Menos para¨ªso y m¨¢s leyenda urbana
Gibraltar est¨¢ en la lista blanca de la OCDE y avanza en transparencia fiscal La fiscalidad de las sociedades del Pe?¨®n hace a?os que est¨¢ en el 10%
Quiz¨¢s aceptando la hip¨®tesis de que Gibraltar nunca ser¨¢ espa?ol se entienda mejor c¨®mo de est¨¦ril o de virtual es el esfuerzo diplom¨¢tico nacional en esta materia.
Nunca lo ser¨¢ porque la condici¨®n de gibraltare?o es un privilegio que permite a sus ciudadanos disfrutar de lo mejor de Gran Breta?a (la educaci¨®n, su sistema financiero, su justicia, su lengua¡) y lo mejor de Espa?a (el entorno, la gastronom¨ªa, la sanidad, su lengua¡) a un mismo tiempo. Ello, sin entrar a considerar beneficios fiscales y un sentimiento de resistencia a lo espa?ol consolidado y transmitido de generaci¨®n en generaci¨®n. Cualquier diplom¨¢tico novato sabe que los espa?olistas en Gibraltar no alcanzan ni de lejos el 10%. Por tanto, la pol¨ªtica espa?ola al respecto se ha limitado a mantener una ficci¨®n para no contrariar esa esencia intocable de la espa?olidad del Pe?¨®n. ?Cu¨¢ntos a?os nos quedan de seguir escuchando lo del Tratado de Utrecht?
La acci¨®n diplom¨¢tica se ha limitado a ser m¨¢s o menos hostil con Gibraltar en funci¨®n del color de cada Gobierno: generalmente m¨¢s antip¨¢tica con Gobiernos PP por aquello de aparentar patriotismo. Eso puertas afuera, porque en la realidad de la calle, el marco de relaciones a un lado y otro de la famosa verja tiende a ser mucho m¨¢s estrecho, cordial e interesante para ambas partes. Gibraltar es la principal fuente de ingresos para la econom¨ªa de las localidades vecinas (es la primera factor¨ªa de la regi¨®n con cerca de 5.000 empleos directos para espa?oles) y no solo un para¨ªso fiscal o un refugio de contrabandistas. La colaboraci¨®n entre fuerzas policiales a uno y otro lado de la verja es excelente, en opini¨®n de los profesionales que trabajan in situ. Otra cosa es la resistencia espa?ola a no reconocer como igual a toda autoridad gibraltare?a (por ejemplo, en caso de reclamaciones judiciales) o el inter¨¦s por mantener ciertas leyendas urbanas.
Una de ellas, por ejemplo, es la del para¨ªso fiscal: hace tiempo que Gibraltar pas¨® a estar en la lista blanca de la OCDE, que las sociedades all¨ª domiciliadas est¨¢n obligadas a tributar por el 10% (al igual que en otros pa¨ªses dentro de Europa) y que el Pe?¨®n ha evolucionado mucho en t¨¦rminos de transparencia. Pero los expertos espa?oles solo reconocen esos avances confidencialmente porque est¨¢ mal visto hacerlo oficialmente. Interesa m¨¢s seguir alimentando la leyenda. Gibraltar est¨¢ al mismo nivel fiscal que otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. De hecho, en las ¨²ltimas operaciones policiales desarrolladas en Espa?a contra el blanqueo de capitales apenas aparece ya Gibraltar, cuando hace algunas d¨¦cadas era un denominador com¨²n. Baste recordar que hubo una ¨¦poca (Operaci¨®n Ballena Blanca y siguientes) en la que el mayor n¨²mero de sociedades se creaban en los despachos profesionales de la Costa del Sol.
Otra leyenda: refugio de contrabandistas. Las mejores im¨¢genes de contrabando de tabaco se pod¨ªan grabar en la verja hace unos meses: cientos de motocicletas cruzando a diario la frontera. Los datos de Aduanas eran significativos: hubo dos millones m¨¢s de movimientos en 2010 y 2011 ?Qui¨¦nes eran los contrabandistas? ?Qui¨¦nes obten¨ªan beneficios a partir de redes de vendedores ilegales? Los espa?oles.
El bunquering o aprovisionamiento de petr¨®leo en alta mar a un precio fiscalmente m¨¢s barato, con sus riesgos medioambientales. Lo hace Gibraltar. Cierto. Tambi¨¦n empresas espa?olas de C¨¢diz y empresas espa?olas en Ceuta. Y todo ese petr¨®leo viene de un solo surtidor, que es la refiner¨ªa espa?ola en Algeciras.
As¨ª, pues, cada nuevo conflicto debe ponerse en perspectiva. Nunca ser¨¢ demasiado serio. Nunca ir¨¢ m¨¢s all¨¢. Gibraltar es una realidad con siglos de historia.
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