Estado de excepci¨®n
La contradicci¨®n entre los programas electorales y los Gobiernos de la UE llega a l¨ªmites que hace poco ni habr¨ªamos inimaginado
Los ciudadanos alemanes pueden tener una razonable confianza en que los programas de gobierno que van a figurar en las ofertas electorales de los partidos en las elecciones parlamentarias que se celebrar¨¢n en oto?o de este a?o prefigurar¨¢n la direcci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs en los cuatro a?os de la legislatura. En Alemania los partidos no tienen temor en decirles a los ciudadanos lo que piensan hacer, porque tienen la convicci¨®n de que es lo que esperan los ciudadanos de ellos y que no los van a penalizar por la sinceridad de sus propuestas Siempre habr¨¢ despu¨¦s una distancia entre el programa electoral y la acci¨®n de Gobierno, porque es imposible que no la haya. Pero no es previsible que exista una contradicci¨®n notable, cuando no pr¨¢cticamente absoluta, entre lo que se somete a la aprobaci¨®n del cuerpo electoral y lo que va a ser despu¨¦s la acci¨®n del Estado.
En esta correspondencia entre la propuesta electoral y la acci¨®n de gobierno posterior descansa la democracia. Cuando esa correspondencia quiebra, formalmente puede mantenerse una apariencia de democracia, pero materialmente estamos ante otra cosa.
Es lo que viene ocurriendo en buena parte de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea desde hace tres a?os aproximadamente. La contradicci¨®n entre los programas electorales que votamos los ciudadanos y la acci¨®n de Gobierno posterior est¨¢ llegando a l¨ªmites que hace muy poco hubi¨¦ramos considerado no ya intolerables, sino incluso inimaginables.
Estamos en buena parte de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea ante un estado de excepci¨®n, es decir, ante la suspensi¨®n de facto de la vigencia del principio de legitimaci¨®n democr¨¢tica del poder. En teor¨ªa, el principio de legitimaci¨®n democr¨¢tica sigue presidiendo la vida del sistema pol¨ªtico, pero en la pr¨¢ctica no se respeta. Ocurri¨® en Grecia cuando Papandreu quiso someter a refer¨¦ndum la aceptaci¨®n de las condiciones del rescate aprobadas por la Comisi¨®n Europea. Ocurri¨® tambi¨¦n con la designaci¨®n de Monti como presidente del Gobierno en Italia. Est¨¢ ocurriendo en todas las vicisitudes por las que est¨¢ atravesando Portugal. Est¨¢ volviendo a ocurrir en Italia tras el resultado de las ¨²ltimas elecciones. Y llevamos instalados en ese estado de excepci¨®n en Espa?a desde el 20 de noviembre de 2011.
Tal vez Espa?a sea el caso m¨¢s expresivo, porque no deber¨ªa haber sido as¨ª. Espa?a ha sido el pa¨ªs europeo en el que alternancia en el Gobierno una vez desatada la crisis se produjo de una manera m¨¢s impecable desde un punto de vista democr¨¢tico. Desde mayo de 2010 se hab¨ªa producido una quiebra notable entre el programa electoral con el que Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero fue investido presidente y la acci¨®n de gobierno, y en consecuencia, esa anomal¨ªa deb¨ªa ser corregida. Y fue corregida mediante un proceso electoral limpio que puso fin anticipadamente a la legislatura y que permiti¨® a Mariano Rajoy acceder a la presidencia del Gobierno en unas condiciones de legitimidad indiscutibles.
En Espa?a se celebraron las elecciones despu¨¦s de que la crisis econ¨®mica se hubiera manifestado con toda intensidad durante m¨¢s de dos a?os. En consecuencia, los programas electorales se pudieron hacer con conocimiento de cu¨¢l era la situaci¨®n en que se encontraba el pa¨ªs, as¨ª como todos los pa¨ªses de nuestro entorno. Es dif¨ªcil imaginar una situaci¨®n mejor para elaborar un programa anticrisis, a fin de someterlo a los electores. El resultado de las urnas fue concluyente, proporcionando al PP una mayor¨ªa m¨¢s que absoluta, dada la distancia a la que qued¨® el PSOE.
En esas circunstancias deber¨ªa haberse producido la correspondencia entre la propuesta electoral del PP y la acci¨®n posterior del Gobierno, as¨ª como el respeto a todos los procesos a trav¨¦s de los cuales tiene que canalizarse el ejercicio del poder en democracia. Las Cortes Generales deber¨ªan ejercer las funciones parlamentarias en los t¨¦rminos previstos constitucionalmente. Los ciudadanos deber¨ªan recibir peri¨®dicamente explicaciones por parte del Gobierno a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n social, y as¨ª sucesivamente.
Est¨¢ ocurriendo todo lo contrario. La contradicci¨®n entre el programa electoral y la acci¨®n de Gobierno es pr¨¢cticamente absoluta. El Gobierno ocupa la potestad legislativa recurriendo permanentemente al decreto ley. Esquiva el control parlamentario, abusando de su mayor¨ªa en la interpretaci¨®n del reglamento del Congreso de los Diputados, y se exime del control de los medios de comunicaci¨®n de manera permanente, neg¨¢ndose a admitir preguntas o a dar ruedas de prensa.
El ejercicio del poder est¨¢ siendo un ejercicio fraudulento. Formalmente, la Constituci¨®n no est¨¢ suspendida, pero materialmente no hay ni una sola instituci¨®n que est¨¦ cumpliendo su tarea de la manera constitucionalmente prevista.
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