Endogamia
El esc¨¢ndalo B¨¢rcenas ha descubierto la cara oculta del partido en el poder, revelando la endogamia de su doble moral. Mucho acusar de corruptos a sus competidores mientras ellos manten¨ªan en la sombra una trama de comisiones controlada desde su tesorer¨ªa, en una larga trayectoria que se inici¨® con el caso Naseiro hasta llegar hoy al caso B¨¢rcenas. Menos mal que, dada la magnitud del esc¨¢ndalo, esta vez la justicia tendr¨¢ dif¨ªcil mirar para otro lado como sucedi¨® con el caso Naseiro, cuya impunidad anim¨® a proseguir tan opaco negocio hasta degenerar en la trama G¨¹rtel. Y menos mal que, al parecer, el presidente Rajoy no result¨® personalmente beneficiado, pues eso habr¨ªa supuesto un estigma letal para el prestigio de la Presidencia del Gobierno espa?ol. Pero aunque no cobrase comisiones, Rajoy s¨ª toler¨® y ampar¨® por endogamia las maniobras de B¨¢rcenas, al que ascendi¨® a la tesorer¨ªa del partido, legitimando su espuria forma de proceder.
As¨ª culmina una escalada de recientes esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que amenaza con quebrar la moral p¨²blica de los ciudadanos, previamente castigados por la inmerecida pol¨ªtica de ajuste fiscal que la clase dirigente ha descargado sobre sus espaldas desde mayo de 2010. Esto explica la actual deriva de las encuestas que arrojan un creciente desafecto de los espa?oles por su clase pol¨ªtica, a la que tienden a contemplar como una ¡°¨¦lite extractiva¡± (por usar el concepto que Molinas tom¨® prestado de Acemoglu). Y si este clima de fobia antipol¨ªtica se asentase, sus consecuencias podr¨ªan llegar a ser muy graves en t¨¦rminos de crisis social, conflictividad antisistema y vuelco en el actual sistema de partidos, seg¨²n el presente ejemplo de Grecia.
?Qu¨¦ puede hacerse para contrarrestar esta perversa degeneraci¨®n pol¨ªtica? Es evidente que hace falta un consenso interpartidario para proceder a reformas legislativas capaces de poner freno a semejante patolog¨ªa. Pero lo que no parece claro es el contenido de las medidas regenerativas. Algunos sostienen que hace falta provocar un cambio de valores ¨¦ticos y culturales, socorrido eufemismo que suele traducirse por pactar c¨®digos deontol¨®gicos de autorregulaci¨®n y buenas pr¨¢cticas. O sea, papel mojado y palabrer¨ªa que pronto es barrida por el viento del cinismo: como tantos otros partidos, el PP tiene vigente un c¨®digo de buenas pr¨¢cticas que no sirvi¨® de nada. M¨¢s pragm¨¢tica, Esperanza Aguirre ha propuesto que en cada partido se abra una Oficina de Asuntos Internos, dedicada a perseguir los abusos de militantes y dirigentes. Pero de poco servir¨ªa, pues dada la endogamia de los partidos, seguir¨ªa imponi¨¦ndose la omert¨¤ o ley del silencio.
Introduzcamos inspectores externos empotrados en la tesorer¨ªa de cada partido
No, lo que hay que hacer con el sistema de partidos es algo parecido a lo que ya se ha hecho con el sistema financiero, la aut¨¦ntica ¡°¨¦lite extractiva¡± de nuestro pa¨ªs, cuyas redes de agencias territoriales canalizaron la corrupci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y urban¨ªstica, seg¨²n el ejemplo de las cajas de ahorros. Como se ha demostrado, los inspectores del Banco de Espa?a no supieron impedir la corrupci¨®n financiera, y por eso la Comisi¨®n Europea exigi¨® la reforma de su sistema de supervisi¨®n como condici¨®n sine qua non para acudir a su rescate, seg¨²n el c¨¦lebre MoU dictado el 20 de julio pasado. Pues bien, as¨ª se hizo, y ahora nuestro sistema financiero va a contar con un doble sistema de supervisi¨®n aprobado esta misma semana por Bruselas. A nivel micro, el Banco de Espa?a introducir¨¢ inspectores externos empotrados (embeded) en el interior de cada entidad financiera. Y a nivel macro, el propio Banco de Espa?a ser¨¢ directamente supervisado por los inspectores empotrados que enviar¨¢ la troika (BCE, CE y FMI).
?Por qu¨¦ no hacer lo mismo con nuestro sistema de partidos? En lugar de inspectores internos y por tanto endog¨¢micos, como propone Esperanza Aguirre, introduzcamos inspectores externos empotrados en la tesorer¨ªa de cada partido. Pero agentes empotrados que no puedan ser clientes del partido, como sucede con las agencias auditoras o de rating que asesoran a las empresas a la vez que las supervisan, cayendo as¨ª en la colusi¨®n del llamado conflicto de intereses. No, para que resulte incorruptible, el inspector empotrado debe ser absolutamente ajeno e independiente. Igual que deber¨ªa suceder con los interventores municipales que yo reclam¨¦ en mi ¨²ltima columna, como inspectores empotrados en cada ayuntamiento para impedir la corrupci¨®n local. Por desgracia, tanto la FEMP (en manos del PP) como el PSOE se han opuesto a los interventores empotrados en nombre de la sagrada autonom¨ªa local. Y es de temer que lo mismo alegar¨ªan tambi¨¦n nuestros partidos pol¨ªticos, en defensa de
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