®n.

Apenas un 27% de los votantes del PP, con los que el ministro quiere congraciarse, est¨¢ de acuerdo con lo que ha expuesto Gallard¨®n. Y en funci¨®n de las creencias religiosas declaradas de los encuestados, tampoco Gallard¨®n logra el apoyo de los supuestos destinatarios del mensaje: los cat¨®licos, practicantes o no, est¨¢n en contra. Ni siquiera hay justificaci¨®n religiosa, porque el rechazo va del 64% de los practicantes, al 85% de los no practicantes y alejados de la jerarqu¨ªa de la Iglesia. En contraste, el ministro de Justicia s¨ª ha orillado propuestas concretas de su programa electoral en busca del consenso con otros partidos, como el cambio en el sistema de elecci¨®n de los vocales del Consejo General del Poder Judicial. Ya matiz¨® la propuesta electoral de reclusi¨®n permanente revisable para limitarla a los terroristas; es decir, para dejarla en nada en el momento final de ETA.

Gallard¨®n, incompatible con la idea de pasar inadvertido dentro del Gobierno y asumir un papel secundario, paga por su osad¨ªa y su imagen se desploma, en el conjunto de un Ejecutivo con mala valoraci¨®n ciudadana. En menos de un mes, el ministro de Justicia pasa de un saldo negativo de 10, como el miembro del Gobierno mejor valorado, a -36, como quinto peor valorado. En este periodo ha vivido tambi¨¦n el caso D¨ªvar, con su fracasada apuesta inicial por la continuidad del entonces presidente del Poder Judicial.