Todos cre¨ªan que era una esp¨ªa
Perdi¨® los brazos y aprendi¨® a hacer cualquier cosa con los pies. Dio la vuelta al mundo. Pero republicanos y franquistas la enviaron a prisi¨®n
Lo nunca visto. El caso m¨¢s portentoso de reformaci¨®n humana mediante la voluntad. La artista sin brazos, ni los tiene ni los necesita. Es tiradora al blanco. Toca piano, viol¨ªn, acorde¨®n y xil¨®fono. Es profesora de caligraf¨ªa. Es una excelente mecan¨®grafa. Juega al billar y a cartas. Conduce un autom¨®vil con la ayuda de sus pies. Hace caricaturas de uno del p¨²blico. Hace toda clase de labores propias de su sexo: corta, enhebra una aguja, cose...¡±. As¨ª se anunciaba en 1933 la actuaci¨®n en un teatro de Lleida de Regina Garc¨ªa L¨®pez, La Asturianita. Una mujer exc¨¦ntrica con una vida de pel¨ªcula, a la que republicanos y franquistas encarcelaron por el mismo delito: espiar para el bando contrario.
Regina Garc¨ªa, segunda de ocho hermanos, hab¨ªa nacido en 1898 en Valtravieso, una aldea asturiana de 25 casas y 63 habitantes. Un accidente en el aserradero de su padre cuando ten¨ªa nueve a?os le arranc¨® los dos brazos. Un asturiano que se hab¨ªa hecho rico en Argentina se ofreci¨® a pagar su educaci¨®n en el Colegio del Asilo, donde iban los hijos de las mejores familias de Luarca. M¨¢s tarde, propuso a sus padres adoptarla y llev¨¢rsela a Buenos Aires, pero estos no aceptaron. Incluso contrat¨® a un especialista alem¨¢n para que le implantara unos brazos mec¨¢nicos. El experimento no funcion¨®.
Cuando Regina cumpli¨® los 15 a?os le dijeron que ten¨ªa que dejar sitio a otra ni?a en el colegio. Para entonces, hab¨ªa decidido que quer¨ªa ser maestra. ¡°La gente le dec¨ªa '?pero c¨®mo vas a ser maestra sin brazos? ?Olv¨ªdate! Duerme, come, reza¡±, relata su hijo Marcelino, de 86 a?os. ¡°Poco despu¨¦s intent¨® suicidarse tir¨¢ndose desde un acantilado¡±. Aquel d¨ªa vio, en el camino de regreso a casa, a unos titiriteros con monos que cog¨ªan cosas con las patas. ¡°Mi madre pens¨®: 'Si ellos lo hacen, yo tambi¨¦n'. Y empez¨® a ensayar haciendo garabatos con los pies. Pensaron que estaba chiflada¡±. Fue la primera vez que la dieron por loca. La primera de muchas. Pero Regina iba a recorrer el mundo y a hacerse rica con aquella locura.
Debut¨® en el Teatro Jovellanos de Gij¨®n, actuando para la infanta Mar¨ªa Teresa de Borb¨®n en 1917, y durante los a?os siguientes visit¨® 42 pa¨ªses de gira (Turqu¨ªa, Egipto, Brasil, Argentina, Venezuela, EE UU...) con su espect¨¢culo, siempre en teatros. Nunca quiso actuar en circos. En 1933, seg¨²n recoge Mar¨ªa Teresa Bertelloni, su nuera, en la biograf¨ªa Regina Garc¨ªa L¨®pez, La Asturianita, fue recibida por el presidente Roosevelt en la Casa Blanca, adonde lleg¨®, como era costumbre en sus actuaciones, conduciendo ella misma con los pies. El presidente estadounidense le tendi¨® instintivamente la mano y La Asturianita le ofreci¨® el pie.
En una de sus giras fue recibida por el presidente Roosevelt, que le extendi¨® instintivamente la mano. Ella le ofreci¨® el pie
En una de sus actuaciones, en Avil¨¦s, Regina conoci¨® al que ser¨ªa su marido, entonces, un admirador. Se casaron en 1922 y tuvieron tres hijos: Mar¨ªa, Marcelino y Juan, este ¨²ltimo nacido en mitad de una gira, en un barco de bandera alemana en aguas de las Azores. En 1928 se separaron. ¡°Mi madre ten¨ªa una personalidad arrolladora. Era un cerebro y los hombres en aquella ¨¦poca quer¨ªan ser tutores de las mujeres¡±, explica Marcelino. ¡°Lo mismo que le atrajo de ella fue lo que les separ¨®. Tengo la impresi¨®n de que mi padre se sent¨ªa desbordado por ella¡±.
El 27 de marzo de 1936, antes de comenzar una actuaci¨®n en un teatro de Luarca, Regina quiso hablar de s¨ª misma: ¡°Los ni?os hu¨ªan de m¨ª... Obtuve las primeras revelaciones de la compasi¨®n, que hiere, que humilla. Las gentes derramaban sobre m¨ª sus miradas piadosas. '?Pobre manquina!', dec¨ªan. '?Y para los suyos, qu¨¦ carga!'. Esto amargaba mi esp¨ªritu. Con la voluntad hecha acci¨®n, aprend¨ª, trabaj¨¦, gan¨¦, gast¨¦, so?¨¦, am¨¦ y realic¨¦, porque dentro de mi cuerpo mutilado est¨¢ el alma de una mujer de cuerpo entero...¡±. Y a continuaci¨®n, present¨® su gran proyecto, Selecci¨®n, con el que pretend¨ªa recaudar fondos en sus giras para pagar los estudios a chavales de aldea sin medios pero con aptitudes.
Recibi¨® muchas cr¨ªticas por aquel proyecto, como recoge Luis Gonz¨¢lez Fern¨¢ndez en Regina, el coraje de una mujer (Madu ediciones). El semanario La Democracia arremeti¨® contra ella por pretender educar a los ni?os ¡°sin Dios¡±. La Voz de Asturias la elogiaba: ¡°Es excepcionalmente culta y siente inclinaci¨®n fervorosa hacia la ense?anza (...) No ve¨¢is en ella el n¨²mero de variet¨¦s, ved en ella a Regina Garc¨ªa, altruista, fil¨¢ntropo, ap¨®stol¡±.
Es verdad que Regina era muy culta. Hablaba cinco idiomas: portugu¨¦s, franc¨¦s, ingl¨¦s, alem¨¢n e italiano. Por eso el encargado de informaci¨®n del Ministerio de la Guerra, ?ngel Pedrero, le propone trasladarse a Francia para espiar para la Rep¨²blica. Regina se niega. Hab¨ªa llegado a Madrid poco antes de que estallara la Guerra Civil con un contrato en La Zarzuela para recaudar fondos para los ni?os de Luarca. Y en abril de 1937 es encarcelada en la prisi¨®n de Ventas, acusada de espiar para los franquistas.
Al caer Madrid en manos del bando nacional, el 1 de abril de 1939, Regina sale de la c¨¢rcel. Pero por poco tiempo. Para celebrar su libertad, decide ir al cine. Llevaba un vestido-capa que disimulaba su defecto y al terminar la pel¨ªcula fue la ¨²nica que no hizo el saludo fascista. ¡°?Brazo en alto!¡±, le grit¨® un falangista. ¡°Yo no levanto el brazo ni aunque me lo pida el mism¨ªsimo Franco¡±, contest¨®. ¡°Pues queda usted detenida¡±. El episodio lo cuenta ella misma en su diario y lo recuerda bien Marcelino: ¡°Mi madre no se callaba nunca. Protestaba sin medir las consecuencias. Era muy temperamental¡±. Regina termin¨® mostrando al falangista que no ten¨ªa brazos y explic¨® que acababa de salir de la c¨¢rcel, donde la hab¨ªan metido los republicanos. La dejaron marchar, pero ella ver¨ªa varias veces a aquel falangista espi¨¢ndola. Poco despu¨¦s, el R¨¦gimen le pide que colabore como soplona. Regina tambi¨¦n se niega esta vez y es encarcelada de nuevo, ahora por los franquistas. La prisi¨®n de Ventas es ahora un penal abarrotado en el que ingresan cada d¨ªa entre 80 y 100 reclusas, seg¨²n recoge Gonz¨¢lez Fern¨¢ndez en su libro. Durante su estancia ser¨¢ trasladada varias veces al psiqui¨¢trico. Ella misma explica en su diario que ten¨ªa alucinaciones. ¡°Voy perdiendo la noci¨®n de todo y los ruidos en mi imaginaci¨®n son completamente distintos a lo que deben ser...¡±. El 5 de agosto de 1939, Regina oye llamar a 13 compa?eras que ser¨¢n fusiladas esa madrugada y pasar¨ªan a la historia como Las 13 rosas.
El 3 de marzo de 1942 se celebra su juicio. ¡°Llev¨¢bamos seis a?os sin ver a mi madre y casi no llegamos ese d¨ªa porque a mi t¨ªo le parec¨ªa un capricho gastar el dinero en que viaj¨¢ramos a Madrid para el juicio¡±, recuerda Marcelino, que entonces ten¨ªa 16 a?os. El que no estuvo fue su marido.
El juicio dura ocho horas. Tres agentes franquistas la acusan de crear ¡°una vasta organizaci¨®n internacional calificada por ella como Selecci¨®n, de corte mas¨®n¡±. Falange dice que es ¡°bastante peligrosa¡±. La polic¨ªa militar de Madrid la considera, sin embargo, ¡°afecta al glorioso movimiento nacional y pol¨ªticamente de toda confianza, habiendo estado presa con los rojos la mayor parte de la guerra y adquiriendo su libertad el mismo d¨ªa de la liberaci¨®n de Madrid¡±. La Guardia Civil de Luarca advert¨ªa: ¡°Muy propagandista del comunismo. Es peligros¨ªsima para la causa ya que por su cultura se desenvuelve con mayor facilidad¡±. Y en el informe de Sanidad Militar se lee: ¡°Habla en tono autoritario. Aunque perfectamente l¨²cida, sus contestaciones se desv¨ªan enseguida del tema principal a asuntos accesorios de que ella quiere hablar. Niega las sospechas que pesan sobre ella como esp¨ªa internacional y dice que es v¨ªctima de una intriga. Los m¨¦dicos que suscriben opinan que padece una parafrenia sistem¨¢tica¡±. El fiscal pidi¨® para ella la pena de muerte por ¡°prestar servicios como confidente a las ¨®rdenes del subnegociado de servicios especiales del Estado Mayor Rojo¡±. Finalmente, fue absuelta por loca, pero enviada a un psiqui¨¢trico.
Un a?o despu¨¦s, Regina segu¨ªa recluida en la sala de dementes de un hospital. Y all¨ª muri¨® el 19 de mayo de 1942. Su abogado lleg¨® un d¨ªa tarde: el 20 de mayo de 1942 pidi¨® que le dieran la libertad total.
Los franquistas se incautaron de todos sus bienes. Marcelino cree que su madre no muri¨® de tifus, como le dijeron, sino que fue envenenada. ¡°En su diario hab¨ªa dejado escrito que tem¨ªa por su vida¡±, explica. ¡°No estaba loca, pero no era una mujer corriente. Yo la admiraba much¨ªsimo, como si no fuera mi madre. Me parec¨ªa infalible¡±.
Regina Garc¨ªa ten¨ªa 44 a?os el d¨ªa que muri¨®. Le hab¨ªa dado tiempo a recorrer el mundo, a enamorarse, a ser madre, a demostrarle a todos que pod¨ªa hacer mucho m¨¢s que comer, dormir y rezar.
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