Rajoy aplaza la batalla legal contra el desaf¨ªo independentista de Mas
La Moncloa no ve efectos jur¨ªdicos en la declaraci¨®n soberanista El Constitucional rechaz¨® el recurso de Aznar contra la tramitaci¨®n parlamentaria del plan Ibarretxe
Para los suyos Mariano Rajoy es el Mariano Rajoy de verdad solo desde 2008. Fue entonces, en el Congreso de Valencia, cuando rompi¨® claramente con la l¨ªnea pol¨ªtica de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y se conjur¨® para dar un giro a su manera de hacer pol¨ªtica. Nada de recogida de firmas contra el Estatuto de Catalu?a por toda Espa?a, nada de manifestaciones contra el matrimonio homosexual, nada de ir siempre al choque, a la ofensiva, ¡°sin complejos¡±, en terminolog¨ªa de Aznar.
Cinco a?os despu¨¦s, Rajoy est¨¢ en el Gobierno y se enfrenta al mayor problema pol¨ªtico de fondo en Espa?a en las ¨²ltimas d¨¦cadas: una aut¨¦ntica ofensiva independentista en Catalu?a. Y despu¨¦s de darle varias vueltas, escuchar a mucha gente y comprobar que, como es habitual, tanto en el PP como en los medios de comunicaci¨®n conservadores hay divisi¨®n de opiniones sobre qu¨¦ debe hacer, ha tomado la decisi¨®n que m¨¢s le pega al nuevo Mariano Rajoy: ha decidido no mover un m¨²sculo hasta que Artur Mas, con el apoyo de ERC, tome una decisi¨®n jur¨ªdicamente relevante, esto es, convocar un refer¨¦ndum soberanista en Catalu?a.
Diversas fuentes del Gobierno consultadas coinciden en que la decisi¨®n es firme y no va a cambiar a pesar de que Rajoy sabe que la situaci¨®n se va a poner mucho m¨¢s tensa y arreciar¨¢ la presi¨®n del nacionalismo espa?ol y de los sectores m¨¢s duros del PP para que act¨²e ya y con contundencia. El presidente no lo hace solo por fidelidad a su estilo, dicen los suyos. Ha analizado los precedentes. Y ha llegado a la conclusi¨®n de que Aznar, que acudi¨® en 2003 al Tribunal Constitucional en cuanto el plan Ibarretxe empezaba a andar en el Parlamento vasco, tuvo mucho menos ¨¦xito con su estrategia de ir al choque que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que esper¨® a que el asunto llegara al Congreso, dej¨® que se tramitara, permiti¨® que Ibarretxe lo defendiera en un pleno muy recordado y lo anul¨® con la mayor¨ªa aplastante de la suma de PP y PSOE. Aznar se llev¨® un varapalo del Tribunal Constitucional. Zapatero triunf¨® y poco despu¨¦s Ibarretxe y su plan eran historia. En esos d¨ªas, Rajoy exigi¨® a Zapatero que no dejara siquiera que el plan se tramitara en el Congreso. Pero ahora, con el tiempo, en Moncloa est¨¢ asumido que la estrategia de Zapatero fue la correcta.
El caso catal¨¢n no es id¨¦ntico. Tambi¨¦n CiU y ERC han aprendido del plan Ibarretxe. Y por eso no tienen ninguna intenci¨®n, de momento, de llevar al Congreso ninguna iniciativa porque saben que tendr¨ªa los d¨ªas contados. El Gobierno les invita a ello constantemente: ¡°Si quieren una reforma constitucional, que traigan una propuesta¡±, insisten en una clara provocaci¨®n. Pero CiU y ERC ya se saben el final y prefieren quedarse en el Parlamento catal¨¢n, que controlan con su mayor¨ªa absoluta. Por eso en el Ejecutivo est¨¢n convencidos de que este ser¨¢ un a?o lleno de provocaciones, de movimientos de ajedrez. Y Rajoy ha decidido no moverse hasta que no sea absolutamente necesario.
Primero, porque quiere evitar el bochorno de una derrota en el Constitucional como la que sufri¨® Aznar. Se trata adem¨¢s de un tribunal que en este momento no dominan los conservadores, sino los progresistas. Pero es que adem¨¢s Rajoy est¨¢ convencido de que la estrategia de esperar, la que m¨¢s le ha gustado siempre, tiene en este caso virtudes indudables. Mas est¨¢ muy debilitado despu¨¦s de las elecciones catalanas, y en Moncloa creen que el tiempo le har¨¢ a¨²n m¨¢s d¨¦bil. Su pacto con ERC es inestable, aseguran. La presi¨®n empresarial contra la deriva independentista va a crecer poco a poco, insisten. Y como ya se est¨¢ viendo en esta primera fase, el alejamiento del PSC e incluso de ICV deja a Mas cada vez m¨¢s solo y m¨¢s d¨¦bil. Rajoy cree que as¨ª, esperando y con un discurso amable y dialogante, sin darle a Mas la coartada para el victimismo, el presidente catal¨¢n se ir¨¢ cociendo en su propia salsa.
Un desaf¨ªo con antecedentes
No es la primera vez que el Parlamento de Catalu?a debate una declaraci¨®n soberanista y susceptible de vulnerar la Constituci¨®n. En las ¨²ltimas tres d¨¦cadas esa C¨¢mara auton¨®mica ha aprobado al menos cuatro mociones o resoluciones ¡ªen 1989, 1998, 2010 y 2011¡ª proclamando el derecho de autodeterminaci¨®n de los catalanes e incluso (en la de 2011) considerando al Parlamento catal¨¢n como "sede de la soberan¨ªa". Una quinta declaraci¨®n ¡ªla del pasado 27 de septiembre, ya en plena deriva independentista de CiU¡ª defend¨ªa el "derecho a decidir" de los catalanes en una "consulta" (se deduce que de autodeterminaci¨®n).
Ninguna de esas cinco iniciativas (los enlaces a los documentos est¨¢n en catal¨¢n porque la C¨¢mara no los tiene disponibles en castellano) se ha concretado en nada, ni ha sido impugnada por el Gobierno. Aparentemente, todos los actores implicados han asumido hasta ahora que se trataba de pura ret¨®rica.
La resoluci¨®n que CiU y ERC pretenden someter a votaci¨®n el pr¨®ximo d¨ªa 23 va un paso m¨¢s all¨¢, al calificar de "sujeto pol¨ªtico y jur¨ªdico soberano" al "pueblo de Catalu?a" ¡ª"por razones de legitimidad democr¨¢tica", dice el borrador de resoluci¨®n, porque razones legales no tiene¡ª y anunciando la "voluntad de constituir Catalu?a en un nuevo Estado dentro del marco europeo". PP y PSOE han interpretado que eso es directamente una declaraci¨®n (de intenciones) de independencia.
El Gobierno ha estudiado el recorrido legal del proceso inciado por CiU y ERC y est¨¢ convencido de que la declaraci¨®n soberanista que promueve Mas no tiene consecuencias jur¨ªdicas, con lo que no tiene sentido recurrirla. Habr¨¢ m¨¢s pasos y tampoco ser¨¢n recurridos. La ¨²nica duda que le queda al Ejecutivo es saber si Mas aprobar¨¢ antes una ley de consultas, y ah¨ª llegar¨¢ el momento del primer recurso al Constitucional, o precisamente porque sabe que esa ley estar¨ªa condenada a morir ¡ªcomo le sucedi¨® a la anterior ley de consultas catalana, recurrida por Zapatero en 2010¡ª convocar¨¢ el refer¨¦ndum incluso antes de promover esa ley.
En cualquier caso, es el refer¨¦ndum el que marca toda la estrategia del Gobierno central. Hasta que no se convoque, previsiblemente en 2014, Rajoy optar¨¢ por el perfil bajo, el discurso dialogante, y el ofrecimiento p¨²blico a Mas de una reforma de la financiaci¨®n. Mientras, el entorno del presidente maniobrar¨¢ entre empresarios y pol¨ªticos para presionar a CiU a abandonar la idea del refer¨¦ndum. En este contexto la debilidad de Josep Antoni Duran es un problema para el Ejecutivo, que siempre lo ha tenido como interlocutor preferente.
El Gobierno lo intentar¨¢ todo en privado para frenar la consulta, aunque cree que no tendr¨¢ ¨¦xito porque Mas se ha comprometido demasiado. Llegados a ese punto, Rajoy pondr¨ªa en marcha toda la maquinaria del Estado para frenarla. Y ah¨ª llega la ¨²ltima esperanza de varios miembros del Ejecutivo y del PP consultados: cuando el Constitucional ordene la suspensi¨®n del refer¨¦ndum a la espera de su sentencia definitiva, que puede tardar a?os, Mas tendr¨¢ que tomar una decisi¨®n clave. O se salta totalmente la legalidad y trata de seguir adelante con el refer¨¦ndum, algo que generar¨ªa una enorme tensi¨®n pol¨ªtica y que ser¨ªa complicado de llevar a cabo t¨¦cnicamente, o se agarra a la percha del Constitucional para explicar a los catalanes que debe esperar a su sentencia antes de seguir. O incluso convoca otras elecciones. Ser¨ªa una nueva manera de ganar tiempo, la principal estrategia de Rajoy y su equipo para enfrentarse al desaf¨ªo catal¨¢n, un asunto tan delicado que nadie se atreve a hacer pron¨®sticos sobre c¨®mo acabar¨¢.
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