Mar¨ªa Giralt, incansable activista por la democracia
Liberal, polifac¨¦tica, singular¡ Estos y otros predicados podr¨ªan acompa?ar a esta gran mujer
Liberal, polifac¨¦tica, singular¡ Estos y otros predicados podr¨ªan acompa?ar, no agotar, la semblanza de Mar¨ªa Giralt, Mary, fallecida a comienzos de este mes en Madrid.
Era descendiente de dos de las m¨¢s significativas familias de la industria catalana. Pese a la persecuci¨®n que ambas ramas familiares sufrieron en zona republicana, el talante liberal de Mar¨ªa le hizo desde joven repudiar el franquismo, a lo que seguramente despu¨¦s coadyuvaron su noviazgo y matrimonio con Fernando Baeza Martos, hijo de exiliados, funcionario de la Unesco en su sede de Par¨ªs, capital a la que una Mary desprovista de pasaporte lleg¨® enrolada en una presunta peregrinaci¨®n a Lourdes y en la que se cas¨® en una ceremonia civil oficiada por el embajador mexicano Octavio Paz, con quien los Baeza mantuvieron larga amistad.
Ya en Espa?a, el activismo antifranquista de la pareja Baeza-Giralt no solo llev¨® a la c¨¢rcel en 1956 a Fernando; tambi¨¦n Mary sufri¨® sucesivas detenciones, una de ellas en 1957, tras organizar una comitiva de c¨®nyuges de presos pol¨ªticos en plena Puerta del Sol. Otra en 1961, por su apoyo a la huelga de los mineros asturianos. En la celda de la Direcci¨®n General de Seguridad se encar¨® con el famoso agente Juan Antonio Gonz¨¢lez Pacheco, Billy el Ni?o, al que tuvo la ingeniosa ocurrencia de agradecerle las detenciones: ¡°?ramos bastantes, pero ahora la prensa internacional multiplicar¨¢ el n¨²mero¡±. El polic¨ªa, sanguinario pero no tonto, tuvo que asentir.
No acudi¨® Mary a la reuni¨®n de opositores antifranquistas denominada por la prensa franquista ¡°contubernio de M¨²nich¡±. S¨ª asisti¨® su marido, al que recibimos en la capital b¨¢vara con j¨²bilo tras su com¨²n aventura pirenaica con Dionisio Ridruejo, Jos¨¦ Federico de Carvajal y Jos¨¦ Vidal-Beneyto. Con motivo de aquella reuni¨®n, el esposo de Mary sufri¨® un nuevo exilio, mientras ella, en Madrid, se volcaba en el apoyo a las familias de expulsados y confinados. En 1975, una vez m¨¢s ante las puertas de la Direcci¨®n General de Seguridad ¡ªdonde Fernando y 18 m¨¢s est¨¢bamos detenidos con motivo del proceso de Burgos¡ª, Mary volver¨ªa a encararse con los polic¨ªas, haci¨¦ndoles ver, ley franquista en la mano, que por debajo de 20 personas nuestra reuni¨®n de 19 en la avenida del Mediterr¨¢neo hab¨ªa sido legal.
Ya en democracia, Fernando fue designado en 1983 embajador ante el Consejo de Europa. Una Mary motivada al m¨¢ximo, pol¨ªglota, sociable, hizo de la residencia oficial en Estrasburgo un centro de encuentro no solo pol¨ªtico, sino tambi¨¦n cultural y cient¨ªfico. Es inolvidable la acogida que los europarlamentarios espa?oles recib¨ªamos mensualmente en esa casa.
A su regreso a Espa?a, la actividad de esa gran lectora y escritora no ces¨® y su adscripci¨®n a la religi¨®n budista reforz¨® su inquietud espiritual, a la par que sirvi¨® de ayuda a los centros de defensa de las reivindicaciones tibetanas, y le dio sosiego en la honda pena que sufri¨® tras los fallecimientos de su hija Patricia, monja de esa religi¨®n, y del marido al que estuvo unida durante m¨¢s de 60 a?os.
Enferma en estos ¨²ltimos, Mary no ha dejado de comunicarse con los amigos, de hacerse leer todo, desde los cl¨¢sicos a la prensa cotidiana; y d¨ªa a d¨ªa ha dictado unos textos cuya recopilaci¨®n y posterior publicaci¨®n esperamos que su hija Laura lleve pronto a cabo.
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