El brigadista que quer¨ªa ser escritor
Jim Lardner fue el ¨²ltimo norteamericano ca¨ªdo en la Guerra Civil. Su comandante lo puso en primera l¨ªnea de batalla para que fuera mejor literato. Es uno de los personajes de la reconstrucci¨®n hist¨®rica de la sangrienta batalla del Ebro elaborada por Jorge Mart¨ªnez Reverte
28 de julio de 1938
Jim Lardner experimenta, por primera vez, en carne propia, la barbarie de la guerra. Tiene hambre y se arriesga a dejar el parapeto para coger manzanas de un ¨¢rbol. Una bomba de aviaci¨®n revienta a su lado. La tierra se conmueve a su alrededor y cae al suelo. Aturdido, busca su equipo, el fusil, las cartucheras, la cantimplora, que ha quedado desperdigado a su alrededor, y vuelve a la posici¨®n donde est¨¢ su compa?¨ªa. Cuando llega, advierte que est¨¢ herido en la pantorrilla y la nalga izquierdas. Le evacuan al hospital, donde pasar¨¢ varias semanas.
Lardner es el segundo de los cuatro hijos de un conocido escritor norteamericano, Ring Lardner. Todos ellos tienen una fuerte vocaci¨®n literaria, y todos comparten una ideolog¨ªa izquierdista. Jim ha venido a Espa?a unos meses antes como corresponsal de guerra para la revista danesa Politiken, la agencia de noticias News Services y, sobre todo, un peri¨®dico, Herald Tribune. Tras pasar algunas semanas en Espa?a, decidi¨® que su lucha por la libertad deb¨ªa hacerla en el frente, y no en la retaguardia. Ernest Hemingway, al que hab¨ªa conocido como corresponsal, elogi¨® su decisi¨®n, aunque le advirti¨® que no pod¨ªa aconsejarle, que se trataba de algo muy personal. Jim se alist¨® en las Brigadas Internacionales.
Lleg¨® a Espa?a como corresponsal de guerra del ¡®Herald Tribune¡¯, pero se alist¨® en las brigadas Internacionales
En una carta algo rimbombante le comunic¨® a su madre los 16 motivos de su decisi¨®n: no s¨¦ con qu¨¦ atenci¨®n has seguido la guerra, pero imagino que tienes una exagerada idea del peligro de nuestra posici¨®n. (...) Hice una lista de razones:
¡°Porque creo que el fascismo est¨¢ equivocado y debe ser exterminado, y esta democracia liberal, o m¨¢s probablemente comunista, tiene la raz¨®n¡±.
¡°Porque mi integraci¨®n en las B. I. podr¨ªa tener un efecto para la abolici¨®n de la neutralidad en Estados Unidos¡±.
¡°Porque espero encontrar material para escribir¡±.
¡°Porque quiero saber qu¨¦ es tener miedo de algo, y quiero ver c¨®mo otra gente reacciona ante el peligro¡±.
Lardner acaba la carta a su madre pidi¨¦ndole, ¡°si es que a¨²n me consideras uno de tus hijos¡±, que le env¨ªe chocolate con leche, ciruelas y cosas que no necesiten preparaci¨®n.
5 de agosto
Alvah Bessie, que es ya un escritor conocido en su pa¨ªs, y Ed Rolfe discuten mucho sobre el futuro literario. El de Rolfe y el del ausente, por estar herido, Jim Lardner. Rolfe est¨¢ obsesionado con el posible paso de Jim a la retaguardia para escribir en el ¨®rgano de prensa de la Lincoln, The Volunteer for Liberty. Rolfe le insiste a Bessie en que, desde luego, teme por su vida, pero sobre todo piensa que su experiencia en el combate es muy importante para los dem¨¢s, y tiene ya una gran carga literaria.
17 de agosto
Ernest Toller, el autor de Una juventud en Alemania, est¨¢ en el hotel Majestic, en Barcelona, emborrach¨¢ndose en medio de una discusi¨®n sobre el porvenir de la Rep¨²blica espa?ola. Su borrachera tiene que ver con lo que ha podido observar en P¨¤ndols, una experiencia casi insoportable. Con ¨¦l comparten bebidas y argumentos Andr¨¦ Malraux, Boleslavskaya (corresponsal de Pravda), Herbert Matthews (de The New York Times) y otros periodistas como Robert Payne, Louis Fischer y James Lardner, que se repone de sus heridas y va a volver en breve al frente.
Andr¨¦ Malraux, que es piloto aficionado, estuvo al principio de la guerra volando en una escuadrilla de caza en el frente de Madrid. Sus discrepancias con la Internacional Comunista le llevaron a abandonar el frente, pero no la causa de la Rep¨²blica. Ahora est¨¢ en Barcelona, hospedado en el hotel Majestic junto con su equipo y la ocasional compa?¨ªa de un soberbio escritor republicano: Max Aub. Rueda una pel¨ªcula basada en su ¨²ltima novela, Sierra de Teruel, que se ha publicado en Francia con gran ¨¦xito (...). La propaganda es, hoy m¨¢s que nunca, un objetivo estrat¨¦gico. Malraux ha probado su fidelidad a la Rep¨²blica y su pel¨ªcula ser¨¢ un buen argumento para la pol¨ªtica exterior. Andr¨¦ Malraux es un veterano de la guerra y no baja nunca a los s¨®tanos cuando se anuncia un bombardeo. No falta la bebida en el hotel, aunque no hay pr¨¢cticamente nada s¨®lido que llevarse a la boca. Los camareros se mueven alrededor del variopinto grupo y encienden las velas que iluminan las mesas. Hay que tener cuidado con la iluminaci¨®n, debido a los bombardeos nocturnos.
13 de septiembre
Los de la XV Brigada Internacional est¨¢n sucios y exhaustos, y desean, ¡°probablemente en vano¡±, volver al otro lado del r¨ªo. Alvah Bessie espera noticias. Quiz¨¢ le env¨ªen a Barcelona a la redacci¨®n del peri¨®dico Volunteer for Liberty, como le ha prometido Ed Rolfe que intentar¨¢ conseguir. Ser¨ªa un buen destino, tras haber participado en tantos combates y estar invadido por la sarna, resfriado y con dolores de est¨®mago. Jim Lardner est¨¢ ya repuesto de sus heridas y se ha reincorporado a la brigada. El comandante del batall¨®n Lincoln, George Watt, discute con el capit¨¢n Wolf sobre la posibilidad de que Lardner se incorpore como su ayudante. Watt se muestra pretencioso, engre¨ªdo cuando da su opini¨®n:
¡ªJim est¨¢ aprendiendo cosas que le har¨¢n madurar, ser mejor escritor. Es mejor para ¨¦l seguir en primera l¨ªnea, no ha aprendido a¨²n bastante de eso. ?Ser¨¢ mejor escritor!
¡ªSi vive ¡ªresponde Wolf.
22 de septiembre
Tres soldados de la XV Brigada Internacional han sido enviados, aprovechando la oscuridad, para contactar con una unidad aislada. Uno de los patrulleros es Anthony Nowakowsky, un americano de la Lincoln. Jim Lardner es otro. Lardner se distancia un poco de sus compa?eros, pidi¨¦ndoles silencio. Y se oyen unas voces, a las que contesta en espa?ol. Su acento le delata. Le responde el fuego de una ametralladora y un aut¨¦ntico diluvio de granadas de mano. Nowakowsky logra huir, dejando a sus dos compa?eros tras de s¨ª. De Lardner no se vuelve a saber nada.
Durante algunas semanas, su familia piensa que puede estar prisionero de las tropas franquistas. Pero finalmente aparecer¨¢ un cuerpo con sus credenciales de prensa en el bolsillo.
La muerte de Lardner provoca una dura reacci¨®n de Alvah Bessie: su desaparici¨®n acaba con una carrera que ¡°estaba asegurada por lo que est¨¢ viendo ahora. Es amargo contemplar el resultado de la estupidez y el engreimiento de Watt¡±. Watt es el comandante de su batall¨®n, el que se neg¨® a aceptar que Lardner estuviera en un puesto m¨¢s seguro, para que se pudiera hacer mejor escritor con las experiencias de la primera l¨ªnea. Y Lardner es el ¨²ltimo brigadista norteamericano que muere en tierra espa?ola.
Otra muerte in¨²til en una batalla innecesaria.
El libro La batalla del Ebro (RBA), de Jorge Mart¨ªnez Reverte, se publica el 8 de noviembre. Precio: 39 euros.
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