Pol¨ªtica de contrabando
Pol¨ªticos de la derecha y contrabandistas se reconvirtieron en 'narcos' en los ochenta y noventa Entretejieron relaciones al calor de un actividad consentida socialmente en Galicia
Un atribulado consejero de Manuel Fraga llamado Alberto N¨²?ez Feij¨®o se present¨® en 2003 ante el gran patr¨®n de la derecha espa?ola, entonces presidente de la Xunta de Galicia, para tratar un asunto delicado. Acababa de saber que en un registro policial de la espectacular mansi¨®n del narco Marcial Dorado, en la R¨ªa de Arousa, hab¨ªan aparecido en un caj¨®n unas fotos suyas con el capo en los a?os noventa, cuando a¨²n no hab¨ªa dado el salto al negocio de la coca y se dedicaba al contrabando de tabaco. ¡°?Sabe usted por qu¨¦ se llamaba Ligero el alcalde de A Guarda?¡±, le pregunt¨® Fraga en referencia a Manuel D¨ªaz Gonz¨¢lez, alias Ligero, regidor de esta localidad pontevedresa por Alianza Popular (AP) en los a?os ochenta y amigo personal del exministro franquista. ¡°Pues porque corr¨ªa muy r¨¢pido delante de la Guardia Civil cuando hac¨ªa contrabando con Portugal¡±.
Feij¨®o esgrimi¨® este episodio de su vida pol¨ªtica el pasado martes en una entrevista en Onda Cero para, con el amparo p¨®stumo del difunto fundador del Partido Popular (PP), restar importancia a la amistad que mantuvo cuando era un alto cargo del Gobierno gallego con Marcial Dorado, destapada en unas fotos publicadas por este peri¨®dico. Las palabras del dirigente popular desentierran una ¨¦poca oscura de la derecha gallega, esas d¨¦cadas de los ochenta y los noventa en las que pol¨ªtica y contrabando compart¨ªan en Galicia mantel, despacho y condecoraciones.
En 1983, la primera gran redada contra los contrabandistas acab¨® con la mayor parte de ellos huidos en Portugal
En los a?os ochenta, la simbiosis entre los tabaqueros y la clase pol¨ªtica de la AP de Fraga era aceptada socialmente en la costa del sur de Galicia en la misma medida que esta actividad ilegal se implantaba en el tejido econ¨®mico del que viv¨ªan sus vecinos. El fen¨®meno del tr¨¢fico ilegal de tabaco en la provincia de Pontevedra no se puede entender sin conocer sus ra¨ªces y el momento social y pol¨ªtico en el que surgi¨®, mucho antes de que a Vilagarc¨ªa de Arousa, su principal centro de operaciones, se le conociese como Villa Winston o Villa Mercedes.
El contrabando que dio paso al narcotr¨¢fico es hijo a su vez del estraperlo de los a?os setenta, un tr¨¢fico, penalizado aunque inofensivo de diversos g¨¦neros ¡ªincluidas las cajetillas¡ª que en aquellos tiempos escaseaban en Galicia y que flu¨ªan con facilidad entre los pueblos de las R¨ªas Baixas, fronterizas con Portugal. As¨ª naci¨® un negocio pr¨®spero, alimentado por empresarios relacionados con la hosteler¨ªa, los transportes o la pesca. Seg¨²n informes policiales, el padrino de este tr¨¢fico de bienes con el pa¨ªs vecino fue un amigo personal de Manuel Fraga, un hombre poderoso, carism¨¢tico y muy respetado por los que supuestamente ser¨ªan sus pupilos en el negocio: Vicente Otero, Terito o don Vicente, siempre impecablemente trajeado y cuidadoso con su arreglo personal para que no se le asomase una cana. Su mano derecha y protegido se llamaba Jos¨¦ Manuel Nen¨¦ Barral, que desde 1983 fue alcalde del municipio de Ribadumia por AP. Nen¨¦ caer¨ªa en desgracia 18 a?os despu¨¦s truncando su larga carrera pol¨ªtica.
Con una potente empresa de transportes, Terito se coloc¨® en las altas esferas de las finanzas y del poder. Amigo de Fraga desde que este comenz¨® a dirigir los destinos de Alianza Popular, Vicente Otero organizaba encuentros multitudinarios para agasajar al entonces jefe de la oposici¨®n en Espa?a durante sus frecuentes visitas a la R¨ªa de Arousa, una comarca donde el Partido Popular sigue hoy disfrutando de una aplastante mayor¨ªa.
El parador de Cambados fue escenario muchas tardes de estas reuniones con las que el presunto contrabandista honraba a Fraga, en las que tambi¨¦n se dejaba ver la flor y nata del incipiente tr¨¢fico de tabaco americano. Terito mov¨ªa una enorme cantera de votos y se implic¨® hasta tal punto en el proyecto de Fraga que don Manuel lleg¨® a condecorarle con la medalla de oro y brillantes del partido. Al igual que el resto de presuntos contrabandistas de la ¨¦poca, don Vicente fue objeto de m¨²ltiples informes policiales pero nunca lleg¨® a estar procesado en ning¨²n sumario, pese a que el juez Baltasar Garz¨®n, al igual que le ocurri¨® a Marcial Dorado, orden¨® en 1990 su detenci¨®n dentro de la Operaci¨®n N¨¦cora contra el narcotr¨¢fico a ra¨ªz de un falso testimonio del arrepentido Ricardo Portabales.
Las relaciones entre los contrabandistas y Alianza Popular se estrecharon porque la persecuci¨®n se intensific¨® cuando Felipe Gonz¨¢lez alcanz¨® la presidencia del Gobierno, en 1982. En octubre de ese a?o, un juez de Cambados, Jos¨¦ Luis Seoane Spiegelberg, ordenaba por escrito a la Polic¨ªa Judicial que investigase la retenci¨®n ilegal, apaleamiento y encierro en un cami¨®n frigor¨ªfico de un industrial de Valladolid, Celestino Suances, que adeudaba al clan de Los Charlines ¡ªentonces dedicado al contrabando, despu¨¦s al narcotr¨¢fico¡ª unos cuantos millones de pesetas.
Los contrabandistas recurrieron a un letrado de Vilagarc¨ªa, Pablo Vioque, que se hizo con la Alianza Popular local
La reconstrucci¨®n de los hechos que alarmaron al juez lleg¨®, junto la documentaci¨®n y pinchazos sobre la actividad de los grupos tabaqueros, al despacho del gobernador civil de Pontevedra, el socialista Virginio Fuentes. Un a?o despu¨¦s, en diciembre de 1983, se desat¨® la primera y mayor redada contra los contrabandistas, que provoc¨® la estampida de casi todos los jefes y lugartenientes a Portugal, a excepci¨®n de alguno como Sito Mi?anco ¡ªque tambi¨¦n acab¨® en el narcotr¨¢fico¡ª, detenido antes de que pudiera huir. De aquel macrosumario por delitos econ¨®micos quedaron fuera, sin embargo, Vicente Otero; su mano derecha, el exalcalde popular Nen¨¦ Barral; y los despu¨¦s condenados por narcotr¨¢fico Laureano Oubi?a; Luis Falc¨®n, Falconetti; Manuel Carballo Jueguen, El Gavil¨¢n; y Los Charlines. Por Arousa se extendi¨® la leyenda de que eran ¡°intocables¡±. Pero dur¨® poco tiempo: a?os m¨¢s tarde todos, a excepci¨®n de Terito, pasaron por la c¨¢rcel.
La cruzada contra la mafia contrabandista hab¨ªa comenzado. El Gobierno de la ¨¦poca no ocultaba su inter¨¦s en apretar el acelerador con la esperanza de convertir en votos en Galicia la lucha contra los delincuentes. Pero en las R¨ªas Baixas reinaba la complacencia social con los contrabandistas. Era una pr¨¢ctica extendida con la que muchas familias ganaban y generaba riqueza para el resto de los vecinos, que fueron embargados por el silencio. Si los movimientos de los tabaqueros ya eran favorables a la causa pol¨ªtica personalizada en Manuel Fraga, despu¨¦s de la redada de 1983 los apoyos se multiplicaron. Eso s¨ª, las aportaciones de los contrabandistas a las campa?as electorales constitu¨ªan una informaci¨®n tan reservada como la hora o el lugar de una noche de descarga de mercanc¨ªa.
Los que consiguieron huir del primer golpe policial al contrabando en Galicia cruzando la frontera con Portugal, entre ellos Marcial Dorado, protagonizaron una an¨¦cdota para la historia. Tanto la banda de Dorado como las otras dos grandes del negocio ¡ªROS y Sito Carnicero¡ª se instalaron en un hotel de la localidad lusa de Viana do Castelo, donde recib¨ªan la visita de sus familiares. All¨ª aguardaron varios meses a que las cosas se calmaran. Uno de aquellos d¨ªas de larga espera, los contrabandistas gallegos observaron con sorpresa la llegada del entonces presidente de la Xunta, Gerardo Fern¨¢ndez Albor, de Alianza Popular, de viaje oficial a Portugal. El propio Albor recuerda el tumulto que se cre¨® a su alrededor. Salt¨¢ndose el protocolo, los contrabandistas tuvieron unos minutos para explicarle a su presidente por qu¨¦ estaban all¨ª, ¡°injustamente perseguidos por la justicia¡±. La reacci¨®n de Albor fue invitarles a que abandonasen el exilio y se entregasen. Un a?o despu¨¦s de que se produjera esa charla entre los delincuentes y el mandatario gallego, Marcial Dorado decidi¨® volver a Galicia pagando una fianza de 20 millones de pesetas por su libertad. Fue el primero en hacerlo. Despu¨¦s le sigui¨® el resto.
Tras la corta estancia en prisi¨®n de los capos del contrabando en Galicia, la entrada del tabaco ilegal, que se hab¨ªa ralentizado durante su exilio en Portugal, experiment¨® una r¨¢pida recuperaci¨®n. El negocio lleg¨® a su apogeo a mediados de los ochenta y la prosperidad se prolong¨® durante una d¨¦cada. Las bandas ya fragmentadas se multiplicaron, mientras se reinvert¨ªa parte de las ganancias en una especie de I+D que comprend¨ªa la construcci¨®n de planeadoras m¨¢s veloces y equipos de comunicaci¨®n m¨¢s eficaces. El salto al narcotr¨¢fico lleg¨® como consecuencia de la reforma de la Ley del Contrabando en 1983, con la que se endurecieron las penas para los contrabandistas. A partir de entonces, era m¨¢s castigado transportar cien cajas de tabaco que cien kilos de hach¨ªs.
El alcalde popular de Ribadumia, mano derecha de un capo del tabaco, fue detenido en 2001 tras 18 a?os en el cargo
Mientras la brecha entre los contrabandistas y el PSOE aumentaba por la presi¨®n policial, el otro hombre supuestamente clave del tr¨¢fico de tabaco en Galicia, Nen¨¦ Barral, ganaba la alcald¨ªa de Ribadumia, un cargo que ocup¨® de 1983 hasta que fue detenido en 2001 por una causa que est¨¢ a¨²n pendiente de juicio. La mano derecha de Terito, intocable en el primer sumario de la historia por contrabando, era, seg¨²n informes policiales, el hombre que abri¨® los contactos entre el puerto de embarque del tabaco, Amberes, y Galicia. El joven regidor causaba fascinaci¨®n entre sus convecinos, que le dieron la mayor¨ªa absoluta durante los casi 20 a?os que permaneci¨® en el cargo.
Nen¨¦ Barral forj¨® su propia cantera de seguidores y coloc¨® a su hermano Feliciano Barral en la ejecutiva local de Alianza Popular. De esta escuela sali¨® Rafael Louz¨¢n, el actual presidente de la Diputaci¨®n de Pontevedra por el PP, al que Barral introdujo como socio suyo en algunos negocios. Louz¨¢n fue colocado por el presunto alcalde-contrabandista como conserje en el Ayuntamiento de Ribadumia, desde donde dio el salto a la Diputaci¨®n pontevedresa, que acab¨® presidiendo. Cuando Nen¨¦ Barral y su hermano fueron detenidos en 2001 dentro de la operaci¨®n de contrabando internacional que est¨¢ pendiente de juicio, Louz¨¢n sucedi¨® al hermano del alcalde al frente del partido. Para entonces ya no figuraba en ninguna sociedad junto al que fuera su jefe.
Enredados ya con la ley, los contrabandistas gallegos recurrieron para su defensa a un abogado con despacho en Vilagarc¨ªa de Arousa: Pablo Vioque, un extreme?o residente en Galicia y militante de Alianza Popular que acab¨® en prisi¨®n por narcotr¨¢fico. Vioque combin¨® la defensa de todos los tabaqueros procesados con la preparaci¨®n de un asalto al poder en la ejecutiva local del partido fundado por Manuel Fraga. El letrado hab¨ªa llegado a la localidad pontevedresa con grandes pretensiones de dinero y poder y se coloc¨® como secretario de la C¨¢mara de Comercio de Vilagarc¨ªa. La maniobra que en 1985 le sirvi¨® para destituir a la direcci¨®n local de AP consisti¨® en la afiliaci¨®n en un d¨ªa de 115 nuevos militantes, algunos presuntamente vinculados al contrabando y luego al narcotr¨¢fico. Al golpe de mano se opuso el entonces presidente de la Diputaci¨®n de Pontevedra, Mariano Rajoy, que abandon¨® el cargo a finales de 1986 cuando Vioque ya manejaba los hilos del poder local. El ahora presidente del Gobierno de Espa?a y el narco infiltrado en pol¨ªtica siempre mantuvieron malas relaciones.
La onda expansiva de la que se conoci¨® como Operaci¨®n Arousa lleg¨® a Madrid y forz¨® una visita del propio Fraga y otra del que entonces era su delf¨ªn, Jorge Verstrynge, al balneario de la playa Compostela para intentar calmar los encendidos ¨¢nimos de los afiliados tradicionales. Fraga se decant¨® finalmente por la militancia antigolpista y Vioque, arrinconado y ¨¢vido de venganza, se fue de AP y se aline¨® en las filas de Coalici¨®n Galega, el partido del exvicepresidente de la Xunta Xos¨¦ Luis Barreiro.
El dinero que amasaron los contrabandistas gallegos engord¨® al calor de otros negocios. En 1984, otro c¨¦lebre capo del tabaco, Luis Falc¨®n, Falconetti, logr¨®, gracias a las habilidades de su abogado, que el Ayuntamiento de Vilagarc¨ªa que presid¨ªa por AP Jos¨¦ Luis Rivera Mallo ¡ªhoy senador y presidente de la Comisi¨®n para el Estudio del Problema de las Drogas¡ª le apoyase en sus proyectos urban¨ªsticos y hosteleros. En aquel envite, el pleno aprob¨® la construcci¨®n del primer bingo de la comarca, en el barrio antiguo del municipio, pese a que el secretario hizo constar que era ¡°una ilegalidad manifiesta¡±. Tres a?os despu¨¦s entr¨® en la c¨¢rcel por un alijo de hach¨ªs.
Otro pol¨ªtico controvertido de la derecha fue Alfredo Bea Gondar, alcalde de O Grove durante casi dos d¨¦cadas por Alianza Popular y por partidos independientes. En las causas judiciales en las que se vio inmerso por denuncias de la oposici¨®n recurr¨ªa al narco Vioque como abogado. En 1991, cuando acababa de ganar de nuevo las elecciones por una formaci¨®n independiente, Bea fue detenido por narcotr¨¢fico, mientras el pleno le esperaba para tomar posesi¨®n en una esperp¨¦ntica sesi¨®n de investidura. Finalmente fue condenado por blanqueo.
En 1989 Fraga funda el Partido Popular y gana las elecciones en Galicia. Aclamado por sus ¨¦xitos entre la clientela contrabandista, Vioque lleg¨® a multiplicar sus influencias en la Xunta. Se encargaba de organizar m¨ªtines y recaudar fondos y se jactaba de que los ch¨®feres de algunos consejeros del Gobierno de Fraga ven¨ªan expresamente a la r¨ªa de Arousa a recoger las gratificaciones que lograba para las campa?as electorales.
Las idas y venidas de pol¨ªticos a la r¨ªa de Arousa para reforzar la presencia del partido dejaron de ser un secreto a voces. Existen informes policiales donde se detallan encuentros en lugares p¨²blicos entre destacados miembros del PP y contrabandistas a los que los agentes hac¨ªan seguimientos. El entonces gobernador civil de Pontevedra, el socialista Jorge Parada, que dio una vuelta de tuerca en la lucha contra el contrabando y el narcotr¨¢fico, recib¨ªa continuamente informaci¨®n confidencial de sus esp¨ªas. Parada incluso lleg¨® a enviar alg¨²n recado al entorno de determinados pol¨ªticos para advertirles de que las compa?¨ªas que frecuentaban vend¨ªan algo m¨¢s que tabaco.
Desde la C¨¢mara de Comercio de Vilagarc¨ªa, el joven secretario Vioque segu¨ªa extendiendo sus tent¨¢culos. Los actos de promoci¨®n empresarial de la entidad le serv¨ªan de pretexto para invitar al presidente Fraga. En algunos de estos eventos, el fundador del PP lleg¨® a compartir mesa en Portugal con personajes como Laureano Oubi?a, otro hombre clave del contrabando y narcotr¨¢fico en Galicia. Mientras el astuto letrado se codeaba con la flor y nata de la Xunta, organizaba la llegada de un cargamento de 2.000 kilos de coca¨ªna. En 1991 fue asesinado el tesorero de la c¨¢mara: unos sicarios lo mataron porque lo confundieron con Vioque. El narco sobrevivi¨® por un golpe de azar, pero termin¨® en la c¨¢rcel.
Los traficantes de la Galicia de los noventa siempre se preocuparon de estar rodeados de pol¨ªticos. Sito Mi?anco, otro confeso jefe tabaquero luego convertido en narco, busc¨® el calor del poder incluso entre pol¨ªticos extranjeros. Mi?anco lleg¨® a financiar el campo de f¨²tbol de Cambados, pag¨® el altar y dem¨¢s mobiliario sacro de la iglesia de su pueblo y fue reclutado por Pablo Vioque para satisfacer sus compromisos con el poder. El capo m¨¢s internacional de la ¨¦poca reconoci¨® que hab¨ªa contribuido econ¨®micamente a las campa?as del presidente Manuel Antonio Noriega en Panam¨¢ y se dej¨® fotografiar con el embajador de Espa?a en el pa¨ªs centroamericano, al que viajaba por ¡°negocios¡±. Tampoco Marcial Dorado neg¨® sus amistades con el PP y a sus fiestas acud¨ªan reconocidos militantes de su pueblo que nunca han renegado de su relaci¨®n. Fue precisamente un militante del PP de Ferrol, Manuel Cruz, que combinaba su trabajo como ch¨®fer de consejeros de la Xunta de Fraga con negocios con Dorado, el que le present¨® a Feij¨®o. Cruz, que fue ch¨®fer del exministro y exconsejero del Gobierno gallego Jos¨¦ Manuel Romay Beccaria, sol¨ªa ir a A Illa de Arousa, donde resid¨ªa su socio Dorado y tambi¨¦n participaba en comidas y reuniones con compa?eros del partido en la zona.
En los noventa aterriza en el territorio contrabandista de Arousa uno de los cerebros de la trama G¨¹rtel: Pablo Crespo, colaborador del entonces consejero de Obras P¨²blicas Jos¨¦ Cui?a, que lleg¨® a competir con el narco Pablo Vioque por el trono del rey de las intrigas en la r¨ªa. El tr¨ªo que un d¨ªa acab¨® con la paciencia de Fraga, el formado por Cui?a, Crespo y Vioque, se confabul¨® para preparar otra maniobra golpista y descabalgar de la c¨²pula del partido en la comarca al exalcalde Rivera Mallo, que acab¨® abandonando por un tiempo la militancia. Crespo asumi¨® entonces la presidencia del PP local, de la que se retira en 1995 para dar el salto a Santiago y ocupar hasta 2003 la secretar¨ªa de organizaci¨®n de los populares gallegos. Una carrera mete¨®rica que acab¨® en prisi¨®n. Ahora se investiga su participaci¨®n en la trama ilegal de financiaci¨®n del PP relacionada con los apuntes del extesorero Luis B¨¢rcenas.
En 1996, Fraga orden¨® la fulminante destituci¨®n de Pablo Vioque en la C¨¢mara de Comercio de Vilagarc¨ªa. La maniobra, orquestada en la sombra por Jos¨¦ Cui?a y Pablo Crespo, fue muy oportuna: un a?o despu¨¦s, el juez Baltasar Garz¨®n detuvo al abogado y lo embarc¨® en una larga traves¨ªa judicial que termin¨® con su fallecimiento en diciembre de 2008. Vioque se llev¨® a la tumba los secretos que tantas veces amenaz¨® con desvelar, aunque dej¨® una sorpresa para el final. Ya en estado terminal por una enfermedad, se convirti¨® en testigo protegido de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, que le facilit¨® una nueva identidad para declarar contra el capo de la mafia rusa Kalashov. Este pacto final con la justicia y el hecho de que no exista certificado de su defunci¨®n ha sembrado incluso dudas sobre si Pablo Vioque est¨¢ vivo o muerto. A?os despu¨¦s de hacerlo con el narco, Fraga destituy¨® a Cui?a y a Crespo de sus cargos en el partido y en la Xunta para abrir paso a Feij¨®o, que lleg¨® en 2003. Fue entonces cuando el ahora presidente de la Xunta le confes¨® al patr¨®n el gran secreto: su vieja amistad con un c¨¦lebre contrabandista llamado Marcial Dorado.
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