Rajoy en el t¨²nel
Abrumado por el insoportable aumento del paro, preocupado por la recesi¨®n y agobiado por el estallido social, el presidente pide comprensi¨®n y paciencia tras 12 meses fracasados
El lunes 3 de diciembre, el pa¨ªs despierta encogido por la crisis y zarandeado por una noticia inesperada. La polic¨ªa ha detenido al expresidente de la patronal CEOE, Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, acusado de ocultar su patrimonio para evitar que 10.000 acreedores ¡ªla mayor¨ªa extrabajadores, pero tambi¨¦n 19 bancos y 28 empresas de servicios¡ª cobren los m¨¢s de 400 millones de euros en deudas que han dejado sus empresas. El mismo d¨ªa, los m¨¦dicos de Madrid retoman su huelga por los recortes presupuestarios; los sindicatos y la oposici¨®n atizan al Gobierno por dejar sin paga de compensaci¨®n a ocho millones de pensionistas; los trabajadores de Iberia, avisados de una reducci¨®n may¨²scula de plantilla (4.000 despidos), preparan seis d¨ªas de huelga que amenazan con paralizar Espa?a¡
En esta jornada deprimente, Rajoy ha citado a las siete de la tarde en La Moncloa a los l¨ªderes sindicales C¨¢ndido M¨¦ndez (UGT) e Ignacio Toxo (CC OO). Han pasado dos semanas y media desde la ¨²ltima huelga general que sac¨® a las calles de toda Espa?a a m¨¢s de un mill¨®n de personas contra la pol¨ªtica del Gobierno del Partido Popular.
Pero Rajoy sigue convencido este lunes 3 de diciembre, con Espa?a agrietada por la crisis, de que solo hay una pol¨ªtica posible: la austeridad en el gasto p¨²blico. ¡°No hay otra alternativa. El a?o que viene tenemos que refinanciar 230.000 millones de euros¡±.
Los sindicalistas escuchan sus argumentos y le recuerdan que, pese a todos los sacrificios hechos en los ¨²ltimos meses y a la sobredosis de austeridad en los presupuestos de todas las Administraciones, las previsiones para 2013 son m¨¢s paro y recesi¨®n.
Por un momento, los sindicalistas han pensado que Rajoy les ha convocado para anunciarles que va a pedir el rescate a Europa. Pero se equivocan. En la conversaci¨®n de m¨¢s de dos horas, el presidente sostiene que Alemania, primer poder de la Uni¨®n Europea, no quiere que Espa?a pida el rescate porque Angela Merkel teme someterse al veredicto del Parlamento alem¨¢n. Adem¨¢s, contin¨²a Rajoy, existe la posibilidad de que alg¨²n pa¨ªs diga que no y como se necesita unanimidad, despu¨¦s de hacer el gasto no habr¨ªa ning¨²n r¨¦dito.?
Promesas rotas
SUBIDA DE IMPUESTOS
? Lo dicho.En marzo de 2010: "La subida del IVA afecta fundamentalmente a pensionistas y parados, que dedican la totalidad de sus ingresos al consumo. Subir el IVA es un sablazo de mal gobernante. Es un disparate en tiempos de crisis subir los impuestos, y sobre todo subir los impuestos al consumo".
? Rajoy, en el discurso de investidura: "Mi intenci¨®n es no subir impuestos, en un momento como este no me parece lo m¨¢s razonable" (diciembre de 2011).
? Y lo hecho. El Gobierno aprob¨® el 30 de diciembre de 2011 la subida del IRPF entre el 0,75% y el 7% y del Impuesto de Bienes Inmuebles. El Ejecutivo tambi¨¦n dio el visto bueno en julio de 2012 a la subida del IVA (del 18% al 21% para la tasa general y del 8% al 10 % para la tasa reducida). Entr¨® en vigor el 1 de septiembre de 2012.
SANIDAD Y EDUCACI?N
? Lo dicho. Rajoy (noviembre de 2011). "Yo le voy a meter la tijera a todo salvo a las pensiones p¨²blicas, y luego, aunque sea competencia de las comunidades aut¨®nomas, la sanidad y la educaci¨®n donde no quiero recortar los derechos de los ciudadanos".
? Ruiz-Gallard¨®n, en el debate de la campa?a electoral (noviembre de 2011). "El Partido Popular se compromete a que ni Educaci¨®n ni Sanidad jam¨¢s sean afectadas por la crisis econ¨®mica".
? Y lo hecho. El Gobierno aprueba en abril de 2012 medidas para recortar 10.000 millones de euros en el gasto p¨²blico educativo y sanitario.
PENSIONISTAS
? Lo dicho. Rajoy (20 de diciembre de 2012, debate de investidura). "Nuestro objetivo es garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas".
? Y lo hecho. El Gobierno decide no actualizar las pensiones de acuerdo con la inflaci¨®n; los pensionistas pierden 1,9 puntos de poder adquisitivo en 2012, m¨¢s que en los siete a?os anteriores de Gobierno socialista.
VIVIENDA
? Lo dicho. Rajoy, en el debate de investidura: "Se mantendr¨¢ el tipo superreducido en la adquisici¨®n de vivienda, pero ¨²nicamente si se trata de la vivienda habitual y con un l¨ªmite en el precio de su adquisici¨®n".
? Y lo hecho. El Gobierno sube del 4% al 10% el IVA por la compra de una vivienda el 14 de julio de 2012.
Los sindicatos entienden esas explicaciones, pero piensan que hay otra raz¨®n pol¨ªtica de m¨¢s peso: si Espa?a pide el rescate, el presidente del Gobierno sentir¨¢ que ha fracasado.
Rajoy encuentra en algunos datos macroecon¨®micos elementos de confianza; los sindicalistas solo ven incertidumbre. El presidente les habla de que ha mejorado la balanza de pagos, pero Toxo y M¨¦ndez creen que eso ocurre porque ha ca¨ªdo la importaci¨®n de productos como consecuencia del desplome del consumo interno. Rajoy resalta que ha bajado la prima de riesgo casi 200 puntos desde que Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, anunciara en septiembre su disposici¨®n a comprar deuda soberana de forma ilimitada. El presidente cree adem¨¢s que el ajuste en el sector privado ha terminado y los sindicatos responden que el ajuste duro contin¨²a en el sector p¨²blico que empuja el empleo en el sector privado.
El presidente ofrece a los l¨ªderes sindicales recuperar el di¨¢logo y les habla del empleo juvenil. Los sindicalistas est¨¢n dispuestos a hablar, pero salen con la sensaci¨®n de que nada va a cambiar y todo seguir¨¢ igual o peor pese a las palabras esperanzadoras del jefe del Gobierno.
Mariano Rajoy ha llegado hasta aqu¨ª sin ox¨ªgeno. En su primer aniversario como presidente, hay 500.000 parados m¨¢s, un d¨¦ficit imparable, una recesi¨®n firme, y un empobrecimiento general. Su imagen p¨²blica est¨¢ llena de ara?azos; los espa?oles desconf¨ªan de su capacidad para gestionar la salida de la crisis, seg¨²n todas las encuestas. Las protestas en la calle no cesan desde que el Gobierno del PP manda en Espa?a; los servicios p¨²blicos esenciales se deterioran por la reducci¨®n de gasto p¨²blico que ha impuesto; ha rebajado el salario a todos los trabajadores con una subida del IRPF, y a los tres millones de funcionarios les ha quitado, adem¨¢s, la paga extra de Navidad, trabajan m¨¢s horas y tienen menos d¨ªas libres. Es el primer presidente de la democracia que ha sufrido dos huelgas generales en menos de 12 meses; y tiene en pie de guerra a m¨¦dicos, profesores, jueces, abogados y artistas.
El l¨ªder del PP asumi¨® hace casi un a?o la direcci¨®n suprema de un pa¨ªs enredado en la crisis, con un desempleo insoportable (m¨¢s de cinco millones de parados), un d¨¦ficit fuera de control (90.000 millones de euros en 2011) y un clima social endiablado.
Entre la palabra y la realidad
Convoc¨® a los l¨ªderes sindicales 19 d¨ªas despu¨¦s de la huelga general y les explic¨® sus dudas sobre el rescate
El presidente vive desde entonces atrapado en un dilema: su palabra o la realidad. Un a?o despu¨¦s, ha conseguido incumplir casi todas sus promesas y tomar decisiones contrarias a sus principios irrenunciables con el ¨²nico af¨¢n de buscar una salida al t¨²nel. Pero Espa?a sigue a oscuras.
Desde que tom¨® posesi¨®n de su cargo el 21 de diciembre de 2011, Rajoy vive obsesionado con el d¨¦ficit p¨²blico (diferencia entre ingresos y gastos); la prima de riesgo, el n¨²mero de parados (camino ya de los seis millones, seg¨²n la ¨²ltima EPA) y la evoluci¨®n del PIB. El jefe del Ejecutivo sabe que sin crecimiento no hay creaci¨®n de empleo; sin empleo no hay consumo, sin consumo no hay ingresos; sin ingresos hay m¨¢s d¨¦ficit; con m¨¢s d¨¦ficit se encarece la financiaci¨®n.
Para desenredar este embrollo, Rajoy tiene las manos atadas. Le ha tocado dirigir un Ejecutivo monitorizado por Bruselas, que impone la pol¨ªtica econ¨®mica y condiciona su ayuda a m¨¢s sacrificios.
El presidente ofreci¨® a Toxo y M¨¦ndez recuperar el di¨¢logo y les habl¨® de algunos datos positivos en la evoluci¨®n econom¨ªca
El l¨ªder del PP ya lo sab¨ªa cuando lleg¨® al cargo. D¨ªas antes de su investidura, contaba resignado en reuniones discretas celebradas en su despacho de G¨¦nova, 13, el futuro que le esperaba: ¡°No tengo mucho margen de maniobra. Tengo que hacer lo que me dice Europa. He le¨ªdo la carta del BCE que le mandaron a Zapatero y tengo que cumplirla¡±.
Aquella misiva, que el presidente socialista solo atendi¨® en parte, recomendaba aprobar una reforma laboral ¡°con indemnizaciones bajas por despido durante un espacio de tiempo limitado¡± y eliminar la normativa que daba prioridad a los acuerdos sectoriales sobre los acuerdos de empresa. Adem¨¢s, el BCE ped¨ªa m¨¢s recortes presupuestarios y modificaciones legales para impulsar la competitividad en ¡°energ¨ªa, alquiler de viviendas y servicios profesionales¡±.
Todos los ministerios buscan nuevas fuentes de ingresos, Fomento baraj¨® cobrar peaje en la red principal de carreteras
Con ese guion impuesto desde fuera, Rajoy anunci¨® solemne en su investidura que se dispon¨ªa a escribir ¡°una p¨¢gina nueva en la historia de la democracia espa?ola¡± donde dir¨ªa ¡°la verdad, aunque duela, sin adornos y sin excusas¡± y llamar¨ªa ¡°al pan, pan, y al vino, vino¡±.
Pero aquel d¨ªa Rajoy evit¨® hacer da?o. Aquel d¨ªa no cont¨® que impulsar¨ªa una reforma laboral que facilitaba y abarataba el despido (20 d¨ªas por a?o trabajado con un m¨¢ximo de 12 meses de indemnizaci¨®n) ni que subir¨ªa los principales impuestos, incluido el denostado IVA, ni que permitir¨ªa la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los pensionistas ni que aprobar¨ªa recortes multimillonarios en Educaci¨®n y Sanidad, ni que perdonar¨ªa a los defraudadores fiscales ni que nacionalizar¨ªa Bankia, ni que pedir¨ªa un rescate bancario y aprobar¨ªa el banco malo que siempre neg¨®.
Eso lleg¨® un poco m¨¢s tarde.
Rajoy prometi¨® que dir¨ªa la verdad aunque doliera pero las malas noticias se las reparten los ministros y la vicepresidenta
En el segundo consejo de ministros presidido por Rajoy, solo nueve d¨ªas despu¨¦s de su discurso suave de investidura, el Gobierno aprob¨® subir el IRPF a todos los asalariados y el impuesto de bienes inmuebles a todos los propietarios, incrementar la jornada laboral de los funcionarios, recortar las subvenciones a partidos pol¨ªticos y sindicatos; congelar el sueldo de los empleados p¨²blicos¡
Era solo el principio de un aluvi¨®n de medidas impopulares que fue aprobando en un intento desesperado por equilibrar el presupuesto.
La verdad dolorosa sin adornos, las malas noticias, se las repartieron los ministros y la vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa.
Secretarios de Estado, subsecretarios y directores generales se afanan cada semana desde hace un a?o en buscar nuevas fuentes de ingresos y partidas del presupuesto donde recortar m¨¢s gasto. Con esta consigna, la comisi¨®n de subsecretarios y la comisi¨®n delegada de Asuntos Econ¨®micos tramitaron propuestas de aumento de impuestos y de reducci¨®n de gastos que marcaron el inicio del estallido social en el que est¨¢n involucrados todos los colectivos del pa¨ªs.
Se encarecieron los medicamentos, se aument¨® el ratio de alumnos por aula para disminuir el n¨²mero de profesores necesarios, se cre¨® un pago obligatorio para inmigrantes sin papeles que acudan a la sanidad p¨²blica, se extendi¨® el cobro de las tasas judiciales a todos los ciudadanos y no solo a las empresas, se fren¨® la entrada de nuevos beneficiarios de la Ley de Dependencia y se congelaron las ayudas al alquiler para j¨®venes. Ahora se acaba de anunciar un nuevo copago para los traslados en ambulancia no urgentes. En el Ministerio de Fomento barajaron incluso cobrar un peaje por el uso de las carreteras de la red principal para recaudar el dinero con el que financiar el coste multimillonario de la conservaci¨®n de las autov¨ªas. Pero las autoridades econ¨®micas del Gobierno consideraron que esa medida har¨ªa perder competitividad y perjudicar¨ªa al sector del transporte por carretera.
Las l¨ªneas rojas que marca Bruselas
¡°Se asume cualquier desgaste para conseguir el objetivo prioritario de reducir el d¨¦ficit como exige la Uni¨®n Europea. Todas las decisiones se subordinan a los acuerdos con Bruselas¡±, cuenta un alto cargo. Bruselas se sienta cada viernes en el Consejo de Ministros y marca las l¨ªneas rojas que Rajoy y su Gobierno no pueden traspasar.
Los resultados econ¨®micos, de momento, han sido catastr¨®ficos. Todos los par¨¢metros importantes est¨¢n mucho peor que hace un a?o. La depresi¨®n contin¨²a. El empleo se desploma. La prima de riesgo est¨¢ estable por encima de los 400, una cifra que en agosto de 2011 llev¨® nada menos que a una reforma constitucional apresurada.
En el aspecto pol¨ªtico, las cosas no est¨¢n mucho mejor. Antes de llegar al Gobierno, aunque nunca anunci¨® sus intenciones ¡ªel ejemplo de David Cameron le hizo ocultar sus planes m¨¢s duros, seg¨²n su entorno¡ª, Rajoy contaba con que tendr¨ªa una gran contestaci¨®n social. Incluso calculaba que podr¨ªa sufrir dos huelgas generales. Es lo que les trasladaba a los suyos en privado. Pero lo que no esperaba es que tambi¨¦n parte de la derecha se le volviera en contra tan pronto, explican varios dirigentes.
La decepci¨®n de las elecciones andaluzas, donde el PSOE mantuvo el Gobierno con el apoyo de IU, asust¨® mucho al PP. Las encuestas muestran una enorme desconfianza en Rajoy y en el Gobierno entre los votantes populares por las subidas de impuestos y la sensaci¨®n de improvisaci¨®n constante.
Rajoy, atrapado entre la crisis y las negociaciones con sus socios europeos, ha decidido, fiel a su estilo, no hacer apenas pol¨ªtica. Su vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, a la que nadie discute su control de las entretelas del Gobierno, tampoco ha buscado un fuerte perfil pol¨ªtico. Las batallas ideol¨®gicas, las que animan a ese electorado tan molesto con ¨¦l y que preocupa al PP, se las han dejado a dos ministros que sufren un gran desgaste: Alberto Ruiz Gallard¨®n (Justicia) y Jos¨¦ Ignacio Wert (Educaci¨®n). Salvando las enormes distancias pol¨ªticas entre los personajes, Rajoy hace ahora como en su d¨ªa hizo con ?ngel Acebes o Eduardo Zaplana. Deja que sean ellos el ariete, les respalda cuando se lo preguntan, pero tambi¨¦n deja crecer la idea de que van por libre. Si se equivocan, son ellos los que se queman. Algunos creen que esa estrategia tiene un problema: los ministros que hacen cosas sufren un fuerte desgaste, mientras otros, la mayor¨ªa, que han decidido pasar inadvertidos en plena vor¨¢gine, se protegen. Gallard¨®n, un pol¨ªtico siempre capaz de reinventarse, y Wert, que antes de ser ministro era, con Pedro Arriola, estratega y gur¨² de las encuestas del presidente, son muy ¨²tiles a Rajoy. Satisfacen con sus propuestas sobre aborto o educaci¨®n al electorado m¨¢s conservador, ese que est¨¢ molesto por la pol¨ªtica econ¨®mica, y adem¨¢s logran distraer la atenci¨®n. Wert, con su ley educativa y el esc¨¢ndalo que ha causado en Catalu?a, ha logrado tapar por unos d¨ªas la medida m¨¢s impopular para Rajoy: la p¨¦rdida del poder adquisitivo de ocho millones de pensiones.
La resistencia de Rajoy
Lo cierto es que los suyos, a la hora de buscar elementos positivos de un a?o dur¨ªsimo, siempre llegan al mismo punto: la resistencia de Rajoy. Consideran un ¨¦xito que el presidente pueda llegar a fin de a?o sin pedir un nuevo rescate. Una prueba de resistencia, sobre todo a las presiones de banqueros y empresarios, que sufren unos enormes costes de financiaci¨®n y le exigen que pida ayuda al BCE para bajarlos.
El presidente llega a su primer aniversario sin haber hecho crisis de Gobierno a pesar de que varios ministros y otros dirigentes del PP admiten que algunos miembros del Ejecutivo est¨¢n muy quemados. Lo que otros ven como una muestra de la inacci¨®n de Rajoy, que deja que se pudran los problemas, en su entorno lo ven como una prueba m¨¢s de resistencia.
En el ¨¢rea econ¨®mica,
Crist¨®bal Montoro (Hacienda), fiel de la vicepresidenta, est¨¢ muy quemado, aunque cada vez tiene m¨¢s protagonismo porque el ministerio que ocupa es clave. Con Rajoy nada es definitivo. Parec¨ªa que todo se hac¨ªa para cumplir el d¨¦ficit y si no se consegu¨ªa, alguien caer¨ªa, en especial Montoro, encargado de presionar a las autonom¨ªas para controlar el gasto. Ahora ya se da por hecho que se rebasar¨¢ el objetivo de d¨¦ficit y el propio presidente asume como normal un incumplimiento que hace unas semanas era inasumible. Pero vive al d¨ªa, y cambia el discurso sin inmutarse.
Luis de Guindos (Econom¨ªa), que ha tenido momentos muy duros y ha sufrido cr¨ªticas en Europa, ha liderado las maniobras de Rajoy para evitar un nuevo rescate y eso suma. El presidente tiene mucha presi¨®n para que nombre un vicepresidente econ¨®mico, alguien que haga un relato coherente de las reformas y que tenga peso sobre todos los dem¨¢s ministros. Se supone que Rajoy ocupa ese puesto al presidir la Comisi¨®n Delegada de Asuntos Econ¨®micos, pero ¨¦l nunca explica las principales decisiones. Ni siquiera la de no actualizar las pensiones con el IPC de noviembre, pese a todo lo que comprometi¨® su palabra en este asunto.
Guindos y Montoro siguen su batalla para ser ellos los vicepresidentes econ¨®micos. El primero lo tiene m¨¢s f¨¢cil, seg¨²n la mayor¨ªa de los consultados, pero Rajoy siempre prefiere esperar, con lo que es posible que no cambie ni siquiera eso. ?lvaro Nadal, director de la Oficina Econ¨®mica de Moncloa, es el tercero en discordia, es la voz de Rajoy, est¨¢ siempre detr¨¢s de las decisiones clave del Gobierno, influye mucho en la comisi¨®n de subsecretarios, y est¨¢ en todas las reuniones clave. El presidente nunca se ve con Merkel, Hollande, Monti y otros l¨ªderes internacionales clave sin que Nadal est¨¦ a su lado.
Alguien a quien responsabilizar
El presidente llega a su primer a?o de mandato achicharrado por la crisis, pero tranquilo. Siempre tiene alguien a quien responsabilizar. Primero fue la herencia socialista, despu¨¦s fue Europa, que no se pon¨ªa de acuerdo para la uni¨®n bancaria. Lo ¨²nico que le inquieta realmente est¨¢ lejos de ocurrir: una oposici¨®n fuerte y una crisis interna en el PP. Dos amenazas inexistentes.
En el partido, las aguas han vuelto a calmarse.
Las elecciones gallegas le salvaron una vez m¨¢s. En el PP se miraba a esa cita electoral con temor. Si hab¨ªa derrota, despu¨¦s del fracaso andaluz, los barones iban a empezar a moverse. Pero Alberto N¨²?ez Feij¨®o venci¨®, reforzando su papel de posible sucesor, Rajoy super¨® esa bola de set y gan¨® dos a?os de tranquilidad. Hasta las europeas de 2014, unas elecciones menores, y sobre todo las municipales y auton¨®micas de 2015, esas s¨ª claves. Tiene mucho tiempo para manejar su desgaste y sobre todo esperar, su estrategia favorita, a que la situaci¨®n mejore y pueda vender alg¨²n dato positivo.
Rajoy vive obsesionado con la econom¨ªa y la prima de riesgo. Pero el problema pol¨ªtico de fondo que m¨¢s le preocupa es el proyecto independentista de los que gobiernan Catalu?a. Se la jug¨® a fondo en la pasada campa?a electoral y en el PP qued¨® la idea de una clara victoria. No porque el independentismo haya bajado, sino porque la batalla se convirti¨® en un pulso entre Rajoy y Artur Mas que gan¨® claramente el l¨ªder popular. Aunque sabe que el pacto CiU-ERC para gobernar juntos el futuro de Catalu?a implicar¨¢ enormes conflictos en muy poco tiempo.
Rajoy se dispone as¨ª a encarar su segundo a?o mariano, como ya se llama ir¨®nicamente, con la idea fija de la resistencia, la que ha marcado toda su carrera pol¨ªtica. El presidente mira ahora a todos con distancia. Tiene el poder, todo el poder, y conf¨ªa en que el tiempo har¨¢ el resto. Su programa electoral ha quedado para el recuerdo; sus principales promesas, incumplidas. Es la realidad la que manda, seg¨²n explica, no su voluntad, y 2013, admite, ser¨¢ tambi¨¦n dur¨ªsimo.
Pero de nuevo Rajoy har¨¢ una exhibici¨®n de resistencia. Hasta que escampe. Como ha hecho siempre.
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