Luis G¨®mez Llorente, temible dial¨¦ctico y socialista cabal
De verbo elocuente, formas decimon¨®nicas, corbata indefectible y sombrero de ala estilo Bogart.
Durante el juicio, o quiz¨¢ poco antes de terminar, el presidente de la Sala se dirigi¨®, uno a uno, a los acusados para preguntarles si profesaban ideas socialistas. Uno de ellos, puesto en pie respetuosamente, contest¨®: ¡°S¨ª, se?or presidente, soy socialista¡±.
Quien as¨ª respond¨ªa se llamaba Luis G¨®mez Llorente, que estaba siendo enjuiciado por delito de propagandas ilegales, junto con Miguel ?ngel Mart¨ªnez y Miguel Boyer. Era el primer juicio de verdad que yo presenciaba. Nunca se me olvid¨® aquello, por esa circunstancia y porque Luis hab¨ªa sido compa?ero de estudios, en Derecho, primero y luego, en Filosof¨ªa.
En Derecho, Luis fue uno de los animadores de la revista Omnis fundada entre varios universitarios de primero en el curso 1956-1957. Recuerdo que en el n¨²mero de marzo aparec¨ªa bien destacada la firma de G¨®mez Llorente polemizando con ardor frente a la posible vuelta de la Monarqu¨ªa ¡°del Sr. Pem¨¢n¡±, considerada por Luis un retroceso. Pem¨¢n hab¨ªa argumentado en Abc a favor de una restauraci¨®n mon¨¢rquica en Espa?a. Luis, despu¨¦s de reconocer el ¡°impecabil¨ªsimo estilo¡± de Pem¨¢n, arremet¨ªa contra la tesis defendida por el ilustre gaditano de que ¡°la historia avanza apoy¨¢ndose en continuas restauraciones y vueltas atr¨¢s¡±. G¨®mez Llorente afirmaba con ¨¦nfasis que esas ¡°restauraciones no podr¨¢n detener el curso de la humanidad, ni el ¨ªmpetu de la masa, que discurre como r¨ªo desbordado¡±. Luis era ya entonces un temible dial¨¦ctico, terne y cori¨¢ceo, de verbo elocuente, formas decimon¨®nicas, corbata indefectible y sombrero de ala estilo Bogart. Reivindicaba, en realidad, la Rep¨²blica (y hasta la Revoluci¨®n), en la forma solapada que entonces cab¨ªa, pero que para todos nosotros resultaba inequ¨ªvoca. Su art¨ªculo no escap¨® a la diligente atenci¨®n de la pol¨ªtico-social, que pululaba por la facultad, y que desde entonces no le perdi¨® ojo.
Luego, en la Facultad de Filosof¨ªa, Luis Llorente sigui¨® manteniendo con vigor sus ideas. Recuerdo tambi¨¦n que, en una C¨¢mara Sindical muy tensa que lleg¨® a presidir ¡ªalgo ins¨®lito¡ª el decano Cam¨®n Aznar, mi compa?ero y amigo defini¨® al SEU como ¡°instrumento pol¨ªtico de opresi¨®n en manos del Estado para mantener el orden en la Universidad y conseguir la enajenaci¨®n intelectual de la juventud hacia la doctrina falangista y totalitaria del r¨¦gimen¡±, momento en que el jefe del SEU del distrito all¨ª presente orden¨® interrumpir su intervenci¨®n. El decano, Cam¨®n Aznar, autoriz¨®, no obstante, que continuase Luis en el uso de la palabra hasta que afirm¨® que tanto el SEU como el R¨¦gimen estaban organizados de acuerdo ¡°con la cl¨¢sica pir¨¢mide de poder, estructura caracter¨ªstica de todos los reg¨ªmenes totalitarios¡±. En este momento, Cam¨®n, aterrado, suspendi¨® el acto.
En realidad, Luis se la ven¨ªa jugando con valent¨ªa. Ya hab¨ªa sufrido un cobarde ataque por parte de los falangistas de una centuria, que bien conoc¨ªamos en la Universidad. Un d¨ªa le taparon la cara con una gabardina, se lo llevaron a los servicios, pr¨®ximos al Sal¨®n de Grados de Derecho, y le dieron una gran paliza. Yo le vi salir sangrando por la nariz y diciendo que no hab¨ªa sido nada.
M¨¢s adelante fue procesado, tras un registro en casa, porque apareci¨® en ¨¦l una pistola. No lleg¨® a mayores el asunto porque el arma no era suya, sino de un militar y adem¨¢s estaba herrumbrosa e inutilizable.
Pero al final lo consiguieron. Hab¨ªa cometido el delito de ¡°propagandas ilegales¡±. Tengo en mis manos la sentencia de 30 de julio de 1962, dictada por la Secci¨®n 4? de la Audiencia Provincial de Madrid en el sumario 94/62, procedente del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 13. Fue ponente don Gaspar D¨¢vila y le acompa?aron en tan alta ocasi¨®n sus compa?eros de magistratura, se?ores Jos¨¦ Espinosa Herrera y Adolfo Su¨¢rez Manteola. De Luis y de Miguel ?ngel se dice que ¡°profesan ambos las ideas del socialismo marxista¡± y que organizaban en Espa?a las Juventudes Socialistas. Y, por si fuera poco, que en abril de 1961 hab¨ªan viajado nada menos que a Toulouse, visitando la sede del Partido Socialista y entrevist¨¢ndose con ¡°individuos exilados¡±. Volvieron a hacerlo en noviembre, y Miguel ?ngel incluso fue a Suiza y se trajo ejemplares del peri¨®dico socialista Renovaci¨®n; recibi¨® este 10.000 pesetas para organizar las Juventudes Socialistas y entrambos alquilaron una habitaci¨®n en la calle de la Encina, 5 y 7, de Madrid, en la que hab¨ªa una multicopista, papel y hasta tinta. De Boyer dice que profesaba ¡°ideas liberales y democr¨¢ticas¡±. Ten¨ªan adem¨¢s en casa libros muy subversivos, entre los que se llega a citar uno de Tom¨¢s Elorrieta y Artesa titulado Liberalismo. A Luis y a Miguel ?ngel les cayeron siete meses de prisi¨®n y 7.000 pesetas de multa. Miguel Boyer fue absuelto.
Juan Antonio Ortega D¨ªaz-Ambrona es consejero electivo de Estado.
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