Garz¨®n: ¡°Mi absoluci¨®n ha sido la condena para las v¨ªctimas del franquismo¡±

Emoci¨®n y sobriedad a raudales.?Estas actitudes son las que han sobresalido en los familiares de v¨ªctimas del franquismo, que han pasado toda su vida en la b¨²squeda del cuerpo de los suyos por cientos de cunetas?de toda Espa?a, en la presentaci¨®n del libro Valientes (Aguilar) de la periodista de EL PA?S Natalia Junquera. Junto a ella, Baltasar Garz¨®n, que ha prologado esta obra de cuyo contenido tanto sabe y tan caro le ha costado. Hace tres a?os fue suspendido de su labor jurisdiccional por investigar los cr¨ªmenes del franquismo; despu¨¦s fue absuelto de esta causa, aunque no hay en su ¨¢nimo satisfacci¨®n alguna, sino amargura.?¡°Me absolvieron pero signific¨® una sentencia condenatoria para todas las v¨ªctimas porque se cerr¨® la puerta a la investigaci¨®n del franquismo¡±. Esta declaraci¨®n de principios ha venido acompa?ada de una pregunta a los familiares de v¨ªctimas del franquismo, que han ocupado las primeras filas del sal¨®n del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, donde se ha presentado libro.? ?Qu¨¦ ha pasado en los ¨²ltimos dos a?os? ?Ha habido ayuda y colaboraci¨®n de los jueces para la apertura de fosas y localizaci¨®n de los restos de asesinados? No, ha sido la respuesta general. As¨ª es, salvo excepciones de alg¨²n juez y fiscal que?mantienen el inter¨¦s de que los familiares entierren a sus muertos, seg¨²n ha reconocido Garz¨®n.

Todo empez¨® en septiembre de 2006 cuando EL PA?S envi¨® a la periodista Natalia Junquera a Lerma, localidad burgalesa, donde se iba a abrir una zanja para sacar a la luz los esqueletos de asesinados despu¨¦s de la guerra. Hab¨ªa una hilera de huesos perfectamente colocados y Junquera se impresion¨® ante la pregunta de una mujer al forense que llevaba la investigaci¨®n. ?Cu¨¢l es mi padre?, preguntaba la mujer. ¡°Nunca vi a ning¨²n juez en las muchas ocasiones que fui a hacer informaciones sobre situaciones similares; salvo a Baltasar Garz¨®n¡±, ha dicho Junquera.

Valientes, muy valientes, son las personas, los descendientes, de las v¨ªctimas con las que la periodista se ha encontrado en estos seis a?os de testimonios de intenso dolor que figuran en el libro. El intento de agasajar a Garz¨®n por parte de los familiares fue cortado suavemente por el jurista?que ha querido despojarse de protagonismo para que fueran los familiares de las v¨ªctimas quienes hablaran, se desahogaran.? Pero ¨¦l ha dejado un alegato contra el Gobierno actual porque ¡°primero sibilinamente y despu¨¦s descaradamente" ha cortado toda ayuda e iniciativa para ayudar a encontrar a los muertos. Adem¨¢s, de las ayudas materiales, en Espa?a se contin¨²a sin poder hablar de reparar la memoria de los vencidos. La Ley de la Memoria Hist¨®rica, impulsada por?el anterior presidente del?Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, supuso un avance aunque con muchos tropiezos y, al final, con vac¨ªos legales que dificultan enormemente la b¨²squeda, localizaci¨®n y exhumaci¨®n de cad¨¢veres. Y de reparaci¨®n de la memoria, ni palabra.

"En Espa?a ni siquiera ha habido un amago de formar una Comisi¨®n de la Verdad; no ha habido una iniciativa para reparar a las v¨ªctimas, salvo alguna comunidad aut¨®noma de forma excepcional¡±, ha recordado?Garz¨®n. S¨ª, todo han sido excepciones porque la norma general pasa por la obstaculizaci¨®n de los trabajos de las asociaciones de las v¨ªctimas y la escasez de asistencia.? ¡°Desde la ley no se est¨¢ dando ayuda ni cobertura a las v¨ªctimas¡±, ha lamentado Garz¨®n, absuelto por este caso pero condenado y apartado de la judicatura por las escuchas a los abogados del caso G¨¹rtel.

Invitados por Garz¨®n y por Junquera, algunos de los presentes narraron la historia terrible de sus padres, de sus madres, de los hu¨¦rfanos, de los supervivientes del franquismo, una vez que los ganadores se llevaron de casa a sus progenitores para asesinarlos. Las cartas de algunos de ellos, cuando ya estaban en capilla, a punto de ser fusilados, se recogen en esta obra. No solo se cuenta la historia de la batalla silenciosa, primero, despu¨¦s con voz, para sacarlos de las cunetas, sino tambi¨¦n de los descendientes de los perdedores,?de c¨®mo han sido sus vidas durante el franquismo despu¨¦s de que a sus padres los mataran por no renegar de la Rep¨²blica, del sistema legitimo que fue asaltado. Uno de los asistentes lament¨® en alto que nunca su madre, fallecida hace meses con m¨¢s de 90 a?os, pudo contar lo que pas¨® la noche que se llevaron a su padre porque "lloraba sin parar, nunca ha dejado de llorar". Por la reparaci¨®n de la memoria de todos ellos,?¡°merece la pena seguir peleando¡±, ha concluido Garz¨®n. Solo porque se reconozca que estos asesinados?no cometieron ning¨²n delito. La autora del libro ha querido dejar claro que durante estos a?os de trato intenso con los supervivientes jam¨¢s?vio ¡°¨¢nimo de venganza¡±, ni ¡°af¨¢n de ganar la guerra setenta a?os despu¨¦s, como se dec¨ªa en Madrid, y desde algunos esca?os del Congreso¡±. Quer¨ªan enterrar a sus muertos y poner un nombre en la l¨¢pida.