Intrahistorias ¡®abertzales¡¯
Sortu intenta compensar su adhesi¨®n a los m¨¦todos pac¨ªficos con m¨¢s radicalismo ideol¨®gico
La izquierda abertzale prepara el Congreso constituyente de Sortu, su nuevo partido, previsto para comienzos de 2013. Desde el verano han aparecido en la prensa vasca extractos de la ponencia pol¨ªtica a debate, titulada Batalla de las ideas. Simult¨¢neamente se ha publicado un libro-entrevista de Arnaldo Otegi. Ambos textos ofrecen algunas pistas sobre las bases ideol¨®gicas y pol¨ªticas de la izquierda abertzale tras el cese definitivo de ETA.
El soci¨®logo Javier Elzo ha publicado varios art¨ªculos y entradas en su blog sistematizando las ideas centrales de esa ponencia, un texto de 163 p¨¢ginas. Opina que el rechazo de la estrategia de lucha armada es claro, aunque se observa una voluntad de hacer compatible ese cambio con una continuidad ideol¨®gica de fondo. La diferencia es que la acci¨®n armada se sustituye por la desobediencia civil, tambi¨¦n mencionada por Otegi como elemento ¡°fundamental¡± en esta fase.
En el periodo de la tregua de Lizarra (1998-2000) ya hubo intentos de suplir o complementar la coacci¨®n etarra con iniciativas como la utilizaci¨®n de un DNI vasco, el boicot de los abogados a los juicios no celebrados en euskera, la negativa de los Ayuntamientos a alistar a los reclutas, llamadas a la insumisi¨®n fiscal, etc. Actuaciones no violentas pero ilegales destinadas, seg¨²n la definici¨®n que dio John Rawls de la desobediencia civil, a ¡°provocar un cambio en la legislaci¨®n¡±.
Pero es evidente que no basta invocar la convicci¨®n personal de que la ley es injusta para vulnerarla con pretensi¨®n de impunidad. De ah¨ª que un criterio b¨¢sico de la legitimidad de actitudes de este tipo sea aceptar (como Gandhi) sus consecuencias penales. Algo que nunca tuvo claro el nacionalismo radical vasco para el que la apelaci¨®n a los derechos de la naci¨®n disculpa cualquier actitud incivil, como quemar autobuses en las manifestaciones o tratar de impedir que vote el lehendakari.
Los fundadores de ETA dudaron al principio entre seguir la v¨ªa de la resistencia pac¨ªfica de Mahatma Gandhi o la de la lucha armada, y ya se sabe lo que decidieron. Pero que quienes hasta hace poco gritaban ¡°ETA m¨¢talos¡± defiendan ahora m¨¦todos no violentos supone un cambio cuya importancia ser¨ªa absurdo negar. Recuerda J¨¹rgen Habermas, a prop¨®sito de la desobediencia civil, que en la Alemania de los a?os 60 y 70 el debate sobre si toda forma no convencional de protesta era violenta se cort¨® de ra¨ªz en cuanto se produjeron las primeras acciones terroristas del grupo de Baader-Meinhof. No eran lo mismo.
La izquierda abertzale parece aceptar ahora el punto de vista de los grup¨²sculos izquierdistas que, tras haber pedido el voto para Herri Batasuna, se distanciaron de ella por considerar que la persistencia terrorista imped¨ªa desplegar las potencialidades de los movimientos sociales y de masas. Ese fue tambi¨¦n el argumento de las primeras escisiones, mao¨ªstas o trotskistas, de ETA, cuyo lenguaje y pretensiones se reconocen en la ponencia de Sortu. Batalla de las ideas plantea construir una Euskal Herria independiente, reunificada, socialista, no patriarcal, internacionalista, ecologista y euskald¨²n. Grandes horizontes, a la altura de los que se abandonan con la Guerra de Liberaci¨®n Nacional. La ponencia parece buscar la compatibilidad entre la renuncia a la violencia y su justificaci¨®n pasada, entre el cambio de estrategia pol¨ªtica y la continuidad de los m¨¦todos radicales que les diferencie del adocenamiento liberal o socialdem¨®crata. Tanto m¨¢s cuando la ponencia consagra la necesidad ineludible de participar en todas las instituciones, en contra del criterio relativista aplicado hasta no hace mucho.
Hay en la ponencia afirmaciones como la de que ¡°sin Estado vasco es imposible que el euskera avance¡±, no solo desmentida por la realidad de las ¨²ltimas d¨¦cadas sino reveladora de una mentalidad autoritaria. Y tambi¨¦n rasgos estil¨ªsticos propios del mao¨ªsmo de los 70, como la referencia a una fase de alianza nacional con la ¡°burgues¨ªa vasca¡± para la creaci¨®n de un ¡°Estado vasco en Europa¡±. Pese a esa referencia, anterior a la formulaci¨®n de Artur Mas para Catalu?a, la UE no es su modelo por ser un ¡°mecanismo de opresi¨®n de personas y pueblos¡±. El modelo que m¨¢s les seduce es el de ¡°la alternativa a la crisis de hegemon¨ªa del imperialismo occidental¡± que ven en la Alianza Bolivariana de Hugo Ch¨¢vez. Tal vez se deba a esa inspiraci¨®n la afirmaci¨®n m¨¢s sorprendente de la ponencia: que Sortu ¡°tiene la vocaci¨®n de convertirse en la ¨²nica fuerza pol¨ªtica nacional¡±.
?Qu¨¦ pensar¨¢n de esa aspiraci¨®n EA y Aralar, sus socios en la coalici¨®n soberanista? ?Y qu¨¦ los partidos dispuestos a llegar a acuerdos con dicha coalici¨®n? Las reacciones de la izquierda abertzale a la detenci¨®n en Francia de dirigentes de ETA armados indica el trecho que a¨²n le resta para ser considerada un partido como los dem¨¢s.
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