Urdangarin y Torres recurren la fianza de 8,1 millones sin visos de acuerdo

I?aki Urdangarin y Diego Torres presentaron este martes sendos recursos contra la fianza de 8,1 millones impuesta por el juez del caso N¨®os. El cron¨®metro, sin embargo, sigue en marcha y hoy expira el plazo para que el duque de Palma y su exsocio en el Instituto N¨®os hagan efectivo el pago. En caso contrario, sus bienes ser¨¢n embargados. Aunque ambos deben responder a la fianza de forma solidaria, no se han puesto de acuerdo ¡ªni es previsible que lo hagan, seg¨²n fuentes judiciales¡ª en la distribuci¨®n de la carga que debe soportar cada uno de ellos.

El abogado de Urdangarin, Mario Pascual Vives, ya ha avanzado que ve dif¨ªcil reunir el dinero. ¡°Pinta feo¡±, dijo el lunes, en una de las declaraciones improvisadas que ofrece a la salida de su despacho. En tal caso, Urdangarin deber¨¢ responder con sus propiedades y, en especial, con la mansi¨®n que adquiri¨® junto a la infanta Cristina en el exclusivo barrio barcelon¨¦s de Pedralbes. En 2004, coincidiendo con los primeros macroeventos que le reportaron grandes beneficios ¡ªel Valencia Summit y el Illes Balears Forum¡ª, el duque compr¨® la vivienda por 5,8 millones.

Pascual Vives afirm¨® que su cliente no ha alcanzado ¡°ning¨²n acuerdo en firme¡± con Torres sobre el reparto de la fianza. Fuentes cercanas al exsocio y profesor de la elitista escuela de negocios Esade se?alan, sin embargo, que no existe ya ninguna posibilidad de acuerdo.

El yerno del Rey y Torres ya estuvieron negociando durante la primavera de 2012, poco despu¨¦s de que este ¨²ltimo revelara correos comprometedores para la Monarqu¨ªa, una estrategia de defensa que ha repetido desde entonces. En tres correos de 2007, el duque afirma que el Rey ha hecho gestiones a su favor en relaci¨®n con la Copa del Am¨¦rica. Desde entonces, Torres ha estrechado el cerco sobre la Casa del Rey. Hasta el punto de que los ¨²ltimos correos difundidos han provocado la imputaci¨®n del secretario de las infantas, Carlos Garc¨ªa Revenga.

Con la imputaci¨®n de Garc¨ªa Revenga, la infanta Cristina es la ¨²nica de los cinco miembros de la junta directiva de N¨®os que no est¨¢ imputada en el caso. Pascual Vives afirm¨® que ¡°no sabe¡± si Torres guarda otros correos sobre la infanta. Preguntado acerca de si ella sigue siendo el mayor apoyo de Urdangarin ¡ªque volver¨¢ a declarar como imputado el pr¨®ximo 23 de febrero en Palma, una semana despu¨¦s de que lo haga Torres¡ª, se permiti¨® bromear al respecto: ¡°?S¨ª, y yo tambi¨¦n!¡±.

El recurso de reforma de Torres, al que ha tenido acceso este diario, proclama su inocencia y sostiene que ha contado ¡°toda la verdad¡±. Su abogado, Manuel Gonz¨¢lez Peeters, parafrasea a Garc¨ªa Revenga para afirmar que Torres, como vicepresidente, ostentaba un cargo ¡°m¨¢s bien honor¨ªfico¡± en N¨®os, la entidad sin ¨¢nimo de lucro con la que ambos lograron hasta diez millones de los Gobiernos de Baleares y la Comunidad Valenciana, en manos del PP. En el auto en el que fij¨® la fianza, el juez Jos¨¦ Castro concluy¨® que Urdangarin y Torres usaron N¨®os con el ¨²nico fin de ¡°desviar fondos p¨²blicos¡±.

El letrado cree que el juez ha llegado a conclusiones ¡°equivocadas¡± tras seguir ¡°a pies juntillas¡± la tesis del fiscal anticorrupci¨®n Pedro Horrach. Insiste en que Torres no ten¨ªa poder de decisi¨®n en N¨®os y que estaba en minor¨ªa: ¡°Quien siempre dispon¨ªa, decid¨ªa y ordenaba (...) era Urdangarin¡±. Gonz¨¢lez Peeters tampoco est¨¢ de acuerdo con el monto de la fianza ni con el hecho de que ambos deban responder de forma solidaria. Aunque subraya que ¡°no hay delito¡± alguno, precisa que Torres, en todo caso, ha tenido una participaci¨®n ¡°subordinada¡±. Por ello, su responsabilidad con la fianza tambi¨¦n debe ser menor.

Torres, experto en marketing, no conoce a pol¨ªticos ni posee conocimientos jur¨ªdicos, y ¡°ni por asomo pod¨ªa imaginar algo irregular¡± en N¨®os. El escrito discrepa de que se haya apartado del caso a personas que cobraron ¡°generosamente¡± de N¨®os, como los ejecutivos Juan Pablo Molinero y Antonio Ballabriga. Pero concluye que no hubo anomal¨ªas ni enriquecimiento il¨ªcito.