El fiscal aval¨® sacar a otro etarra de la c¨¢rcel con un c¨¢ncer incurable
El recluso ten¨ªa una esperanza de vida similar a la de Uribetxeberria Bolinaga
Su padecimiento tambi¨¦n era ¡°grave e incurable¡±, como el del asesino y secuestrador Iosu Uribetxeberria Bolinaga. Un c¨¢ncer con met¨¢stasis. Y su pron¨®stico de supervivencia era similar. Un a?o. Pero la Fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional no se opuso en enero de 2011 a la excarcelaci¨®n del etarra Mikel Ib¨¢?ez Oteiza, condenado por el asesinato del industrial Francisco Javier Zabaleta en 1988 y que deb¨ªa salir de prisi¨®n en 2035. Tampoco le exigi¨® que rechazara expresamente la violencia y pidiera perd¨®n a las v¨ªctimas, como reclama ahora en el caso del etarra que rapt¨® al funcionario de prisiones Jos¨¦ Antonio Ortega Lara. Ib¨¢?ez falleci¨® a los tres meses de ser excarcelado.
Uribetxeberria, cuya salida aprob¨® el jueves el juez de Vigilancia de la Audiencia, Jos¨¦ Luis de Castro, pero sigue preso a la espera de que el fiscal decida antes del jueves si recurre, sufre un c¨¢ncer de ri?¨®n con met¨¢stasis en el cerebro y en un pulm¨®n. El diagn¨®stico de Oteiza era el de ¡°un linfoma no hodkiano de c¨¦lulas grandes con met¨¢stasis en un test¨ªculo¡± ¡ªque le fue extirpado¡ª y en un ri?¨®n, lo que le provoc¨® una insuficiencia renal y oblig¨® a hacerle un transplante de m¨¦dula.
El umbral de supervivencia en ambos casos tambi¨¦n era similar. Los informes m¨¦dicos de la prisi¨®n de Martutene, donde cumpl¨ªa Oteiza hasta su excarcelaci¨®n, lo situaban en un a?o y calificaban su situaci¨®n de ¡°desfavorable a corto plazo¡±. En el caso de Uribetxeberria, esa esperanza de vida fue situada inicialmente por el hospital Donostia de San Sebasti¨¢n, donde se le trata ahora, en un a?o, pero los informes posteriores recabados por De Castro en su visita al recluso y al centro hospitalario lo rebajaban a los tres meses y diez d¨ªas de media. Por ¨²ltimo, el informe forense, contrario a la excarcelaci¨®n, dejaba ese plazo vital en 11 meses y diez d¨ªas.
A diferencia de en el caso Bolinaga, en el de Ib¨¢?ez Oteiza el fiscal no exigi¨® el arrepentimiento y el perd¨®n expreso que el C¨®digo Penal establece como requisitos para la libertad de presos terroristas. Con el apoyo del ministerio p¨²blico, el juez De Castro entendi¨® que en los casos de ¡°enfermedades graves e incurables¡± solo se deb¨ªa valorar ¡°la dificultad para delinquir y la escasa peligrosidad¡±, baj¨ªsima en tumores tan avanzados. Que en los casos de etarras encarcelados con enfermedades graves, el distanciamiento de la banda y el reconocimiento del da?o causado solo era necesario si no hab¨ªa ¡°riesgo inminente para la vida¡±. El juez y el fiscal entendieron entonces que exist¨ªa ese riesgo en el c¨¢ncer con met¨¢stasis y un a?o de esperanza de vida de Ib¨¢?ez Oteiza. Ahora, sin embargo, los 11 meses y diez d¨ªas de umbral de supervivencia que el c¨¢ncer de ri?¨®n extendido al pulm¨®n y el cerebro otorgan a Uribetxeberria no son suficientes para el ministerio p¨²blico.
Juez y fiscal tambi¨¦n fueron de la mano en el caso de Sergio P¨¦rez Fuertes, condenado a cinco a?os por colocar un c¨®ctel molotov en un tren de cercan¨ªas en 1998. La libertad condicional se otorg¨® en este caso por el brote psic¨®tico que sufr¨ªa, pero ni el magistrado ni la fiscal¨ªa exigieron el abandono de la violencia y el perd¨®n. De Castro lo excarcel¨® y, debido a su enfermedad mental, propuso que fuera incapacitado.
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