La polic¨ªa busca recuperar en Marruecos a dos menores expulsados de Espa?a
La Fiscal¨ªa del Estado investiga la expulsi¨®n ilegal de dos menores africanos tutelados en Melilla
Mohamed Camara, guineano de 17 a?os, e Ibrahim Sare, burkin¨¦s de 14 a?os, pensaban que lo peor hab¨ªa pasado para ellos desde aquel d¨ªa, hace ocho meses para el primero y un a?o para el segundo, que lograron entrar a escondidas en Melilla, la ciudad con la que tanto hab¨ªan so?ado cuando deambulaban por Marruecos.
Tutelados por la consejer¨ªa de Bienestar Social de Melilla, ambos se hospedaban en el Centro de Menores de la Pur¨ªsima. El mayor estudiaba jardiner¨ªa en la Granja Gloria Fuertes y el peque?o la ESO en un centro p¨²blico. Hace una semana, el 14 de noviembre, ambos decidieron acercarse al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) probablemente para librarse de las constantes peleas con los adolescentes marroqu¨ªes alojados en el mismo lugar y saludar a otros amigos subsaharianos.
Su paseo hasta el CETI acab¨® mal. Dos horas despu¨¦s hab¨ªan sido expulsados a Marruecos donde la acogida, por parte de tres hombres, no fue cordial. El relato de esta expulsi¨®n ilegal de menores tutelados es algo confuso, pero ninguna autoridad melillense, gubernativa o municipal, contactada por este peri¨®dico duda de que los chavales acogidos en la Pur¨ªsima cruzaron ese d¨ªa al pa¨ªs al que no quer¨ªan regresar.
¡°Aqu¨ª estamos en el monte sin casi nada que comer¡±, explica C¨¢mara, con voz apagada, a trav¨¦s de un m¨®vil que le han prestado. ¡°Tememos las redadas marroqu¨ªes¡±, prosigue. ¡°Nos gustar¨ªa volver a Melilla. No sabemos por qu¨¦ nos ha pasado todo esto¡±.
De no haber sido porque Camara y Sera se toparon, al poco tiempo de pisar suelo marroqu¨ª, con miembros de la ONG Caminando Fronteras, que dirige desde T¨¢nger la espa?ola Helena Maleno, su historia no habr¨ªa trascendido y las autoridades espa?olas no estar¨ªan haciendo estos d¨ªas gestiones, por ahora infructuosas, para recuperarlos.
En la puerta del CETI un vigilante jurado ¡°nos dijo que ese centro no era para menores y nos dijo que esper¨¢semos a que llegase el inspector de polic¨ªa¡±, recuerda Camara. Al poco rato apareci¨® un veh¨ªculo Citr?en, de color gris, con dos hombres de paisano a bordo, uno de ellos hablaba ¨¢rabe, que les hicieron preguntas sobre su estancia en Melilla.
Despu¨¦s les invitaron a subir a bordo y les condujeron hasta un punto de la verja, conocido como el Mariuari, donde no tard¨® en aparecer la Guardia Civil ¡°con dos veh¨ªculos y dos motos¡±, prosigue Camara. Un agente abri¨® con llave una de las portezuela que dan acceso a Marruecos. Les obligaron a cruzarla y, una vez all¨ª, corrieron rumbo al monte Monte Gurug¨², que domina Melilla, donde muchos subsaharianos se ocultan hasta que intentan saltar la valla.
Caminando Fronteras elev¨® una queja al Defensor del Pueblo que, asegura, ¡°est¨¢ verificando los hechos¡±. En realidad, ha enviado ya al menos un requerimiento a la Jefatura Superior de Polic¨ªa. La Fiscal¨ªa General del Estado ha abierto una investigaci¨®n. Los hechos, si se confirman, pueden ser constitutivos de varios delitos: vulneraci¨®n de la ley del menor, detenci¨®n ilegal y abandono de menores etc¨¦tera.
Conscientes del problema que se les viene encima las autoridades tratan ahora de recuperar a los menores. Primero la polic¨ªa espa?ola pidi¨®, el domingo, a la marroqu¨ª que los localizase y se los entregase en la frontera, pero se neg¨® a ello. Despu¨¦s un polic¨ªa adscrito al Consulado de Espa?a en Nador, la ciudad marroqu¨ª pegada a la frontera, busc¨® a los chavales con dos fotos que le fueron enviadas desde la jefatura melillense.
M¨¢s tarde ese agente y otro destinado en la frontera de Melilla se reunieron con los chavales subsaharianos en el aparcamiento del hipermercado Marjane de Nador para preguntarles c¨®mo estaban y estudiar las modalidades de su regreso a Espa?a. ¡°Nos dijeron que cogi¨¦ramos un taxi hasta Farhana¡±, el paso fronterizo peatonal a 14 kil¨®metros de Nador. Una vez all¨ª ¡°deber¨ªamos correr, evitando que nos cacen los marroqu¨ªes, hasta el lado espa?ol donde ellos nos esperar¨ªan¡±, cuenta Camara. ¡°Lo que proponen no es posible porque un taxi marroqu¨ª no nos coger¨ªa¡±, contin¨²a Camara. ¡°No tenemos papeles y adem¨¢s somos negros¡±.
Las gestiones policiales cesaron a petici¨®n del Defensor del Pueblo que cree haber encontrado otra v¨ªa para que vuelvan a Melilla: que el Consulado de Espa?a les otorgue salvoconductos. Este documento les franquear¨ªa la entrada en Espa?a a trav¨¦s de la frontera internacional de Beni Enzar, pero llegar hasta all¨ª es, para un subsahariano, una carrera de obst¨¢culos porque en el camino abundan los controles policiales marroqu¨ªes en los que se detiene a los negros indocumentados.
El comisario jefe de Melilla, ?ngel Riesco, reconoce haber hecho ¡°gestiones de car¨¢cter humanitario¡± para facilitar la vuelta de los chavales a la ciudad aut¨®noma, pero niega cualquier responsabilidad de la polic¨ªa en la doble expulsi¨®n. ¡°Supe de ella a trav¨¦s del Defensor del Pueblo¡±, asegura al tel¨¦fono. ¡°Si sospechara que un agente est¨¢ involucrado le abrir¨ªa expediente y le denunciar¨ªa en el juzgado¡±, prosigue. Riesco recuerda adem¨¢s que ¡°la polic¨ªa no toca la verja¡± que es competencia de la Guardia Civil.
¡°No tenemos nada que investigar sobre un asunto del que ning¨²n agente sabe nada y del que nos enteramos a trav¨¦s de la polic¨ªa¡±, se?ala un portavoz de la Direcci¨®n General de la Guardia Civil en Madrid. La Consejer¨ªa de Bienestar Social de Melilla rehus¨®, por su parte, comentar lo sucedido.
¡°Casos como este ya han sucedido en el pasado¡±, asegura Jos¨¦ Palaz¨®n, que desde Melilla anima una ONG de ayuda a la infancia, ¡°pero no siempre saltan a la palestra¡±. ¡°?Acaso va a admitir el Gobierno espa?ol que sus guardias de servicio expulsan arbitrariamente a inmigrantes por las puertas de servicio de la frontera?¡±, se pregunta Palaz¨®n en su blog. ?Acaso va a admitir el Gobierno marroqu¨ª que sus soldados cobran sobornos por permitir el paso ilegal de inmigrantes?¡±.
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