La desmemoria como defensa
Los indicios de financiaci¨®n ilegal y doble contabilidad en el PP descubiertos durante la instrucci¨®n del denominado caso B¨¢rcenas son contundentes. Por eso los dirigentes del partido implicado en esas pr¨¢cticas irregulares que acuden al juzgado en calidad de testigos solo pueden recurrir a la ignorancia o a la desmemoria para defenderse.
Si fueran imputados, siempre tendr¨ªan el derecho a no contestar a las preguntas m¨¢s comprometidas. Pero esa red de seguridad no existe para los testigos porque est¨¢n obligados a responder y a decir la verdad (so pena de multa y ser declarados perjuros). En ese caso, ¡°no me acuerdo¡± es una respuesta muy socorrida.
La desmemoria y la ignorancia fueron las armas principales de defensa que utilizaron Francisco ?lvarez-Cascos, Javier Arenas y Dolores de Cospedal, tres de los cuatro ¨²ltimos secretarios generales del PP que acudieron a declarar como testigos a la Audiencia Nacional.
Los secretarios generales alegan que ignoraban las cuentas y que el tesorero no depend¨ªa de ellos
La ignorancia sobre las cuentas del partido en todo lo relacionado con los ingresos que recib¨ªa el PP por donaciones an¨®nimas alegada por los tres secretarios generales les permiti¨® evitar otras preguntas m¨¢s molestas sobre los apuntes manuscritos de B¨¢rcenas. En esos apuntes se daba cuenta del ingreso en un banco de grandes cantidades en concepto de donaciones an¨®nimas que superaban los 60.000 euros en muchos casos y que proced¨ªan de empresarios que contrataban con administraciones publicas ¡ªy, por tanto, eran ilegales¡ª.
En la contabilidad oficial del PP, incorporada al sumario del caso B¨¢rcenas, aparecen consignados esos ingresos de dinero que apunt¨® el extesorero en su cuaderno, pero troceados en cantidades inferiores a 60.000 euros para evitar aparentemente que el Tribunal de Cuentas considerase ilegales los donativos.
Los tres secretarios generales del PP no tuvieron que explicar ante el juez esta circunstancia an¨®mala porque repitieron una misma letan¨ªa que se recrea en estas l¨ªneas resumida y entrecomillada: ¡°Las cuentas del partido las llevaba en exclusiva el tesorero, que se encargaba de recibir las donaciones y no nos daba cuenta de las mismas. Nuestra funci¨®n era pol¨ªtica y no ten¨ªamos competencias sobre el ¨¢rea econ¨®mica. El tesorero no depend¨ªa de nosotros porque era un nombramiento del presidente del partido¡±.
Esa respuesta, en l¨®gica defensa de testigo acorralado, no deja en muy buen lugar a Mariano Rajoy, presidente del PP y del Gobierno. Si los secretarios generales no supervisaban las cuentas, ni conoc¨ªan los donativos que recib¨ªa el partido, ni ten¨ªan competencias sobre esa ¨¢rea estrat¨¦gica, ni siquiera eran los jefes del tesorero, solo queda un responsable superior del supuesto desaguisado contable provocado por los tesoreros: Mariano Rajoy. Algunas acusaciones particulares ya han solicitado al juez que cite al presidente del Gobierno como testigo, con la resbaladiza obligaci¨®n de responder.
Arenas explic¨® que hab¨ªa sido secretario general del PP, el cargo m¨¢s importante despu¨¦s del presidente, pero aclar¨® que una formaci¨®n pol¨ªtica no es como una empresa y que ¨¦l no desempe?aba las mismas funciones que tendr¨ªa un consejero delegado. Cospedal sostuvo que, aunque los estatutos establecen que el secretario general dirige todos los servicios del partido, hay que excluir de ese ¡°todos¡± el ¨¢rea econ¨®mica. ¡°Al menos es as¨ª en el PP¡±.
Ninguno de los tres secretarios generales del PP intent¨® desmentir con sus propios datos los apuntes del extesorero B¨¢rcenas sobre los donativos ilegales. Ellos, simplemente, declararon que no sab¨ªan nada.
Cuando el juez pregunt¨® por otras evidencias que ha puesto de manifiesto la investigaci¨®n, como el cobro de dinero no declarado a Hacienda por parte de diversos dirigentes del PP ¡ªentre ellos Calixto Ayesa, Santiago Abascal, Jaime Ignacio del Burgo o Jaume Matas¡ª, los secretarios generales del partido recurrieron a la segunda muleta aplicable a estos casos: la desmemoria.
Arenas repiti¨® hasta 76 veces la f¨®rmula ¡°no me acuerdo¡± cuando le preguntaron por hechos concretos, como los detalles sobre los pagos ilegales de dinero por parte del PP a dirigentes de su partido que ya han reconocido haber cobrado esas cantidades que apunt¨® el extesorero en su contabilidad manuscrita.
Cuando el juez pregunt¨® por un escandaloso trato de favor del PP al extesorero B¨¢rcenas cuando ya estaba imputado por graves delitos de corrupci¨®n, Javier Arenas volvi¨® a recurrir a la desmemoria, o a la memoria selectiva. El trato de favor se pact¨® ¡ªseg¨²n Cospedal¡ª en abril de 2010, en una reuni¨®n a la que Arenas acudi¨® invitado por B¨¢rcenas y en la que estaba el presidente del PP, Mariano Rajoy. Pero en su respuesta al juez, Arenas record¨® solamente que hab¨ªa sido una reuni¨®n ¡°sin trascendencia, amistosa, m¨¢s humana que pol¨ªtica¡±, y no supo concretar si en ella se trataron cuestiones econ¨®micas.
Cospedal rellen¨® ante el juez las lagunas de memoria de Arenas, aunque ella no estuvo presente en la reuni¨®n; pero ejecut¨® lo pactado. ¡°Me lo cont¨® el presidente¡±, confes¨® la vicesecretaria general al juez. ¡°Me enter¨¦ ocho meses despu¨¦s [de que se hab¨ªa acordado con B¨¢rcenas] que se le dejaba utilizar un veh¨ªculo cuando lo pudiera necesitar por razones extraordinarias, que pod¨ªa disponer de una sala para dejar sus cajas y documentos hasta que se los pudiera llevar a alg¨²n sitio, que se le iban a pagar la asistencia letrada y una indemnizaci¨®n¡±. Este es uno de los pocos pasajes donde la memoria funcion¨®. Arenas hubiera preferido el olvido, el arma preferida de los testigos acorralados por las evidencias.
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