Liderar la regeneraci¨®n democr¨¢tica

22 de octubre de 2012, era el d¨ªa despu¨¦s; en ese momento se abri¨® el debate de las ideas. Y, como ha recalcado Rubalcaba, ha de ser profundo, ordenado y honesto. Tiene raz¨®n: eso es lo que toca ahora y no una pelea sobre su continuidad. Pero esta vez la reflexi¨®n tiene que ir en serio, con pasi¨®n, con libertad expositiva, lealtad al PSOE y respeto a la direcci¨®n.

No es cierto que el PSOE se encuentre ¡°muerto de ideas¡±, ni ajeno a las preocupaciones de una sociedad angustiada y cabreada. Por ello vuelvo sobre la urgencia de abordar la regeneraci¨®n de la democracia. No tendr¨ªa coste en euros, y la calle la pide a gritos. Avancemos por ah¨ª mientras nos damos un poco m¨¢s de tiempo para construir una alternativa econ¨®mica que combata la crisis y acerque la esperanza.

Gobierno y oposici¨®n no podemos ignorar la existencia en Espa?a del descontento ciudadano hacia la pol¨ªtica y el descr¨¦dito de los pol¨ªticos, partidos e instituciones. Desconfianza hacia el sistema y con el papel de la pol¨ªtica frente a la crisis econ¨®mica e indignaci¨®n ciudadana por la falta total de equidad en el reparto de sacrificios a la hora de afrontar la crisis.

Todo ello ha provocado un creciente desapego de la sociedad hacia el sistema democr¨¢tico porque lo ven mediatizado por la troika y los mercados especulativos, y lo consideran incapaz de hacer frente a la crisis. Una situaci¨®n que empuja a la ciudadan¨ªa a la calle y que expresa el fracaso de la pol¨ªtica y del Parlamento como depositario de la soberan¨ªa nacional. Las manifestaciones de rechazo, iniciadas por el 15-M en la ¨²ltima etapa de Zapatero, han aumentado en el mandato de Rajoy. Y son consecuencia de la intensificaci¨®n de las pol¨ªticas de ajuste presupuestario y de recorte de derechos sociales que est¨¢n en la base de esa irritaci¨®n ciudadana.

Sin embargo, el Gobierno no propone medidas para regenerar la vida pol¨ªtica con el objetivo de afrontar la crisis en mejores condiciones e impulsar una democracia m¨¢s avanzada y de m¨¢s calidad, as¨ª como para acercar el Parlamento a la ciudadan¨ªa. Y no lo hace porque es responsable de un proceso de degradaci¨®n democr¨¢tica por los impedimentos que pone la derecha a los mecanismos de control del Parlamento sobre el Ejecutivo. Esto se traduce en la falta de transparencia y de rendici¨®n de cuentas.

Las situaciones que vivimos, sin olvidar la crisis de valores, son un caldo de cultivo para los discursos populistas que persiguen deslegitimar la pol¨ªtica, algo que el Gobierno no puede alimentar. Las mismas que han generado un movimiento ciudadano del que han surgido plataformas sociales que reclaman una democracia m¨¢s real y representativa, cercana y participativa.

Los socialistas hemos de reconocer que el d¨¦ficit y las carencias democr¨¢ticas vienen de atr¨¢s, que a lo largo de los a?os el sistema institucional ha venido acumulando vicios y errores y que la evoluci¨®n de la sociedad y sus requerimientos no se han traducido en cambios y avances en el funcionamiento de nuestra democracia. Resulta innegable el deterioro de la democracia por la corrupci¨®n, el distanciamiento de la pol¨ªtica de la ciudadan¨ªa, la incapacidad del Gobierno y del Parlamento para tomar decisiones con total libertad ante la crisis econ¨®mica, una cierta partitocracia y la falta de cauces de control y participaci¨®n de la ciudadan¨ªa en las decisiones. Y corremos el riesgo de que el hueco que van dejando las ideas democr¨¢ticas se ocupe por ideas populistas y autoritarias.

Si queremos seguir siendo parte de la izquierda, debemos devolver con medidas concretas la dignidad a la pol¨ªtica, transformando normas y comportamientos, recuperando el principio de que la pol¨ªtica ha de estar al servicio de la ciudadan¨ªa como una tarea cargada de ¨¦tica y honestidad. Me refiero a la reforma del sistema electoral en favor de las listas desbloqueadas, y de mayor proporcionalidad; defender un sistema no partidista en la elecci¨®n de los miembros de altos organismos del Estado para garantizar su independencia; la limitaci¨®n de mandatos; elecci¨®n directa de alcaldes; la profundizaci¨®n en la democracia interna de los partidos y la aplicaci¨®n de criterios de total transparencia en sus cuentas y financiaci¨®n; la reforma del Reglamento del Congreso para devolverle su papel y acercarlo a la calle; reforzar la iniciativa legislativa popular y aprobar la iniciativa popular para solicitar consultas ciudadanas; proponer un gran pacto nacional contra la corrupci¨®n con nuevas medidas para lograr una Administraci¨®n de cristal y pactar una aut¨¦ntica ley de transparencia.

Od¨®n Elorza es diputado socialista por Gipuzkoa.