Asociaciones de mujeres critican que el Gobierno ceda a la presi¨®n de Rouco
Las organizaciones lamentan las declaraciones del arzobispo de Madrid Consideran que el cambio en la norma aboca a la clandestinidad y es un riesgo para la salud
Un ataque contra la libertad, la dignidad y la integridad de las mujeres. As¨ª califican en la Federaci¨®n de Mujeres Progresistas ¡ªorganizaci¨®n con m¨¢s de 26 a?os de historia que lucha por la igualdad de oportunidades¡ª y la asociaci¨®n Cat¨®licas por el derecho a decidir ¡ªque, desde 1997, trabaja en red con grupos cristianos de Europeos y Latinoam¨¦rica¡ª la exigencia de reforma de la ley del aborto que ha hecho Antonio Mar¨ªa Rouco, arzobispo de Madrid, al Gobierno de Mariano Rajoy. Lamentan que el Ejecutivo ceda a sus presiones y advierten: el cambio en la norma anunciado por Alberto Ruiz Gallard¨®n, ministro de Justicia, abocar¨¢ a la clandestinidad y pondr¨¢ en riesgo la salud de quienes interrumpan voluntariamente su embarazo.
"La Iglesia deber¨ªa mantenerse totalmente al margen y dejar de tratar de influenciar a los pol¨ªticos cat¨®licos. No es su cometido limitar los derechos sexuales y reproductivos reconocidos a nivel internacional", sostiene, rotunda, Yolanda Besteiro, presidenta de la Federaci¨®n de Mujeres Progresistas. Insiste una y otra vez en que la reforma de la normativa no va a evitar las interrupciones del embarazo. Antes de 1985 ¡ªfecha en la que se despenaliz¨® esta pr¨¢ctica en caso de violaci¨®n y de riesgo para la salud de la madre o del feto, se produc¨ªan 100.000 abortos al a?o¡ª explica Besteiro. Unos 400 provocaban la muerte de la mujer, a?ade. Y argumenta que las regiones en las que m¨¢s interrupciones voluntarias del embarazo se registran son ?frica y Am¨¦rica Latina ¡ª32 por cada 1.000 y 29 por cada 1.000, respectivamente¡ª precisamente donde m¨¢s restrictiva es la legislaci¨®n. "En Europa la tasa es del 12 por 1.000", se?ala.
Mar Grandal, presidenta de Cat¨®licas por el derecho a decidir, apunta que, "aunque el Gobierno dice estar en mayor¨ªa", no cuenta con el respaldo de la poblaci¨®n. Ni, "much¨ªsimo menos", Rouco. Por ello sentencia: "No en mi nombre". Grandal no est¨¢ dispuesta a que las palabras del arzobispo de Madrid se hagan extensivas a toda la comunidad cat¨®lica que, seg¨²n ella, es partidaria del derecho a decidir. "La maternidad es una opci¨®n, no una imposici¨®n", resume. Critica duramente el "patriarcado" de los obispos conservadores, a los que define como "integristas sexuales, mis¨®ginos y hom¨®fobos", y defiende la ley de 2010, que permite a las mujeres abortar libremente en las primeras 14 semanas de gestaci¨®n.
Besteiro y Grandal coinciden en la doble discriminaci¨®n ¡ªpor raz¨®n de g¨¦nero y de medios econ¨®micos¡ª que supondr¨¢ la reforma de Gallard¨®n, que volver¨¢ a establecer dos requisitos para poder interrumpir el embarazo: violaci¨®n y un riesgo "cierto" para la salud de la madre. Besteiro indica que abocar¨¢ al turismo abortivo ¡ªen los casos en los que los bolsillos se lo puedan permitir¡ª y a la clandestinidad, en aquellas mujeres que no sean capaces de afrontar los gastos de un viaje y que, por consiguiente, "pondr¨¢n en riesgo su vida y su salud".
La presidenta de la asociaci¨®n cat¨®lica se reconoce m¨¢s que enfadada, indignada por las "terribles" declaraciones del ministro de Justicia, "que siempre tiene que ir detr¨¢s de lo que digan la Conferencia Episcopal y Rouco". "?Por qu¨¦ no sale [el arzobispo de Madrid] denunciando los descalabros que est¨¢ cometiendo este Gobierno? ?Por qu¨¦ no protege la vida de los que se han quedado sin casa y sin trabajo?", se pregunta, y contesta: "Le invito a que salga a la calle, est¨¢ muy lejos de la ciudadan¨ªa". Grandal y Besteiro est¨¢n convencidas de que la reforma de la ley del aborto har¨¢ a¨²n mayor esa distancia.
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