La ocupaci¨®n de una finca culmina la marcha en Barcelona
La PAH asume el protagonismo ante el retroceso del 15-M
![Jes¨²s Garc¨ªa Bueno](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F2a95ea9a-3806-4e49-b344-7870552767e7.jpg?auth=5b6ee7135931598e0443380ca8368e66f5ee3099a65ffc08ad5bba50f0310e6e&width=100&height=100&smart=true)
![Manifestacion convocada por el movimiento 15M en Barcelona.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LNZKV7OQIZNKTUSGVB5RAD6K6E.jpg?auth=bde00b474b42da65ffeb84c3cb8ce3193487541839e1c25bd88de125eec153d8&width=414)
La ocupaci¨®n de un bloque de viviendas abandonado en el casco antiguo fue el punto final a la manifestaci¨®n de Barcelona, marcada por las reivindicaciones en torno al derecho a la vivienda. Frente a la creciente invisibilidad del Movimiento 15-M, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) demostr¨® que sigue manteniendo un elevado poder de convocatoria. Las camisetas verdes de la PAH dieron sentido y direcci¨®n a una protesta festiva pero desangelada, sobre todo si se compara con las masivas movilizaciones de hace dos a?os.
La marcha no fue en absoluto multitudinaria: las 5.000 personas que estim¨® la Guardia Urbana se acercan m¨¢s a la realidad que las 50.000 que, seg¨²n los organizadores, tomaron las calles de Barcelona. ¡°S¨ª se puede¡±, gritaron medio millar de activistas cuando las puertas de madera del bloque de viviendas cedieron al empuje de sus ocupantes. Media hora antes, dos j¨®venes cubiertos con pasamonta?as hab¨ªan desplegado una enorme pancarta desde la azotea del edificio.
La finca es de titularidad municipal y est¨¢ destinada a vivienda social, aunque est¨¢ vac¨ªa y tapiada.
La manifestaci¨®n parti¨® de la plaza de Catalunya, que desde el viernes acoge charlas sobre el papel de la banca, el endeudamiento de las familias, la corrupci¨®n pol¨ªtica o la privatizaci¨®n de la sanidad. Junto al debate, el mercado: las carpas vendieron chapas conmemorativas por un euro, y camisetas por ocho. Algunos participantes, autocr¨ªticos, asumieron que, dos a?os despu¨¦s, el 15-M afronta una crisis: ¡°No podemos vivir del pasado ni convertirnos en una est¨¦tica con camisetas bonitas. Lo que hicimos ha quedado para la historia, pero hay que seguir adelante. En realidad, no hemos cambiado nada¡±, defendi¨® un hombre con barba que tom¨® el micr¨®fono en una de las charlas.
Esa sensaci¨®n de que todo est¨¢ por hacer estuvo presente en la manifestaci¨®n de ayer, que transcurri¨® en un entorno festivo y sin incidentes. Las ¡°columnas¡± de activistas (en la jerga del 15-M) llegaron de distintos barrios de Barcelona y de fuera de la ciudad para sumarse a una manifestaci¨®n que, como es habitual, fue plural: miembros de la PAH, profesores de educaci¨®n p¨²blica y iaioflautas, ancianos que se han sumado a las protestas. Banderas republicanas, comunistas y anarquistas, pero casi ninguna estelada: la reivindicaci¨®n soberanista qued¨® completamente al margen del 15-M en Barcelona.
Bajo el lema ¡°Detengamos el genocidio financiero, ?juntos podemos!¡±, la marcha recorri¨® la Gran Via de Barcelona y puso m¨¢s ¨¦nfasis en el ataque a un sistema que no acaba de caer que en la construcci¨®n de un nuevo modelo: ¡°Siembra la pobreza, recoge la rabia¡±; ¡°la soluci¨®n: corruptos a la prisi¨®n¡± o ¡°que se joda la troika¡±. La protesta recorri¨® despu¨¦s las callejuelas del casco antiguo. All¨ª se tom¨®, con gran alborozo, una enorme finca vac¨ªa bajo la mirada de un helic¨®ptero de la polic¨ªa.
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