Euskadi no es igual que Catalu?a

En v¨ªsperas de las elecciones vascas de 2001, el reci¨¦n desembarcado candidato del PP, Jaime Mayor, escenific¨® en torno a ¨¦l un acto masivo en un hotel de Madrid que parec¨ªa m¨¢s su despedida para la reconquista de Euskadi que el precalentamiento de la confrontaci¨®n electoral con el candidato del PNV, Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Eran las ¡°elecciones m¨¢s importantes¡± de la historia porque el Pa¨ªs Vasco ¡°se la jugaba¡±, se dec¨ªa entonces.

Por eso es un t¨®pico decir que las elecciones vascas del 21-O son ¡°cruciales¡± para Euskadi. Tambi¨¦n por eso, este jueves, Antonio Basagoiti, en su acto de Madrid, acompa?ado por Rajoy, fue menos ¨¦pico que su antecesor. Es verdad que apunt¨® el riesgo de que el soberanismo catal¨¢n contagie al nacionalismo vasco y pidi¨® el apoyo al PP como muro contenedor. Pero evit¨® la parafernalia de Mayor.

Es cierto que estas elecciones vascas tienen una singularidad: son las primeras que se celebran sin ETA; en las que el nacionalismo ser¨¢, con toda probabilidad, mayoritario en el Parlamento vasco, por el regreso de la izquierda abertzale, tras su legalizaci¨®n; y se producen en plena efervescencia soberanista catalana. Esa singularidad hace que sean las elecciones gallegas ¡ªno las vascas¡ª las que se midan en clave espa?ola, con la confrontaci¨®n PP-PSOE como protagonista.

En todo caso, la situaci¨®n no se vive en Euskadi con el dramatismo de hace 11 a?os. El favorito en las encuestas, el candidato del PNV, I?igo Urkullu, no es Ibarretxe. Hace una semana estuvo en Madrid, en el mismo foro que Basagoiti, y dej¨® sentado que su prioridad es la salida a la crisis econ¨®mica, que en ning¨²n momento vincul¨® a una reivindicaci¨®n soberanista de Euskadi, posibilidad que plantea Mas para Catalu?a. Lo mismo que Patxi L¨®pez, que, adem¨¢s, como lehendakari ha logrado una sustancial rebaja de la crispaci¨®n territorial y ha ayudado al final de ETA.

Urkullu, uno de los pol¨ªticos mejor informados sobre la situaci¨®n econ¨®mica, sabe que no es posible construir un pa¨ªs sin una base econ¨®mica s¨®lida. Por eso su proyecto de Nuevo Estatuto Pol¨ªtico est¨¢ postergado a 2015 y se ha comprometido a que ¡°tendr¨¢ un apoyo m¨¢s amplio¡± que el vigente Estatuto de Gernika, de 1979.

Una diferencia clave entre la situaci¨®n catalana y la vasca radica en que Urkullu est¨¢ vacunado porque vivi¨® la experiencia del plan Ibarretxe. No est¨¢ dispuesto a pactar con la izquierda abertzale, como hizo Ibarretxe, porque qued¨® aislado al romper los puentes con el PP y el PSE y, despu¨¦s, al perder su ¨²nico apoyo posible, la propia izquierda radical. Urkullu, que ha recuperado la centralidad del PNV, no quiere que la historia se repita. Y prueba de la confianza que inspira es que el propio Basagoiti admite su disposici¨®n a apoyar su investidura si es necesario para bloquear a la izquierda abertzale. Lo que no har¨ªa con Ibarretxe.

Es verdad que no es lo mismo que el PNV logre dos o cinco esca?os por encima de la izquierda abertzale. Eso puede condicionar el discurso de Urkullu, pero no sus prioridades: la salida a la crisis econ¨®mica y la gesti¨®n del final de ETA, que, aunque ahora est¨¢ en segundo plano, tiene una trascendencia hist¨®rica.