Soberanismo y rescate planean sobre el voto de vascos y gallegos
Rajoy conf¨ªa en ganar Galicia y evitar otro tropiezo El PSOE espera un milagro en la Xunta La participaci¨®n de Bildu deja al PNV a un paso del Gobierno vasco
A un paso del naufragio financiero, con el presidente Mariano Rajoy pendiente de un rescate contra el que batalla desde hace 10 meses recortando gastos, derechos y servicios, y con el malestar social anclado en las calles de toda Espa?a, dos comunidades hist¨®ricas ¡ªGalicia y Pa¨ªs Vasco¡ª acuden hoy a las urnas de manera anticipada para decidir su futuro en plena tormenta.
A esta situaci¨®n de alta tensi¨®n social por la depresi¨®n econ¨®mica se sum¨® en las ¨²ltimas semanas el pulso independentista del Gobierno de Catalu?a. Su apuesta separatista irrumpi¨® con estruendo en el debate electoral. En estas circunstancias, los ecos de la disputa por el poder en Euskadi y Galicia apenas traspasaron esos territorios donde el resultado parece cantado, o casi.
Todas las encuestas vaticinan que gallegos y vascos pondr¨¢n su futuro en manos de los mismos partidos que han gobernado en los dos territorios casi siempre en la reciente etapa democr¨¢tica.
El Partido Popular ha mandado en Galicia durante 24 de los 30 a?os de existencia de esa comunidad. El Partido Nacionalista Vasco ha presidido Euskadi en 26 de los 32 a?os de su historia reciente.
La jornada electoral del 21-O dirime algunas cuestiones relevantes para el futuro de esas dos autonom¨ªas, para la situaci¨®n de los dos partidos hegem¨®nicos, PP y PSOE, y para la convivencia pol¨ªtica de los pr¨®ximos a?os en Espa?a. Estas son algunas de las claves para entender las consecuencias de la jornada electoral:
Galicia evita las malas noticias
El presidente gallego, Alberto N¨²?ez Feij¨®o (PP), adelant¨® las elecciones para evitar dos malas noticias que pod¨ªan amenazar su exigua mayor¨ªa absoluta. De un lado, la petici¨®n m¨¢s que probable del rescate por parte del Gobierno de Rajoy, de su mismo partido, que podr¨ªa conllevar nuevos sacrificios para todos los espa?oles; de otro, la elaboraci¨®n de los presupuestos gallegos m¨¢s austeros de la democracia con dolorosos e impopulares recortes.
En un Parlamento aut¨®nomo con 75 diputados, donde la disputa por el Gobierno se ha resuelto por un solo esca?o en tres de sus ocho convocatorias anteriores (1990, 2005 y 2009), el adelanto electoral cogi¨® a la oposici¨®n con los andamios todav¨ªa puestos.
El nacionalismo gallego lleg¨® a la carrera de las urnas fracturado porque la irrupci¨®n del partido de Jos¨¦ Manuel Beiras, en alianza con IU, divide al electorado fiel del BNG. Los socialistas se quedaron sin tiempo de fortalecer a su l¨ªder para ganar opciones de recuperar el Gobierno de la Xunta. Pese a ello, la oposici¨®n mantiene viva la esperanza de un vuelco por la m¨ªnima que les devuelva al poder.
El aumento del paro (del 12% en 2009 al 21% ahora, de 162.000 desempleados a 275.000) y de la deuda (del 8,8% del PIB gallego al 13,3%), m¨¢s los duros recortes en servicios sociales debido a las dificultades presupuestarias de la Xunta juegan hoy contra Feij¨®o. Beiras encoleriz¨® la campa?a cuando acus¨® al presidente gallego de ¡°matar a m¨¢s gente que ning¨²n grupo terrorista del Estado espa?ol¡±a cuenta de los recortes en los servicios sanitarios. El PP despreci¨® la provocaci¨®n ¡ª¡°habla un resucitado de entre los muertos¡±¡ª, aunque aprovech¨® el discurso radical de Beiras para agitar el miedo al nacionalismo independentista.
Feij¨®o present¨® la contenci¨®n del d¨¦ficit en Galicia ¡ªapenas se desvi¨® una d¨¦cima en 2011 del objetivo, uno de los mejores ¨ªndices auton¨®micos de toda Espa?a¡ª como su gran valor. Los socialistas insistieron en el deterioro de la red de servicios p¨²blicos bajo mandato del PP y en las supuestas mentiras contables que permiten a Feij¨®o maquillar los registros del d¨¦ficit.
El Gobierno de la Xunta, a prueba de Rajoy
Si Feij¨®o pierde la mayor¨ªa absoluta y el Gobierno de la Xunta de Galicia, Rajoy deber¨¢ cargar a cuestas con la segunda derrota consecutiva de su partido en apenas siete meses tras el colosal ¨¦xito de las elecciones generales de 2011, que situ¨® al PP con el mayor poder institucional de toda su historia. Tras la amarga victoria en Andaluc¨ªa, que dej¨® al PP en la oposici¨®n por el pacto de gobierno entre socialistas e IU, el tropiezo gallego puede resucitar en el partido conservador el fantasma de la desconfianza en Rajoy, por su escaso peso, su mala imagen y su falta de liderazgo para sobreponerse a una situaci¨®n tan dif¨ªcil como la que afronta Espa?a.
¡°Puede ser un tropiezo, sin duda, pero en ning¨²n caso la p¨¦rdida de Galicia, si se produce, har¨¢ caer a Rajoy¡±, opinan dirigentes del PP pr¨®ximos al presidente. La victoria electoral del PP en Galicia hace tres a?os y medio resucit¨® a un Rajoy moribundo por su segunda derrota consecutiva frente a Zapatero. Ahora, la derrota en Galicia podr¨ªa ser el comienzo de su declive, apenas 10 meses despu¨¦s de asumir la presidencia del Gobierno.
El futuro del PSOE
Renovada la direcci¨®n del partido hace apenas ocho meses tras el estrepitoso batacazo de las ¨²ltimas elecciones generales, el secretario general, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, apost¨® a Galicia ante el 21-O. Sus sondeos le cuentan que hay una peque?a posibilidad de recuperar el poder con la suma del resto de partidos de la izquierda gallega y asestar al PP un golpe moral en su feudo tradicional. Por eso empe?¨® Rubalcaba la mayor parte de su tiempo en la campa?a gallega. De los 12 d¨ªas h¨¢biles de campa?a, el l¨ªder socialista dedic¨® seis a Galicia y tres al Pa¨ªs Vasco.
En Euskadi, el regreso de la vieja Batasuna, ahora EH Bildu, al juego electoral deja a las fuerzas nacionalistas independentistas con margen suficiente, como siempre ha ocurrido en democracia, para recuperar la presidencia del Gobierno vasco. El cambio tranquilo del socialista Patxi L¨®pez al frente del Ejecutivo de Vitoria tambi¨¦n ser¨¢ un cambio ef¨ªmero si aciertan las encuestas.
Con este panorama, ¡°los ¨²nicos resultados que realmente pueden tener efectos sobre el futuro del PSOE y amenazar la continuidad de la actual direcci¨®n son los de Galicia¡±, admite un miembro de la ejecutiva; ¡°la p¨¦rdida del poder en Euskadi se da por segura y amortizada¡±. ¡°Si recuperamos el Gobierno gallego, aunque bajemos en votos y esca?os, ser¨¢ un ¨¦xito; si seguimos en la oposici¨®n pero sin una p¨¦rdida importante de diputados, todo seguir¨¢ igual: si el fracaso es estrepitoso con una notable reducci¨®n de votos y de esca?os, entonces alguien puede tener la tentaci¨®n de pedir cambios en la direcci¨®n del partido, pero no veo ahora ninguna alternativa s¨®lida ni ganas de batalla por parte de nadie¡±, aclara.
Otros apuntan que hay dirigentes socialistas en Andaluc¨ªa, la organizaci¨®n de mayor peso en votos y poder de influencia dentro del PSOE, deseosos de mover la silla a Rubalcaba. Un mal resultado electoral podr¨ªa ser la excusa.
El separatismo en las urnas
La consulta vasca de 2015. La independencia de Euskadi figura en los programas electorales de dos formaciones (PNV y EH-Bildu) que sumar¨¢n seg¨²n todos los sondeos el 60% de los votos en las elecciones auton¨®micas vascas, las primeras que se celebran en esa comunidad sin la amenaza de ETA, que anunci¨® hace un a?o el fin de su actividad terrorista.
El PNV promete, si gana las elecciones y gobierna, constituir una ponencia en el Parlamento de Vitoria sobre el futuro del autogobierno para elaborar y aprobar un texto articulado sobre el derecho a decidir que ser¨¢ sometido a ¡°refrendo popular¡± en 2015.
El exlehendakari Ibarretxe hizo algo parecido en 2008. Aprob¨® una ley con la que quer¨ªa someter a consulta a finales de ese mismo a?o la siguiente pregunta: ¡°?Est¨¢ usted de acuerdo en que los partidos vascos, sin exclusiones, inicien un proceso de negociaci¨®n para alcanzar un acuerdo democr¨¢tico sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco, y que dicho acuerdo sea sometido a refer¨¦ndum antes de que finalice 2010?¡±. El Tribunal Constitucional anul¨® esa iniciativa por ilegal. I?igo Urkullu, l¨ªder del PNV y primer favorito para presidir Euskadi, pretende hacer ahora lo mismo. En Catalu?a, Artur Mas ha anunciado un proceso parecido, ¡°sea legal o no¡±.
El PNV sostiene en su programa que la independencia es necesaria ¡°porque el Estado espa?ol se ha convertido en un freno para el desarrollo de Euskadi¡±. No es tanto por enfrentamiento pol¨ªtico, explican, sino por ¡°inter¨¦s de la ciudadan¨ªa¡±. A su lado en este empe?o se sit¨²a EH Bildu, la formaci¨®n heredera de Batasuna que rechaza ahora la violencia terrorista pero se niega a condenar los cr¨ªmenes de ETA, y que quiere preguntar a los vascos ¡°c¨®mo y con qui¨¦n quieren vivir¡±.
El primer lehendakari socialista que ha tenido Euskadi, Patxi L¨®pez, ha intentado una campa?a alejada del debate soberanista y centrada en las f¨®rmulas para luchar contra el desempleo y garantizar el mantenimiento de los servicios sociales. En la recta final, para atacar a su principal adversario electoral, el PNV, ha pedido el voto para los socialistas como ¡°dique de contenci¨®n¡± de los independentistas. El PP fij¨® sus mensajes principales de campa?a en ese terreno: ¡°Solo hay dos papeletas: la de la independencia y la del PP. Nos estamos jugando la convivencia con Espa?a¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.