¡°Avisamos al consejero de que nos estaban ordenando acciones delictivas¡±
¡°Gam¨®n orden¨® esa barbaridad porque, seg¨²n ¨¦l, Gonz¨¢lez ten¨ªa inter¨¦s¡±, asegura uno de los agentes implicados en el caso del espionaje en Madrid
Jos¨¦ Oreja trabaja como asesor de seguridad en la Comunidad de Madrid. Este agente de la Guardia Civil fue fichado a finales de 2007 por el entonces consejero de Interior, Francisco Granados. Desde 2009 Oreja est¨¢ imputado, junto a otros dos guardias civiles, un empleado auton¨®mico y un polic¨ªa nacional, en un caso de espionaje pol¨ªtico pagado con fondos p¨²blicos y ordenado supuestamente por el Ejecutivo de Esperanza Aguirre contra sus adversarios dentro del propio partido (Manuel Cobo, entonces vicealcalde de Madrid, y Alfredo Prada, entonces consejero de Justicia). Oreja ha denunciado ante la juez que se neg¨® a hacer el espionaje por considerarlo ilegal y protest¨® ante el consejero Granados, sin que este hiciera nada por evitarlo. Ahora, lo explica en EL PA?S.
P. ?C¨®mo llega a la Comunidad de Madrid?
R. A trav¨¦s de un compa?ero de la Guardia Civil, actualmente en excedencia, militante del PP y relacionado con el exconsejero Francisco Granados.
P. Entra como asesor del consejero, pero ?qui¨¦n era su jefe directo?
R. Nada m¨¢s llegar, el se?or Granados nos presenta tanto a mis compa?eros como a m¨ª, al director general, Sergio Gam¨®n, poni¨¦ndonos a su disposici¨®n.
P. ?C¨®mo es la primera reuni¨®n con Gam¨®n donde les plantea la tarea que usted cree ilegal?
R. Le voy a responder con mi declaraci¨®n ante el juzgado n¨²mero 5 de Plaza Castilla. A principios de 2008. La propuesta que nos hacen el director y el subdirector nos parece una locura por dos motivos. Uno, por las personalidades de que se trata, autoridades legalmente constituidas o designadas. Y dos, porque para conseguir cualquier informaci¨®n relevante habr¨ªa que obtenerla de forma irregular, mediante actuaciones delictivas. La orden nos la dan verbalmente en el despacho del director general.
P. ?Plantearon alguna objeci¨®n en aquella reuni¨®n?
R. Cuando se produjo la reuni¨®n, ya hab¨ªan transcurrido tres o cuatro meses desde nuestro nombramiento, tiempo suficiente para darnos cuenta de que el director, el subdirector y los tres polic¨ªas formaban un grupo consolidado, con relaciones hist¨®ricas y con apoyos por encima del consejero Granados. La exmujer del se?or Gam¨®n, la se?ora Laviana, explic¨® en EL PA?S que su marido, y cito textualmente, ¡°empez¨® a investigar a Prada casi desde su nombramiento, en 2006. No ten¨ªa la infraestructura, pero estaba espiando desde el principio. Ignacio Gonz¨¢lez [entonces vicepresidente de la Comunidad] recib¨ªa an¨®nimos, y como hab¨ªa enfrentamiento entre Gonz¨¢lez y Prada... desde el principio empez¨® a investigar a Prada..., hac¨ªa ese trabajo solo con Miguel Casta?o, al que fich¨® como subdirector¡±. L¨®gicamente, despu¨¦s de recibir la orden, nos dirigimos al consejero Granados. Se nos consideraba hombres del consejero. Empez¨® a surgir el enfrentamiento l¨®gico con la direcci¨®n general, para los que ya empez¨¢bamos a ser tres estorbos, gener¨¢ndose problemas de convivencia. En aquellos momentos, los tres guardias form¨¢bamos un grupo cohesionado compartiendo todas nuestras inquietudes y problemas,
P. ?Qu¨¦ le dijeron al consejero y que les contest¨®?
R. Me remito a mi declaraci¨®n hecha en el juzgado. Le expresamos nuestra repulsa a realizar esta labor y nos dijo que no hici¨¦ramos caso. Le contestamos: 'Si quieres, no le hacemos ni caso, pero es el que manda en la direcci¨®n'. Le advertimos de que lo que nos estaban ordenando podr¨ªa ser una acci¨®n delictiva per se, am¨¦n de los fines que se persiguieran. Y Granados nos respondi¨®: 'Para m¨ª, Gam¨®n es una mosca que con un movimiento de mis dedos la puedo desplazar al pupitre de delante'. Pero nos dimos cuenta de que mandaba el director y que las instrucciones no le vienen del consejero.
P. ?Cu¨¢ntas veces le dijeron al consejero Granados que no quer¨ªan hacer los trabajos que le encargaba el se?or Gam¨®n?
R. Las suficientes como para tom¨¢rselo en serio, y haber destituido al se?or Gam¨®n, haber dimitido ¨¦l mismo, o mandarnos a nosotros a nuestra casa.
P. ?C¨®mo se producen los primeros seguimientos?
R. Por parte de los tres guardias civiles, nunca hubo seguimientos. Ninguno de los tres guardias civiles tenemos un perfil profesional que se ajuste a las necesidades que ten¨ªan estos se?ores para obtener informaci¨®n. Por otra parte, carec¨ªamos de medios para realizarlos. Estos ingredientes generan una realidad imposible. Mire usted, a d¨ªa de hoy tengo claro que nos trajeron aqu¨ª para cualquier cosa menos para los objetivos que nos marcaron.
P. Hay seguimientos que se prolongan hasta la madrugada en la puerta de alg¨²n restaurante donde Prada estuvo cenando con su hija. ?Les obligaban realmente a estar en esos lugares?
R. Le insisto, no hay seguimientos. Y si estaba en un determinado lugar, era porque me obligaban a estar all¨ª. Y estar, no es seguir.
P. En los partes se describe unos seguimientos en moto... ?Qui¨¦n los hac¨ªa?
R. Le voy a responder de la misma manera que respond¨ª un d¨ªa al se?or Casta?o: si hay que ir se va, pero ir para nada... y con esto nos relajamos, porque no s¨¦ c¨®mo tengo que decirle que nunca he hecho seguimientos.
P. Usted declar¨® a la juez que a los mandos del departamento tambi¨¦n les interesaba Ruiz-Gallard¨®n o Cristina Cifuentes... ?Sabe usted si realmente se les sigui¨®? ?Les explicaron exactamente por qu¨¦ hab¨ªa tanto inter¨¦s en aquellas personas?
R. No. A nosotros no nos han explicado nunca nada. En la reuni¨®n en la que nos marcaron los objetivos, nos dijeron que ten¨ªa especial inter¨¦s don Ignacio Gonz¨¢lez.
P. ?Pensaron que se trataba de cuestiones de rivalidad pol¨ªtica?
R. En aquellos momentos, no ten¨ªa ni idea. En estos momentos, lo tengo clar¨ªsimo. Me remito a lo declarado ante su se?or¨ªa por escrito. Creo que las notas que me exig¨ªan elaborar y entregar ten¨ªan como ¨²nico objetivo hacerme c¨®mplice de las barbaridades que me mandaban estos dos se?ores.
P. Cuando la polic¨ªa les llam¨® por primera vez, ustedes negaron todos los hechos. ?Por qu¨¦?
R. Porque yo no he hecho ning¨²n seguimiento, y de manera rotunda, as¨ª lo declar¨¦. Aquel d¨ªa citaron a los tres guardias, a una persona que no estaba en el momento de los hechos en la Comunidad de Madrid y a un contratado laboral, ajeno a esta realidad, todos inocentes. A esto sume usted lo que nos dice el comisario instructor nada m¨¢s llegar: ¡°No s¨¦ por qu¨¦ hab¨¦is venido, yo no habr¨ªa venido, esto son cosas de la fiscal¨ªa y de los pol¨ªticos¡±. Y a esto sume usted que no llaman ni al director general, ni al subdirector, ni a ninguno de los polic¨ªas.
P. ?Escuch¨® a Gam¨®n referirse expresamente a Gonz¨¢lez para justificar por qu¨¦ hab¨ªa tanto inter¨¦s en seguir a esos pol¨ªticos?
R. Yo lo ¨²nico que escuch¨¦ es que el se?or Gam¨®n nos orden¨® esa barbaridad porque, seg¨²n ¨¦l, el se?or Gonz¨¢lez ten¨ªa especial inter¨¦s.
P. ?Entiende por qu¨¦ se involucr¨® a su compa?ero Jos¨¦ Manuel Pinto, empleado p¨²blico de la Comunidad de Madrid, en la supuesta trama?
R. Jos¨¦ Manuel Pinto no es mi compa?ero. Podemos hacer las conjeturas que usted quiera, pero los hechos son los siguientes: si yo vi escribir al se?or Casta?o [director general de Seguridad] en las notas de trabajo que entregaba en la direcci¨®n general, y la Polic¨ªa dice que el autor de la letra es Jos¨¦ Manuel Pinto, o las notas son falsas, o la Polic¨ªa se ha equivocado.
Las sospechas sobre el presidente y el senador
Ignacio Gonz¨¢lez y Francisco Granados nunca se llevaron demasiado bien cuando compartieron mesa en el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, presidido por Esperanza Aguirre. Ahora, la investigaci¨®n del supuesto caso de espionaje pol¨ªtico en la Comunidad de Madrid les apunta como responsables de lo ocurrido. El guardia civil Jos¨¦ Oreja ha declarado al juzgado que instruye el caso que Granados, que era consejero de Interior cuando ocurrieron los hechos, conoci¨® que les estaban ordenando el espionaje ilegal a adversarios pol¨ªticos de la presidenta Aguirre pero no hizo nada por evitarlo. Granados es ahora senador y cualquier imputaci¨®n, si la juez cree que hay indicios suficientes, debe pasar por una decisi¨®n del Tribunal Supremo, con lo que el caso dejar¨ªa de instruirse en un juzgado de Plaza de Castilla, como hasta ahora. Ignacio Gonz¨¢lez era vicepresidente cuando se produjeron los supuestos seguimientos pagados con fondos p¨²blicos y el agente Jos¨¦ Oreja asegura que era el dirigente pol¨ªtico que inspir¨® esas actuaciones ilegales. Oreja ha declarado que su jefe le orden¨® ese trabajo porque ten¨ªa especial inter¨¦s en ¨¦l Ignacio Gonz¨¢lez.
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