Mas, entre Saturno y Robespierre
Alguna tasa del frente secesionista se ceba contra viejos pujolistas
Poco imaginaba la familia Daurella que suceder¨ªa esto cuando su pubilla m¨¢s ejecutiva, Sol, casaba con ¨¦l. Eran burgues¨ªa de media p¨¢tina, los virreyes de la Coca-Cola en Catalu?a y ahora en toda Espa?a; los ediles barceloneses del Banesto y del Central, cuando estos vetustos bancos imperaban en un conservar aut¨®crata y esquivo.
?l es hoy vicepresidente del Bar?a y de la Banca (de negocios) Rotschild-Espa?a, Carles Vilarrub¨ª. El que pugna con el imbatible Leopoldo Rod¨¦s (Instituto de la Empresa Familiar, Media Planning, La Caixa...) por convertirse en el gran anfitri¨®n barcelon¨¦s. Y adorna su espl¨¦ndido sal¨®n, suyo y de Sol, vamos, para mayonesas que a veces no ligan, como la del Eurovegas catal¨¢n.
Antes estuvo apadrinado por Manolo Prado y Col¨®n de Carvajal, el real mediador (alg¨²n sinsabor). Y trabaj¨® para Javier de la Rosa (alg¨²n susto may¨²sculo). Y para Jordi Pujol (padre), a quien prest¨® sus servicios de ch¨®fer en la primera campa?a electoral... y quien le catapult¨® al mando de la emisora p¨²blica Catalunya R¨¤dio (buen premio, pues desconoc¨ªa el periodismo y la empresa period¨ªstica), a la Direcci¨®n de Juegos, y a descollar en el ¡°sector negocios¡± convergente.
Ahora, los Daurella y compa?¨ªa afrontan una tasa impensable, y menos de Gobierno amigo, casi ad hoc para ellos, para su vieja Cobega ahora federada con las otras distribuidoras regionales y centralizada, ay catalanismo selectivo, en la villa de Madrid.
CiU prometi¨® bajar la presi¨®n fiscal, pero crea o sube nueve impuestos
?Cu¨¢l? Se trata de un ¡°gravamen sobre las medidas de refresco con exceso de az¨²car, por razones de salud, que afectar¨ªa principalmente a las grandes distribuidoras de bebidas¡±, como reza el pacto de legislatura para la independencia firmado por Artur Mas (CiU) y Oriol Junqueras (Esquerra). Pretenden recaudar unos 22 millones, cargando 0,075 c¨¦ntimos por litro y 0,025 c¨¦ntimos por lata, seg¨²n el sexto borrador del pacto.
Este es uno de los nueve nuevos (o aumentados) impuestos que levantan vendavales entre los pares de los Daurella y las organizaciones empresariales: las grandes Fomento y C¨¢mara, pero tambi¨¦n las peque?as ¡ªy nacionalistas¡ª Pimec y Cecot.
Algunos de esos impuestos gozan de razonable raigambre socialdem¨®crata (pero no tanto liberal, como se supon¨ªa a Mas). El aumento del de patrimonio para las grandes fortunas, cuyo reparo principal ser¨ªa la eventual fuga de ricos a la provincia vecina, bajo el s¨ªndrome Depardieu: m¨¢s probable cuanto m¨¢s tarde se especifique su alcance.
O la reimplantaci¨®n del impuesto sobre sucesiones, de cuya supresi¨®n Mas-I hizo emblema, y ahora volver¨¢ al menos a la cuant¨ªa light en que lo dej¨® el tripartito de izquierdas, tan denostado, y as¨ª semirehabilitado por la puerta de servicio.
El programa de CiU ha sido aparcado; el pacto calca el de Esquerra, al detalle
O el impuesto sobre cada nuevo dep¨®sito bancario, a no confundir con la tasa Tobin que alg¨²n d¨ªa gravar¨¢ las transacciones financieras, sobre todo internacionales. Ya lo implantaron Extremadura, Andaluc¨ªa y Canarias y ahora el Gobierno se lo birla y deber¨¢ compensarlas, de manera que ¡°vamos a pagar el conjunto de los espa?oles el impuesto que ustedes han quitado a los bancos, y eso no puede ser¡±, que dijo P¨¦rez Rubalcaba en el ¨²ltimo debate sobre la UE.
Materias discutibles: algunos debelan y otros comparten esas figuras impositivas. El drama est¨¢ en otro lugar: en la inconsistencia, el donde-dije-digo-digo-diego. As¨ª, el programa electoral de CiU apoyaba una tasa Tobin, pero ¡°siempre que se haga de manera conjunta en todo el territorio de la UE (p¨¢gina 129)¡±.
De los nueve nuevos impuestos y alzas impositivas (los tres citados y transmisiones patrimoniales; grandes superficies; gases contaminantes y residuos nucleares; eurovi?eta en camiones; bebidas azucaradas y viviendas desocupadas) aparecidos ahora como por ensalmo, ninguno figuraba en el programa convergente.
Propon¨ªa lo contrario, la ¡°reducci¨®n¡±, eso s¨ª, selectiva, ¡°de la presi¨®n fiscal individual¡± (p¨¢gina 128); la reducci¨®n del IVA para cultura, salud, servicios sociales, turismo; los ¡°incentivos fiscales a las familias¡±. Parece que reducir es lo contrario de aumentar. Y aqu¨ª no hay la excusa de un desconocimiento de la realidad en el momento de acceder al poder, pues Mas-II sucede al ya experimentado, aunque ef¨ªmero, Mas-I.
?De d¨®nde salen pues esos impuestos? Seis de ellos, del programa del tranquilo profesor Junqueras, de quien muchos discrepan, pero nunca ha enga?ado. El texto del pacto CiU-Esquerra es una calcoman¨ªa de este. No solo en el aspecto fiscal, tambi¨¦n en el pre¨¢mbulo; en el dise?o de una Hacienda catalana segregada; y en el calendario expr¨¦s de un refer¨¦ndum para la independencia ?dentro de un a?o, en 2014! Que se aventura superneutral¨ªsimo, pues ya estar¨¢ enhebrado el Estado independiente, esa querencia por los hechos consumados que se retroalimenta en las enf¨¢ticas amenazas del centralismo gubernamental.
Proponen la consulta en un a?o; optan ya por los hechos consumados
Tan significativas son las novedades incorporadas como las prioridades del programa convergente ¡ªy muy transversales en la sociedad catalana¡ª ahora aparcadas: el corredor ferroviario mediterr¨¢neo, la pol¨ªtica aeroportuaria, el papel de Barcelona/Catalu?a en el Mediterr¨¢neo, el impulso tecnol¨®gico mediante eventos como los congresos Mobile World y Smart City...
Una cosa es fusionar programas con el aliado de turno; otra, sustituir el propio por el ajeno. Se comprende que a algunos votantes les moleste esta larga cambiada. Votaron otra cosa.
El honorable propuso a la anterior legislatura un pacto fiscal (¡°en la l¨ªnea del concierto¡± vasco) y lo acab¨® trocando en un ¡°derecho a decidir¡±. Ahora promet¨ªa el derecho a la autodeterminaci¨®n y ya sustancia un acelerado nuevo Estado antes de ejercer aquel derecho: m¨¢s que un ¡°contrato-programa¡± con la sociedad, como postula, se atisba un contrato de adhesi¨®n, el derecho a ratificar lo que dos han decidido. En esta cabalgada, Artur Mas corre el peligro de remedar a Robespierre, devorado y guillotinado por otros revolucionarios. O el contrario, convertirse en el Saturno que devora a sus hijos pol¨ªticos, o mejor, a los de Pujol, como Vilarrub¨ª. Para estos, un brindis con burbujas... secas. Brut nature.
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