Dos hermanos casi siempre bien avenidos
PSC y PSOE han tenido desencuentros llevaderos durante 35 a?os
La ruptura de la disciplina de voto de los diputados del PSC marca un punto de inflexi¨®n en las relaciones nunca f¨¢ciles que han mantenido ambos partidos desde que en julio de 1978 se cre¨® el Partit dels Socialistes (PSC) a partir de la fusi¨®n de tres organizaciones. Una de ellas era la Federaci¨®n Catalana del PSOE, que a partir de entonces dej¨® de existir en Catalu?a como organizaci¨®n propia, algo que no pas¨® en ninguna otra comunidad.
PSC y PSOE son dos partidos distintos. Casi siempre muy avenidos como buenos hermanos, gemelos si se quiere, pero no diferentes. Eso explica los desencuentros pol¨ªticos vividos en este tiempo, siempre a cuenta de la manera de entender el autogobierno de Catalu?a y el estado auton¨®mico.
El primer desencuentro sonado se produjo a finales de 1981, a prop¨®sito de la Ley Org¨¢nica de Armonizaci¨®n del Proceso Auton¨®mico (LOAPA). Eran los tiempos en los que el PSC ten¨ªa grupo parlamentario propio, aunque siempre vot¨® a favor del PSOE y ya entonces present¨® sus propias enmiendas al texto, distintas a las del partido hermano.
Aquella discrepancia, como otras menores que siguieron despu¨¦s, han sido llevaderas por ambas partes, pero el debate identitario que se instal¨® en la pol¨ªtica catalana desde hace una d¨¦cada ha tensionado como nunca las relaciones hasta llegar al extremo de hoy y distinto en un pleno del Congreso por primera vez desde la restauraci¨®n de la democracia.
El divorcio empez¨® a gestarse en el proceso de elaboraci¨®n del Estatuto de Catalu?a, aquel texto que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero prometi¨® en 2004 que apoyar¨ªa tal y como saliera del Parlamento catal¨¢n mucho antes de que ocurriera. Con Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat desde finales de 2003 y Jos¨¦ Montilla como ministro de Industria en el primer Gobierno de Zapatero, el texto qued¨® condicionado al debate parlamentario catal¨¢n. CiU estaba en la oposici¨®n, pero era el partido mayoritario, y el proceso de Estatuto escap¨® al control del PSC que entonces lideraba Montilla. ?l mismo lo admite impl¨ªcitamente en un libro de pr¨®xima aparici¨®n sobre su ¨¦poca de Gobierno: Clar i catal¨¤ (claro y catal¨¢n) editado por RBA.
Aquel proceso llev¨® al PSOE a plantearse la creaci¨®n de su propia marca en Catalu?a e incluso fue sondeado el ministro de Trabajo de la ¨¦poca, Celestino Corbacho, para liderar la nueva aventura. Este se mantuvo leal al PSC y se olvid¨® la escisi¨®n, sobre todo despu¨¦s de que el Estatuto fuera retocado en el Congreso y posteriormente mutilado parcialmente por el Tribunal Constitucional.
Durante los trabajos de la comisi¨®n mixta Congreso-Parlamento catal¨¢n para la elaboraci¨®n del Estatuto, el PSC vot¨® distinto al PSOE en lo referente la gesti¨®n aeropuertaria, recuerda el propio Montilla en su libro. A?os despu¨¦s, en julio de 2008, cuando el Estatuto ya estaba vigente, Montilla pronunci¨® otra c¨¦lebre frase que evidenciaba el desencuentro del PSC con el PSOE: "Jos¨¦ Luis, te queremos, pero queremos m¨¢s a Catalu?a".
Era la ¨¦poca en la que se volv¨ªa a hablar como nunca de la ruptura entre ambos partidos porque no hab¨ªa manera de firmar un nuevo modelo de financiaci¨®n. Entonces se lleg¨® a plantear incluso que los diputados del PSC no apoyar¨ªan los Presupuestos del Estado para 2010, pero la discrepancia se recondujo por en¨¦sima vez.
Desde antes de esa fecha los senadores del PSC encuadrados en el grupo de la Entesa mantienen posiciones distintas a los del PSOE y forman parte de otro grupo parlamentario. El partido hermano a nivel espa?ol lo acepta sin que nadie se rasgue las vestiduras y se hable como nunca del peligro de escisi¨®n. Esta vez con m¨¢s fuerza que en 35 a?os.
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