Gibraltar ¡®ataca¡¯ con hormig¨®n
La instalaci¨®n de un arrecife para la pesca abre el en¨¦simo conflicto con el Pe?¨®n
Al ministro de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo, se le contabilizan a estas alturas el mismo n¨²mero de bravatas que de disculpas, sobre todo en lo concerniente a Latinoam¨¦rica. As¨ª que no es de extra?ar que, dado un empate tan elocuente en materia de pol¨ªtica exterior, se encuentre especialmente c¨®modo con Gibraltar: a los llanitos se les puede acusar de cualquier delito o conducta pecaminosa sin necesidad de tener que rectificar. La Pe?¨®npolitik de Margallo arranca desde el minuto uno de su mandato, cuando, al conocerse su nombramiento, salud¨® al eurodiputado brit¨¢nico Charles Tannock con un ¡°Gibraltar espa?ol¡±. Poco despu¨¦s dijo aquello de ¡°se acab¨® la broma de Gibraltar¡±, para rematar con un ¡°jam¨¢s pisar¨¦ el Pe?¨®n hasta que ondee all¨ª una bandera espa?ola¡±. Con estos antecedentes vintage, estilo a?os sesenta, el resultado de su pol¨ªtica no pod¨ªa ser otra que una escalada de peque?os conflictos como no se conoc¨ªa en d¨¦cadas.
Los gibraltare?os, como es el caso del abogado Charles G¨®mez, no le dan demasiada importancia al asunto. Han desarrollado una flema aut¨®ctona, un instinto de supervivencia y una forma de previsi¨®n meteorol¨®gica sobre los ataques de ira del Gobierno espa?ol: ¡°Est¨¢bamos convencidos de que despu¨¦s de lo de B¨¢rcenas y la situaci¨®n de Rajoy en el Parlamento nos llegar¨ªan las bofetadas¡±. Gibraltar consume el agua de su planta desalinizadora y la electricidad de su obsoleta central, cuando podr¨ªa importar ambas cosas de Espa?a, pero en la conciencia de su gente se ha transmitido de generaci¨®n en generaci¨®n que Espa?a ser¨ªa capaz cualquier d¨ªa de dejarles sin luz y sin agua.
Margallo dijo que no pisar¨¢ el Pe?¨®n hasta que ondee la bandera espa?ola
El ¨²ltimo conflicto tiene un trasfondo medioambiental. Lo sucedido es simple: Gibraltar ha comenzado a lanzar bloques de hormig¨®n al mar (hasta 70), en las inmediaciones de su aeropuerto (ver gr¨¢fico), para construir un arrecife artificial con la intenci¨®n de regenerar la pesca e impedir el uso de arrastreros. Espa?a se lo ha tomado muy mal, como sucede de un tiempo a esta parte, y denuncia todo tipo de pecados: ¡°Violaci¨®n del derecho internacional en aguas espa?olas¡±, ¡°violaci¨®n del derecho de la UE y sus normas medioambientales¡±, ¡°delito medioambiental¡± y ¡°delito penal¡±. En ninguna nota oficial, Espa?a menciona la palabra ¡°arrecife¡±. Oficialmente, Gibraltar lanza bloques de hormig¨®n ¡°con pinchos de acero¡± para impedir el sustento de pescadores espa?oles.
Al lado de Gibraltar, Espa?a instal¨® en 2006, a trav¨¦s de la Junta de Andaluc¨ªa, lo mismo, es decir, un arrecife artificial en La L¨ªnea, con 88 m¨®dulos. En un informe de la Junta se explica el motivo: ¡°A petici¨®n del sector pesquero del puerto de La Atunara, con la finalidad de impedir el paso de arrastreros en su zona habitual de pesca¡±. Los motivos son los mismos que pueda argumentar Gibraltar. De hecho, la junta inici¨® un plan en 1989 para regenerar caladeros agotados, siguiendo directrices europeas, que ha supuesto instalar 25 arrecifes en 20 a?os. Muchos de ellos ¡°con pinchos de hierro¡±.
Los grupos ecologistas locales tratan de no poner en evidencia al Gobierno espa?ol y se limitan a decir que ¡°hay un trasfondo m¨¢s pol¨ªtico que medioambiental. El problema es que no hay di¨¢logo¡±, dice el portavoz de Verdemar Ecologistas en Acci¨®n. El cient¨ªfico Jos¨¦ Carlos Garc¨ªa G¨®mez, catedr¨¢tico de Biolog¨ªa marina de la Universidad de Sevilla, autor de estudios sobre arrecifes marinos, concluye que el instalado en Gibraltar ¡°es de tipo mixto¡± con la finalidad de disuadir la pesca de arrastre y permitir la artesanal. Garc¨ªa estima que hay un debate cient¨ªfico sobre la eficacia de estas instalaciones: ¡°No est¨¢ claro si crean pesca o simplemente la atraen¡±.
¡°Llevamos un a?o con el tema de la pesca¡±, afirma Fabi¨¢n Picardo, ministro principal de Gibraltar. ¡°Estudiamos c¨®mo mejorar activamente los recursos de la zona creando un arrecife artificial. Es algo planeado que formaba parte de las reformas legislativas. No era un secreto. Se debati¨® en nuestra C¨¢mara. Lo que sucede es que no tenemos relaci¨®n institucional con el Ejecutivo espa?ol. No hay posibilidad de informarle. Y la zona no era un caladero¡±.
La respuesta espa?ola no ha sido muy original, aunque hace tiempo que no se recurr¨ªa a ella con tanta virulencia: forzar al m¨¢ximo los controles de entrada y salida en la frontera para provocar colas de hasta seis horas de duraci¨®n, y cuyas v¨ªctimas se reparten entre turistas y trabajadores espa?oles. ¡°Al Gobierno se le olvida que Gibraltar es la primera fuente de empleo en la zona del Campo de Gibraltar¡±, dice un edil de La L¨ªnea. Teresa Garc¨ªa Mellado, del PP, manifest¨® que pedir¨¢n al Gobierno que cesen las retenciones en la frontera.
Espa?a construy¨® un arrecife similar en el a?o 2006 en La L¨ªnea
Exteriores argumenta esta medida como parte de su obligaci¨®n de vigilar la evasi¨®n de divisas, el contrabando y el fraude fiscal, en cumplimiento de normas comunitarias. O dicho de otro modo: Gibraltar es una cueva de piratas, un nido de contrabandistas y un para¨ªso para defraudadores. ¡°Menos mal que B¨¢rcenas no meti¨® dinero en Gibraltar¡±, dice un abogado llanito. Espa?a no ha actualizado su vocabulario con el Pe?¨®n: Gibraltar ya no est¨¢ en la lista de para¨ªsos fiscales y la UE aprob¨® en junio pasado su ley del impuesto sobre la renta.
El viernes se incorpor¨® al conflicto el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, que interpret¨® como un ¡°ataque a las fuerzas de seguridad y al Estado de derecho¡± la difusi¨®n de una p¨¢gina web de origen gibraltare?o (una web sat¨ªrica antiespa?ola) en la que se fomentaba el escrache a polic¨ªas y guardia civiles que trabajaban en la frontera, de los cuales se divulgaban algunas fotograf¨ªas bajo el t¨ªtulo de ¡°torturadores¡±. El ministro dijo que llegar¨ªa ¡°hasta las ¨²ltimas consecuencias¡±, sin decir, naturalmente, cu¨¢les. Minutos antes, un portavoz de Exteriores afirmaba, gallardamente, como si se tratara de un ¨¦xito, que Espa?a hab¨ªa prohibido el paso de camiones de hormig¨®n por la frontera.
Estos episodios fronterizos tuvieron un lance imprevisto la tarde del viernes: el embajador espa?ol en Londres fue llamado a consultas. Seg¨²n Exteriores, Espa?a se mantuvo ¡°firme¡± en su posici¨®n ante la queja de Londres de una actuaci¨®n ¡°desproporcionada¡±. Ahora anuncia medidas de castigo. La palabra ¡°firmeza¡±, que parec¨ªa en desuso, ha sido rescatada en el vocabulario diplom¨¢tico espa?ol. Dado el estilo vintage, habr¨¢ que ver, opinan algunas fuentes, si Margallo resucita alg¨²n d¨ªa aquello de ¡°La P¨¦rfida Albi¨®n¡±.
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