¡°Nos hace falta una democracia que se pueda tocar m¨¢s¡±
Los cambios solo podr¨¢n conseguirse a trav¨¦s de la movilizaci¨®n social "La corrupci¨®n tiene que ver con la falta de democracia interna"
¡°Me parece que es m¨¢s importante tocar la Ley de Partidos que reformar la Ley Electoral¡±, dice C¨¦sar Molinas. Extiende una tarjeta a manera de presentaci¨®n: es socio de CRB Inverbio, una sociedad gestora de fondos de capital riesgo para invertir en ciencias de la vida. Anda ocupado, adem¨¢s, en distintas consultor¨ªas. Siendo mucho m¨¢s joven escribi¨®, en colaboraci¨®n, dos manuales de matem¨¢ticas y otros cuatro de econom¨ªa y su experiencia pol¨ªtica le viene de los 10 a?os en los que trabaj¨®, yendo y viniendo de Bruselas durante un Gobierno socialista, como director general de Planificaci¨®n y responsable de los Fondos Estructurales. Una larga estancia en Londres, como director de gesti¨®n de Merrill Lynch, le permite ahora dedicarse a fondo a la escritura de su libro ?Qu¨¦ hacer con Espa?a? Uno de sus cap¨ªtulos, en los que esbozaba una teor¨ªa de la clase pol¨ªtica espa?ola como ¨¦lites extractivas, levant¨® una aguda pol¨¦mica cuando se public¨® en estas p¨¢ginas.
Ley electoral
Es preciso sustituir el actual sistema de listas cerradas y bloqueadas por otro que permita a los ciudadanos negar su voto a candidatos concretos que no consideren dignos de su confianza. Hay que revisar el principio constitucional que determina a la provincia como distrito electoral, que en el caso del Senado debe estar referido a las autonom¨ªas. La distribuci¨®n de esca?os debe potenciar la proporcionalidad del sistema, de modo que cada diputado elegido represente a un n¨²mero razonablemente equiparable de votantes. Ha de regularse de forma transparente la financiaci¨®n de las campa?as electorales, reduciendo su actual duraci¨®n, innecesaria en una sociedad con tantos y tan variados medios de comunicaci¨®n, y establecer criterios claros y eficaces para la adecuada utilizaci¨®n de las redes sociales en tiempo electoral.
Pregunta. ?Sigue inclin¨¢ndose por el sistema mayoritario, como hac¨ªa en este texto?
Respuesta. Nos obligar¨ªa a tocar la Constituci¨®n, y eso es siempre complicado.
P. El art¨ªculo que se refiere a esta cuesti¨®n dice que la elecci¨®n de diputados se verificar¨¢ ¡°atendiendo a criterios de proporcionalidad¡±.
R. Me parece que la izquierda entend¨ªa que el sistema proporcional es m¨¢s democr¨¢tico que el mayoritario. Pero en los pa¨ªses anglosajones se han decantado por este ¨²ltimo. Y en Francia funciona a doble vuelta.
P. ?Qu¨¦ le molesta del sistema proporcional?
R. Que los partidos impongan a sus candidatos en una lista cerrada y que no haya ninguna opci¨®n para elegir al pol¨ªtico que te convence. Creo que es importante saber a qui¨¦n eliges para as¨ª poder exigirle responsabilidades. Para poder echarlo si no lo hace bien.
P. Volvamos a la Ley Electoral, ?ve alg¨²n otro problema?
R. La Constituci¨®n impone la proporcionalidad, pero tambi¨¦n el tama?o de la circunscripci¨®n. Debe ser la provincia, y no tiene ning¨²n sentido que existan circunscripciones electorales tan grandes. Adem¨¢s, obliga a que todas las provincias, salvo Ceuta y Melilla, tengan dos diputados como m¨ªnimo. ?Qu¨¦ ocurre? Que hay provincias poco pobladas que tienen sobrerrepresentaci¨®n. F¨ªjese, toda la poblaci¨®n de Teruel entra en el Santiago Bernab¨¦u. Y tiene un m¨ªnimo de diputados indiscutible. ?Es eso antidemocr¨¢tico? No, pero quiz¨¢ habr¨ªa que ajustar mejor cu¨¢nta gente debe elegir a cada diputado. Lo verdaderamente grave son las listas cerradas y bloqueadas.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque genera un proceso de selecci¨®n de candidatos que nada tiene que ver con su talento y capacidad. El sistema es perverso porque pone en las manos de las c¨²pulas de los partidos decidir qui¨¦n participa y qui¨¦n no, y en qu¨¦ lugar. Lo importante para entrar en la lista es la fidelidad a los l¨ªderes. Y el m¨¦rito de los pol¨ªticos se reduce a la docilidad y a la obediencia para medrar.
P. ?No podr¨ªan elegir a los mejores de los suyos?
R. No es, digamos, Rajoy el que elige a todos los que van a representar a su partido. No. Hay muchos niveles. Y a nivel local son los dirigentes locales los responsables de hacer las listas. Hay elecciones generales, europeas, auton¨®micas y locales: no conviene enga?arse, eligen a aquellos de los que se f¨ªan m¨¢s. Aquellos que no te hacen sombra, los que no tienen ideas propias, ni iniciativa, los que van a ejecutar tus designios sin cuestionarlos.
P. No es un diagn¨®stico de la clase pol¨ªtica muy esperanzador...
R. Observe esta secuencia: de Adolfo Su¨¢rez a Felipe Gonz¨¢lez, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Zapatero y al fin Rajoy. O esta otra: Tarradellas-Pujol-Maragall-Montilla-Mas. ?No advierte que la cosa va cada vez a peor? Los ¨²ltimos han sido los gobernantes m¨¢s incompetentes que hemos tenido. Ah¨ª est¨¢ Mas: se cree que va a arrollar y convoca unas elecciones en las que le dan un severo correctivo. O Rajoy: ?c¨®mo puede llevar bien las cosas del pa¨ªs un pol¨ªtico que no sabe qu¨¦ pasa con el tesorero de su partido? Bueno, en este punto parece que ah¨ª nadie sabe nada: ni si estaba en n¨®mina o no, lo que cobraba, en fin. Nos est¨¢ gobernando gente que no es la que tiene la mayor capacidad, y eso depende de los criterios de selecci¨®n.
P. ?Est¨¢ la corrupci¨®n en los partidos relacionada con la manera en que eligen a sus representantes?
R. No; en todo caso, de manera indirecta. La corrupci¨®n tiene que ver con la falta de democracia interna. Y no hay democracia alguna a la hora de hacer las listas. Este sistema conduce a la degeneraci¨®n de los pol¨ªticos.
P. ?De qu¨¦ manera ha contribuido la Ley Electoral a configurar el actual escenario pol¨ªtico?
R. Ha producido un escenario extremadamente estable y ha consagrado el bipartidismo. Y eso que no tenemos un sistema proporcional puro, pues contamos con esa suave correcci¨®n que introduce la ley d¡¯Hondt. No ha habido, de todas formas, ninguna elecci¨®n en la que finalmente no gobernara el partido m¨¢s votado. Salvo en Catalu?a, donde gan¨® CiU en 2006 pero gobern¨® el tripartito. Y fue un desastre.
P. Aun as¨ª, ?sigue prefiriendo el sistema mayoritario?
R. S¨ª, porque te permite conocer a qui¨¦n votas. Lo puedes ir a ver, sabes d¨®nde vive, conoces la oficina en la que puede atenderte. Favorece una democracia que se puede tocar m¨¢s. Y en Espa?a nos hace falta un periodo con esas caracter¨ªsticas. Tenemos que conocer a los que nos representan.
P. Si los partidos m¨¢s votados se han visto favorecidos por el sistema proporcional, va a ser dif¨ªcil que vayan a cambiar la Ley Electoral por propia iniciativa. ?Qu¨¦ se puede hacer entonces?
R. Me temo que los cambios solo van a poder conseguirse a trav¨¦s de la movilizaci¨®n de la sociedad civil. Se consiguieron un mont¨®n de firmas para frenar los desahucios. Habr¨¢ que conseguirlas para proponer una nueva Ley de Partidos que los obligue a hacer congresos peri¨®dicos, a convocar primarias para que los militantes elijan a los candidatos a cargos representativos, a someterse a auditor¨ªas externas independientes. M¨¢s democracia interna y transparencia. Luego ya se tocar¨¢, si hace falta, la Ley Electoral. Pero lo primero es lo primero.
P. ?No hay un peligroso riesgo populista en ese af¨¢n por saltarse los caminos de la democracia representativa y fiarlo todo a la acci¨®n de la calle?
R. Claro que existe ese riesgo. Sea como sea, una iniciativa legislativa popular (ILP) solo propone. Ser¨¢ luego el Parlamento el que decida. Pero es imprescindible cambiar el ambiente pol¨ªtico en el que vivimos. Y no solo por la corrupci¨®n galopante. Tambi¨¦n por la manera de comportarse de nuestros pol¨ªticos: no saben gobernar, solo mandan. Son incapaces de sumar apoyos, y eso es lo que define a un pol¨ªtico seg¨²n, f¨ªjese qui¨¦n: Fidel Castro. Incluso dentro de una dictadura, no hay pol¨ªtico que valga si no es capaz de sumar. Si no hay otro camino para cambiar la pol¨ªtica actual que salir a la calle, habr¨¢ que hacerlo as¨ª. Yo lo voy a hacer.
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