La hora de la responsabilidad
La responsabilidad nos lleva a evitar la controversia y el conflicto pol¨ªtico est¨¦ril, porque as¨ª se lo debemos a las v¨ªctimas
La primera aproximaci¨®n al accidente de Santiago es inevitablemente emocional. El sentimiento es de consternaci¨®n abrumadora por la magnitud del dolor. Tambi¨¦n es de honda satisfacci¨®n por el comportamiento ejemplar de vecinos y servidores p¨²blicos. La sociedad espa?ola ha reaccionado como suele, desde la serenidad y la solidaridad. Ahora toca a sus representantes en las instituciones p¨²blicas estar a la altura de la sociedad espa?ola. Ahora nos toca a nosotros.
Es la hora de la responsabilidad. Y la responsabilidad tiene tres caminos que por los que hemos de transitar: el auxilio a las v¨ªctimas, ahora y cuando se apaguen los focos; descubrir la verdad, para contar la verdad y que se sepa la verdad; y ser valientes en la autocr¨ªtica para ser eficaces en la prevenci¨®n y que algo tan terrible no vuelva a suceder nunca jam¨¢s.
El calvario de las v¨ªctimas no termina cuando dejan de salir en televisi¨®n. Los procesos de recuperaci¨®n, la atenci¨®n psicol¨®gica, los tratamientos de rehabilitaci¨®n, los tr¨¢mites administrativos, las relaciones con las aseguradoras, los problemas laborales¡ Hay que estar con ellos, hasta el final. Va siendo hora de unificar normas y aprobar un protocolo definitivo de derechos para las v¨ªctimas de los accidentes en nuestro sistema de transportes.
Se han producido muchas explicaciones en torno a las causas de los accidentes, pero a¨²n no sabemos toda la verdad. Quedan dudas por aclarar e inc¨®gnitas por despejar. Debemos afirmar claramente que el sistema ferroviario espa?ol es seguro, que cumple las normas y que resulta m¨¢s exigente que la media europea. Porque es cierto. Como lo es tambi¨¦n que las normas de seguridad se cumplen con car¨¢cter general, que ninguna infraestructura, ning¨²n tren y ning¨²n personal entra en servicio sin una certificaci¨®n t¨¦cnica de seguridad. Y que no hay ni hubo ahorros ni prisas por encima de la seguridad. Que podemos confiar en nuestro ferrocarril.
Pero debemos decir igualmente que, a pesar de todo, hay fallos, y que persisten m¨¢rgenes para el error y el accidente. Porque tambi¨¦n es verdad. Porque no se entiende bien que la seguridad de un ferrocarril ultramoderno dependa en algunos tramos de la atenci¨®n de un solo hombre. Porque quiz¨¢s hay demasiado riesgo por factor humano. Porque los l¨ªmites de velocidad se vulneran con demasiada facilidad. Porque los sistemas de seguridad son heterog¨¦neos en una misma l¨ªnea. Porque la seguridad que funciona en un tren para un trazado no funciona en el mismo tren para el trazado siguiente. Porque el uso del tel¨¦fono m¨®vil en la cabina del tren es discrecional. Porque la se?alizaci¨®n indica velocidades l¨ªmites para las incidencias, pero no con car¨¢cter general en los tramos m¨¢s delicados¡
La responsabilidad consiste tambi¨¦n en ser valientes en la autocr¨ªtica, estar dispuestos a admitir los aspectos mejorables del sistema, y ponerse a trabajar para reducir los riesgos. Tenemos un ferrocarril seguro, pero debe haber un antes y un despu¨¦s del 24 de julio. Porque algo fall¨®, y no podemos conformarnos con explicaciones demasiado simples. Hay causas evidentes, desencadenantes y de fondo, que hay que identificar y corregir.
No obstante, algunos se empe?an en hacer uso de la tragedia para zaherir a quien consideran su adversario, con una insistencia solo equiparable a la inconsistencia de sus acusaciones. Intentan relacionar el accidente de Santiago con la decisi¨®n adoptada en el a?o 2011 para modificar la infraestructura en el tramo siniestrado. Obvian, claro est¨¢, que aquella modificaci¨®n fue propuesta por los t¨¦cnicos de Adif y Renfe por razones puramente operativas. Que nadie aleg¨® entonces en sentido contrario. Que las nuevas condiciones del servicio cumpl¨ªan las normas de seguridad. Que en realidad la modificaci¨®n no hizo ganar tiempo sino perderlo. Que el sistema de seguridad instalado (ASFA) es el mayoritariamente presente en la red ferroviaria de Espa?a y de Europa. Y que, en todo caso, aunque el 24 de julio hubiera estado instalado otro sistema, el conocido como ERTMS, este no hubiera cumplido su funci¨®n ese d¨ªa porque desde el a?o 2012 los trenes Alvia 730 (como el accidentado) no llevan operativo tal sistema. Da igual, seguir¨¢n. Sin raz¨®n, pero seguir¨¢n. All¨¢ ellos.
La tercera responsabilidad es la m¨¢s relevante y la m¨¢s ¨²til. Trabajemos con nuevas propuestas para contar con un sistema ferroviario a¨²n m¨¢s seguro. Nadie estar¨¢ nunca libre del riesgo de un accidente, pero podemos trabajar para reducir ese riesgo en la medida de lo posible. El Grupo Socialista ha propuesto la creaci¨®n de una comisi¨®n de estudio en el Parlamento, y la ministra de Fomento ha aceptado la iniciativa. Se trata de una comisi¨®n para la autocr¨ªtica y para la propuesta. Una comisi¨®n de estudio en el seno de la Comisi¨®n de Fomento del Congreso para hacer acopio de informaci¨®n, de comparecencias, de las conclusiones de las investigaciones sucesivas, para analizar el estado de nuestra seguridad ferroviaria, determinar sus fallos y plantear soluciones. Con transparencia, con pluralidad y con un compromiso inquebrantable con la verdad.
El Gobierno ha planteado ya algunas iniciativas, que son de inter¨¦s, aunque insuficientes a nuestro juicio. Nosotros hemos propuesto un ¡°Dec¨¢logo de mejoras para el sistema ferroviario espa?ol¡±, con medidas como la creaci¨®n de una Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, con recursos y autonom¨ªa para ordenar, regular, inspeccionar y sancionar la seguridad en los ferrocarriles, como ya existe la Agencia Estatal de Seguridad A¨¦rea. Tambi¨¦n proponemos elaborar un Programa Estatal de Seguridad Ferroviaria, aprobado por ley, que establezca regulaciones y actuaciones relativas a la seguridad del sistema. Proponemos automatizar el control de los l¨ªmites de velocidad, el segundo maquinista en los servicios m¨¢s complejos, prohibir el uso del m¨®vil en cabina, resolver los problemas de compatibilidad de los Alvia con el ERTMS¡
La responsabilidad nos lleva a evitar la controversia y el conflicto pol¨ªtico est¨¦ril, porque as¨ª se lo debemos a las v¨ªctimas, a los usuarios del ferrocarril y a la dignidad de la instituci¨®n parlamentaria. Pero esa misma responsabilidad nos hace ser muy exigentes en el cumplimiento de estas tres tareas ineludibles: apoyo a las v¨ªctimas, establecimiento de la verdad y un trabajo serio para la mejora de la seguridad ferroviaria en nuestro pa¨ªs.
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