Intelectuales y profesionales salen al paso de la oleada soberanista de Mas

Escritores, abogados, pol¨ªticos, cineastas o economistas han suscrito un manifiesto a favor del federalismo frente a la ola secesionista alimentada desde CiU y el Gobierno catal¨¢n que preside Artur Mas. Los firmantes ponen de relieve que tal apuesta soberanista puede desbordar el malestar social originado por la crisis econ¨®mica y que los independentistas cargan ese malestar sobre su particular idea de Espa?a como chivo expiatorio. ¡°Ni Catalu?a est¨¢ sometida a un expolio por parte de Espa?a ni el com¨²n de los espa?oles alberga sentimiento alguno de menosprecio hacia ella¡±, aseguran, para a?adir que los independentistas ¡°se proponen violentar la ley democr¨¢tica hecha por todos para todos¡±. El manifiesto apuesta porque todas las fuerzas democr¨¢ticas busquen un mejor encaje institucional para Catalu?a, una financiaci¨®n m¨¢s justa y una federalizaci¨®n del deteriorado Estado de las autonom¨ªas.

No obstante, los firmantes destacan que, si el sentimiento nacional catal¨¢n fuera apoyado mayoritariamente de forma irreversible, ¡°la convicci¨®n democr¨¢tica nos obligar¨ªa al resto de los espa?oles a tomarlo en consideraci¨®n para encontrar una soluci¨®n apropiada y respetuosa¡±.

Este es el texto ¨ªntegro:

Varios centenares de intelectuales y profesionales han firmado en Catalu?a un llamamiento a favor de la izquierda y del federalismo para responder al creciente secesionismo estimulado por Converg¨¨ncia i Uni¨®, desde el Gobierno de la Generalitat, as¨ª como por otras fuerzas pol¨ªticas de afinidad nacionalista.

Queremos atender esa llamada porque los promotores de una independencia inmediata de Catalu?a aducen beneficios obviando penosas consecuencias para todos. Adem¨¢s se eximen de responder a los ingentes problemas que, como europeos, como espa?oles, como ciudadanos de una comunidad aut¨®noma y como vecinos de un municipio, nos plantea la crisis econ¨®mica y la incapacidad que aqu¨ª y en Europa se advierte para adoptar decisiones v¨¢lidas. A?adir una propuesta de secesi¨®n augura, bajo el pabell¨®n de un nacionalismo exacerbado, el desbordamiento a corto plazo del malestar social al que nos viene arrastrando el s¨²bito empobrecimiento y el v¨¦rtigo de la desesperanza de un n¨²mero creciente de ciudadanos.

Los independentistas convierten su particular idea de Espa?a en el chivo expiatorio sobre el que cargar todos los malestares. Abonan as¨ª el terreno a la exigua minor¨ªa que, desde el resto de Espa?a, se propone hacer otro tanto con su particular idea de Catalu?a. La afirmaci¨®n de que Espa?a perpetr¨® agresiones contra Catalu?a es una desgraciada manipulaci¨®n del pasado, que olvida deliberadamente c¨®mo en los conflictos y guerras civiles en los que todo el pa¨ªs se vio envuelto, los catalanes, al igual que el resto de los espa?oles, se dividieron entre los diferentes bandos.

Ni Catalu?a est¨¢ sometida a un expolio por parte de Espa?a, ni el com¨²n de los espa?oles alberga sentimiento alguno de menosprecio hacia ella. Bien al contrario: Catalu?a suscita afecto, admiraci¨®n y reconocimiento, entre otras razones porque sin ella, sin su lengua, sin su cultura y sin su aportaci¨®n solidaria, no puede entenderse la Espa?a democr¨¢tica. Las fuerzas pol¨ªticas que han abrazado el independentismo calculan que, dada la dr¨¢stica reducci¨®n de los recursos del Estado y los padecimientos de la crisis, ser¨ªa llegada la hora de pugnar por sus aspiraciones maximalistas, sin atender al orden constitucional pactado por todos.

En Catalu?a existe un profundo sentimiento nacional, del que el resto de los espa?oles es plenamente consciente. De ah¨ª que sostengan con firmeza que haya de ser reconocido e integrado de nuevo en el seno de instituciones compartidas. No obstante, si ese sentimiento de forma mayoritaria se manifestara contrario de modo irreductible y permanente al mantenimiento de las instituciones que entre todos nos dimos, la convicci¨®n democr¨¢tica nos obligar¨ªa al resto de los espa?oles a tomarlo en consideraci¨®n para encontrar una soluci¨®n apropiada y respetuosa: los ciudadanos de Catalu?a tienen que saber que este es nuestro compromiso irrenunciable. Pero tienen que saber tambi¨¦n que en el resto de Espa?a y en la misma Catalu?a hay muchas voces que reclaman seguir avanzando juntos.

El programa de construcci¨®n nacional incentiva a los independentistas a sentirse v¨ªctimas de una opresi¨®n por parte de Espa?a, a rechazar la toma en consideraci¨®n de las propuestas de entendimiento y a silenciar o relegar a todos aquellos ciudadanos catalanes que no suscriban ese programa de secesi¨®n. La transici¨®n de la dictadura a la democracia se hizo de la ley a la ley pasando por la ley. Ahora, parad¨®jicamente, los independentistas para llevar adelante su denominada transici¨®n nacional se proponen violentar la ley democr¨¢tica, hecha por todos y para todos, con el prop¨®sito de alumbrar una ley nueva, hecha solo por los que se sienten llamados a una misi¨®n sin contar con los dem¨¢s. En la aritm¨¦tica pol¨ªtica sucede que el orden de los factores altera el producto

Ni Espa?a ni la Constituci¨®n de 1978 ni el Estatut de 2006 niegan a los ciudadanos de Catalu?a ejercer su derecho a decidir; son los partidos que apoyan la fulminante independencia de Catalu?a quienes confunden las opciones al concurrir, una tras otra, a las citas electorales con programas edulcorados, indoloros y sin coste pol¨ªtico, social o econ¨®mico alguno, pensando ampliar as¨ª sus apoyos en las urnas.

Es preciso que CiU y otras fuerzas de afinidad independentista asuman sus graves responsabilidades en la equivocada gesti¨®n de la presente crisis econ¨®mica y en los abusos en que incurrieron y dejen de exculparse bajo el supuesto expolio perpetrado por Espa?a. Esa estrategia de exculpaci¨®n les ahorra el debate econ¨®mico y social que necesitan tanto Catalu?a como el resto de Espa?a, exacerbando y absolutizando, en su lugar, un debate nacional y nacionalista.

Consideramos, adem¨¢s, que todas las fuerzas democr¨¢ticas deber¨ªan sumarse en la b¨²squeda de un mejor encaje institucional para Catalu?a, de una financiaci¨®n m¨¢s justa y de una federalizaci¨®n del deteriorado Estado de las autonom¨ªas, que inscriba en su norma suprema la solidaridad interterritorial y los criterios de su aplicaci¨®n compatibles con el esfuerzo com¨²n de todos y el principio de ordinalidad. Por ese camino podremos seguir ampliando las cotas de libertad, igualdad, progreso y respeto mutuo logradas con la Constituci¨®n de 1978.

[Tambi¨¦n ayer, otro grupo de personas de diversos ¨¢mbitos de la pol¨ªtica, la cultura o la econom¨ªa difundieron otro comunicado sobre los ¨²ltimos acontecimientos relacionados con el futuro de Catalu?a, en el que exponen argumentos aproximados al texto anterior. Entre el medio centenar de de firmantes de este segundo texto figuran Antonio Elorza (catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Complutense), Jon Juaristi (escritor), Javier Varela (profesor de la Historia del Pensamiento Pol¨ªtico), Enrique Gimbernat (catedr¨¢tico de Derecho Penal), Agust¨ªn Ibarrola (pintor y escultor), F¨¦lix Ovejero (profesor de Econom¨ªa) o Emilio Lamo de Espinosa (catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa)].