El precursor de la austeridad y sus recortes
El actual presidente de la Xunta ha gobernado desmontando los hitos del Ejecutivo anterior
Alberto N¨²?ez Feij¨®o (Os Peares, Ourense, 1961) gan¨® las elecciones auton¨®micas de 2009 con una estrepitosa campa?a contra ¡°los despilfarros¡± que hab¨ªan marcado la gesti¨®n de la anterior Xunta bipartita de socialistas y nacionalistas. Los populares la identificaron como un bigobierno que, por su propia condici¨®n, duplicaba gastos y cuya acci¨®n se dilu¨ªa por las rendijas de su falta de cohesi¨®n. Feij¨®o llegaba precedido por cierta fama de gestor al frente del Insalud y Correos, pero en la Xunta esa condici¨®n se ha limitado a algunos retoques cosm¨¦ticos, como la reducci¨®n de dos consejer¨ªas cuando sus respectivas titulares fueron reclamadas por Rajoy para desempe?ar cargos de segunda fila en Madrid, tras las elecciones generales de 2011. Todo lo dem¨¢s ha sido un desmantelamiento de los hitos del Gobierno anterior.
Feij¨®o impuls¨® alguna reforma, como el cat¨¢logo de medicamentos ¡ªprescripci¨®n de gen¨¦ricos¡ª, en aras de la austeridad, de la que se convirti¨® enseguida ¡ªantes de que Rajoy llegara a La Moncloa¡ª en adalid y precursor. Galicia hac¨ªa sus deberes ¡ªla contenci¨®n del d¨¦ficit¡ª antes de que nadie lo exigiera, lo que permit¨ªa a su presidente presumir de rigor y, a su vez, de que Galicia se situaba con ello en una posici¨®n de ventaja con respecto al conjunto remol¨®n de las comunidades aut¨®nomas.
La anticipaci¨®n de los recortes acercaba la recuperaci¨®n econ¨®mica; esta era la doctrina que se pregonaba. Pero la realidad demuestra que no ha sido as¨ª y que a los primeros recortes, con los socialistas a¨²n en el Gobierno, sucedieron los promovidos por el Ejecutivo de Rajoy, con un impacto devastador sobre los ¨ªndices macroecon¨®micos de la autonom¨ªa y sobre la econom¨ªa b¨¢sica de las familias.
Feij¨®o mostr¨® inusual presteza para atacar el gallego en la educaci¨®n ¡ªel ¡°biling¨¹ismo arm¨®nico¡±, asentado sin el menor conflicto desde su implantaci¨®n por Manuel Fraga¡ª, un ¨¢rea donde se han sucedido los episodios de conflicto hasta llegar al ¨²ltimo, la defensa de las subvenciones p¨²blicas a los colegios concertados (del Opus Dei) pese a su discriminaci¨®n por sexo. Por el camino, tambi¨¦n cerr¨® el grifo de las ayudas a las empresas y organizaciones dedicadas a la promoci¨®n cultural.
Otra de sus primeras medidas de gobierno fue la anulaci¨®n del concurso e¨®lico que hab¨ªa resuelto la Xunta bipartita. El reparto de megavatios conllevaba para los adjudicatarios la obligaci¨®n de desarrollar iniciativas industriales llamadas a reactivar la econom¨ªa. El PP convoc¨® otro concurso que no ha llegado a materializarse y, para colmo, el Tribunal Superior de Galicia ha declarado ilegal la anulaci¨®n del primero: dif¨ªcilmente podr¨¢ mejorarse ese desastre. Algo parecido sucedi¨® con el plan de acuicultura, igualmente estancado tras duplicarse, y tampoco la pol¨¦mica fusi¨®n de las cajas de ahorros le aporta cr¨¦ditos pol¨ªticos.
El presidente ha tratado de neutralizar esos fiascos con gestiones personales para que la petrolera Pemex d¨¦ carga de trabajo a los astilleros, sector estrat¨¦gico de la econom¨ªa gallega que lleva m¨¢s de la mitad de la legislatura en coma, pero de momento tampoco ha cuajado.
La consigna de austeridad ha amparado severos tijeretazos en sanidad y dependencia, en educaci¨®n y en las pol¨ªticas de empleo, pero la reforma de la Administraci¨®n, con adelgazamiento de organismos y chiringuitos para ahorrar, se ha quedado en puro amago. Como su interesado prop¨®sito de reducir el n¨²mero de esca?os para estas elecciones. La oposici¨®n la pint¨® como una tentativa de pucherazo, atajado ahora por la precipitaci¨®n de la convocatoria. Feij¨®o ha gobernado con la exigua mayor¨ªa de un esca?o, que ha impuesto frecuentemente sin concesiones, pero ahora apenas suma a sus logros algo que no sean los efectos comprobados de la austeridad.
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