¡°Las alarmas ante la corrupci¨®n deben saltar antes de que prescriba el delito¡±
Lapuente abogaba por la participaci¨®n ciudadana para atajar la corrupci¨®n Esto requiere Administraciones renovadas y despolitizadas
¡°El camino m¨¢s acertado para minimizar la corrupci¨®n pasa, en primer lugar, por reformas institucionales que introduzcan mecanismos de pesos y contrapesos dentro de las instituciones y as¨ª no haya que depender en exclusiva de la atenci¨®n, siempre limitada, de los organismos auditores¡±, se?ala V¨ªctor Lapuente. Doctor en Ciencias Pol¨ªticas por la Universidad de Oxford, es profesor del Instituto para la Calidad del Gobierno en la Universidad de Gotemburgo (Suecia), donde estudia el fen¨®meno de la corrupci¨®n y la reforma de la Administraci¨®n. En un reciente texto publicado en EL PA?S ¡ªJohn Wayne, Salander y Espa?a¡ª, Lapuente abogaba por la participaci¨®n ciudadana, como f¨®rmula de ¨¦xito ensayada en otros pa¨ªses, para atajar la corrupci¨®n. Lo cual requiere Administraciones renovadas y despolitizadas.
Reforma de la Administraci¨®n
Una reforma y modernizaci¨®n de las Administraciones p¨²blicas debe eliminar la duplicaci¨®n de estructuras y funciones para adaptar el tama?o del Estado y el gasto a los nuevos perfiles de la sociedad del bienestar y a las caracter¨ªsticas de la organizaci¨®n territorial de Espa?a y de la UE. Es preciso reducir el n¨²mero de municipios, recurrir a gestores t¨¦cnicos donde sea necesario, regular el sueldo de los alcaldes, fiscalizar los presupuestos con agencias independientes y revisar el sistema de oposiciones y de cuerpos de funcionarios. El Estatuto B¨¢sico del Empleado P¨²blico debe contribuir a profesionalizar la direcci¨®n de la gesti¨®n, limitando la designaci¨®n pol¨ªtica de altos cargos para protegerlos de interferencias. Debe garantizarse efectivamente, contra lo que ahora sucede, un acceso adecuado a la informaci¨®n sobre la gesti¨®n de las Administraciones, que facilite la rendici¨®n de cuentas de los gestores y el juicio cr¨ªtico por parte de los administrados.
Pregunta. ?Cu¨¢les ser¨ªan las claves de una aut¨¦ntica reforma de la Administraci¨®n?
Respuesta. Los pa¨ªses con las Administraciones m¨¢s eficaces ¡ªCanad¨¢, Nueva Zelanda, los pa¨ªses n¨®rdicos, Holanda¡ª tienen lo que podr¨ªamos denominar la infraestructura administrativa. Buscan un equilibrio entre el ¨ªmpetu pol¨ªtico y una gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa en manos de profesionales independientes. La separaci¨®n de las esferas pol¨ªtica y administrativa no es tan clara en Espa?a y se produce una lucha cainita entre una tribu pol¨ªtico-administrativa ligada al partido X y la del partido Y. Una tribu que tiene inter¨¦s en encubrir a sus miembros corruptos para garantizar su supervivencia y que tender¨¢ a tomar decisiones cortoplacistas. Adem¨¢s, en las Administraciones m¨¢s eficaces se han importado m¨¦todos de gesti¨®n del sector privado. En Espa?a no tenemos un n¨²mero muy alto de empleados p¨²blicos, pero el estatus de funcionario se extiende a los grandes servicios del Estado de bienestar, como la educaci¨®n o la sanidad. Es un lastre para la eficiencia de las Administraciones.
P. ?Son suficientes las medidas de control en la gesti¨®n de las instituciones p¨²blicas?
R. Los controles externos son necesarios, pero insuficientes. Son mejores los controles internos. En particular el papel de los individuos que, desde dentro de las instituciones p¨²blicas, pueden pasar informaci¨®n a los medios o a las autoridades de control pertinentes. Hay que protegerlos m¨¢s en Espa?a. Por ejemplo, tipificando como delito el que un superior investigue qu¨¦ subordinado ha sido quien ha filtrado una informaci¨®n.
P. ?Superamos la media de corrupci¨®n? ?Cu¨¢l es nuestra singularidad?
R. Estamos en un estadio intermedio. La diferencia clave es que en los pa¨ªses de menos corrupci¨®n, los casos dif¨ªcilmente van m¨¢s all¨¢ de intentos porque se cortan gracias a la coalici¨®n entre empleados p¨²blicos con capacidad para actuar junto con una prensa independiente, que cuenta con muchas facilidades para acceder a informaci¨®n sobre las actividades p¨²blicas que aqu¨ª es extremadamente dif¨ªcil de obtener. El resultado es que mientras en otros sitios el acuerdo para construir un hotel en un suelo de dudosa legalidad no llega a firmarse, aqu¨ª nos enteramos de los casos de corrupci¨®n, en ocasiones, bastantes a?os despu¨¦s, cuando el expolio ha alcanzado niveles alt¨ªsimos.
P. El problema es, en su opini¨®n, de ausencia de alarmas...
R. Cuando nos enteramos, cuando nuestros casos de corrupci¨®n llegan a los tribunales, no solo se ha llevado a cabo la transacci¨®n o la construcci¨®n ilegal, sino que en ocasiones ya es propiedad de terceras personas. Y obviamente muchos delitos han prescrito. Por muchos superjueces y superpolic¨ªas que tengamos, es m¨¢s dif¨ªcil luchar contra la corrupci¨®n en estas condiciones. Si la prensa pudiera actuar mejor como una alerta temprana, si Clark Kent pudiera trabajar bien, no necesitar¨ªamos a Superman despu¨¦s.
P. ?Hay relaci¨®n entre exceso de politizaci¨®n y corrupci¨®n?
R. Much¨ªsima. En un trabajo publicado en Political Research Quartely mostramos que la politizaci¨®n es un factor muy importante para entender por qu¨¦ unos pa¨ªses sufren m¨¢s corrupci¨®n que otros.
P. En Espa?a, los partidos hablan de reformar la Administraci¨®n desde la Transici¨®n. ?Por qu¨¦ no lo han hecho?
R. Hubo un pacto impl¨ªcito en la Transici¨®n: lealtad a las nuevas instituciones democr¨¢ticas a cambio de no alterar la estructura b¨¢sica de la Administraci¨®n. Adem¨¢s, las reformas serias requieren un apoyo pol¨ªtico al m¨¢s alto nivel y no ha existido, y el ¡°qui¨¦n se ocupa de esta competencia¡± ha superado al ¡°c¨®mo podemos ejecutarla de forma m¨¢s eficiente¡±. En tercer lugar, a diferencia de otros pa¨ªses, gran parte de los pol¨ªticos son funcionarios y, por tanto, es mucho m¨¢s dif¨ªcil reformar ¡°a los tuyos¡± cuando esto puede implicar que pierdan privilegios.
P. Ahora en el PP hay voces que defienden la reforma con el argumento de que el Estado auton¨®mico se ha convertido en una fuente gigantesca de despilfarro. ?Comparte esta opini¨®n?
R. Al haber tantos niveles administrativos, hay despilfarro y el Estado auton¨®mico ha contribuido, pero no es el ¨²nico responsable. Tres niveles de gobierno parece lo m¨¢s deseable para un pa¨ªs como Espa?a: gobierno local, auton¨®mico y central.
P. Entonces, las Diputaciones no tienen sentido.
R. Si consolid¨¢ramos municipios m¨¢s grandes y homog¨¦neos, las Diputaciones y otros entes entre el gobierno local y auton¨®mico ¡ªinstituciones casi opacas¡ª podr¨ªan desaparecer. Pero lo veo dif¨ªcil, porque en Espa?a las Administraciones parecen gozar del don de la inmortalidad.
P. ?Hay que reducir el n¨²mero de Ayuntamientos?
R. La experiencia europea nos indica que la mayor¨ªa de pa¨ªses con Estados de bienestar desarrollados llevaron a cabo procesos de fusi¨®n masivos hace d¨¦cadas para poder prestar los servicios de una forma m¨¢s eficiente, m¨¢s equitativa ¡ªporque los ciudadanos de municipios peque?os tienen acceso a m¨¢s servicios¡ª y menos corrupta, al debilitarse los caciques locales.
P. ?Hay que regular el sueldo de los alcaldes?
R. El problema no es tanto el sueldo de los alcaldes, sino limitar su poder para gestionar el d¨ªa a d¨ªa de la Administraci¨®n local. Los pa¨ªses con mayor calidad de gobierno han desarrollado tipos de gobierno donde un grupo de gestores ¡ªprofesionales y aut¨®nomos¡ª implementan las pol¨ªticas. Tenemos el potencial para hacer lo mismo, como escuelas de formaci¨®n de gestores de primer nivel mundial y funcionarios de las Administraciones locales altamente motivados para estas tareas. Pero falta voluntad pol¨ªtica en nuestros partidos mayoritarios.
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