?Pinza o pacto?
Rajoy podr¨ªa estar considerando la posibilidad de imprimir un cierto giro a la pol¨ªtica de austeridad
Parece que por fin va a haber un cierto consenso bipartidista respecto a la posici¨®n de Espa?a ante la pr¨®xima cumbre europea. No parece sin embargo que el compromiso vaya a llegar mucho m¨¢s all¨¢, todo lo m¨¢s acuerdos limitados sobre cuestiones parciales, quiz¨¢. Pero no desde luego el gran pacto pol¨ªtico que el 4 de mayo solicit¨® la Corona en TVE por sugerencia del socialista Sacaluga. Sea como fuere, bienvenido sea el consenso que viene si sirve para reanimar nuestra deprimida econom¨ªa, aunque llegue demasiado tarde para los millones de parados, las empresas quebradas y las familias desahuciadas.
?C¨®mo se entiende este acuerdo inesperado entre unos l¨ªderes que parec¨ªan tan reacios a asumirlos, dadas las buenas razones que ten¨ªan para descartarlos? Como Rajoy goza de una sobrada mayor¨ªa absoluta, no necesita para nada el apoyo de Rubalcaba, al que puede marginar todav¨ªa m¨¢s de lo que ya est¨¢ por su propio partido. En cuanto a este, su l¨®gico cuestionamiento interno parec¨ªa conducirle a extremar su radicalismo opositor. Entonces ?a qu¨¦ viene este acuerdo imprevisto?
Dos explicaciones parecen las m¨¢s plausibles. La primera, muy frecuente entre la opini¨®n publicada, es de tipo tacticista, y atribuye la decisi¨®n de pactar a una maniobra de Rajoy. Ante el ataque frontal sufrido por el ala derecha de su partido, con Aguirre y sobre todo Aznar a la cabeza, el presidente habr¨ªa optado por protegerse triangulando su relaci¨®n mediante un flirteo pol¨ªtico con el ala moderada del PSOE que representa Rubalcaba, quien a su vez estar¨ªa interesado en defenderse de su flanco izquierdo, que tanto le cuestiona por su impotencia.
Y esta forma de verlo est¨¢ reforzada por el doble encuentro de Rajoy con el expresidente Gonz¨¢lez: en La Moncloa el mismo d¨ªa en que Aznar iba a desautorizarle desde Antena 3, y al d¨ªa siguiente en Par¨ªs, en un solemne encuentro internacional organizado por el grupo Prisa. Triangulaci¨®n protectora en estado puro, pues as¨ª demuestra Rajoy que no precisa la aprobaci¨®n de Aznar, ya que tiene las manos libres para jugar sus propias cartas busc¨¢ndose nuevos compa?eros de cama, como recomendaba hacer el fundador Fraga. Es la reedici¨®n de la pinza pol¨ªtica, como aquella que Aznar le mont¨® a Gonz¨¢lez con ayuda de Anguita. Pero esta vez es el propio Aznar quien la puede sufrir, a manos de Rajoy y de Rubalcaba. ?Nuevo caso de alguacil alguacilado?
Pero hay otra interpretaci¨®n posible, aunque no tanto t¨¢ctica como estrat¨¦gica. Y es que Rajoy podr¨ªa estar considerando la posibilidad de imprimir un cierto giro a la pol¨ªtica de austeridad que viene defendiendo a ultranza desde el inicio mismo de la crisis, para pasar a adoptar una pol¨ªtica de crecimiento como la que defiende Rubalcaba. Seg¨²n vienen se?alando los informes t¨¦cnicos del FMI, desde aquel tan sonoro de enero pasado sobre los multiplicadores del ajuste fiscal sobre la recesi¨®n (Blanchard y Leigh: Growth Forecast Errors and Fiscal Multipliers, IMF/WP/13/01), hasta el ¨²ltimo del jueves pasado sobre el err¨®neo rescate de Grecia, ha quedado taxativamente demostrado que la pol¨ªtica de austeridad impuesta a la Europa del sur ha supuesto un fracaso garrafal, porque en lugar de reducir el d¨¦ficit y la deuda los ha multiplicado, provocando la reca¨ªda en una persistente recesi¨®n.
Se hace por tanto preciso reconocer el error y rectificarlo, para no quedar como Bush atrapado en la guerra de Irak. Y si la Comisi¨®n Europea se empecina en no reconocer su error neg¨¢ndose a rectificarlo, los pa¨ªses rescatados, como Espa?a, tendr¨¢n derecho a exigirle responsabilidades. Pero si la UE debe reparar su tr¨¢gico error tambi¨¦n deber¨ªa hacer lo mismo Rajoy, adoptando un urgente plan de choque para escapar de la depresi¨®n y recuperar el crecimiento. Ahora bien, los gobernantes no pueden reconocer as¨ª como as¨ª sus errores, como hizo Zapatero, so pena de quedar desautorizados para siempre. Sobre todo si han causado millones de v¨ªctimas empobrecidas y desempleadas.
De modo que en lugar de confesar su error, abjurando de sus continuas defensas de la austeridad pronunciadas en la tribuna del Congreso desde 2008, Rajoy podr¨ªa repararlo t¨¢citamente mediante un pacto que le comprometa a reclamar pol¨ªticas de reactivaci¨®n y crecimiento. Un pacto que Rubalcaba le va a comprar sin casi mirarlo porque lo considera una tabla de salvaci¨®n para ¨¦l. Y un pacto que va a provocar la m¨¢s col¨¦rica reacci¨®n del desairado Aznar. Pero un pacto al que le empujan tanto la Corona, que espera vestir con ¨¦l su propia desnudez, como la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, que atribuyen nuestra ruina a la eterna pele¨ªta que se trae entre manos nuestra casta pol¨ªtica. ?Demasiado bonito para ser verdad? Ojal¨¢ me equivoque y termine por haber pacto, aunque vistos los antecedentes haya que dudarlo.
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