Rajoy enfr¨ªa su respuesta y apela a la ¡°mayor¨ªa silenciosa¡± de Catalu?a

Tras el primer impacto por la Diada, lleg¨® el d¨ªa de la reflexi¨®n y la pregunta repetida en los pasillos del Congreso: ?Y ahora qu¨¦ har¨¢ Rajoy? De momento, la respuesta m¨¢s repetida en el PP es clara: esperar, evitar el choque de declaraciones, buscar las negociaciones discretas con CiU centradas en cuestiones econ¨®micas y confiar en que baje el sufl¨¦. Esto es, algo parecido a lo que hizo el a?o pasado. El presidente, de nuevo, evit¨® decir nada sobre el principal problema pol¨ªtico que tiene encima de la mesa. Mientras el l¨ªder de la oposici¨®n, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, comparec¨ªa para ofrecer su soluci¨®n ¡ªuna reforma constitucional ¡°con calma¡± para negociar el encaje de Catalu?a en vez de ir a una consulta soberanista¡ª, el Gobierno, a trav¨¦s de su portavoz, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, evitaba hablar de salidas.

La vicepresidenta minimiz¨® de alguna manera la cadena humana al recuperar una expresi¨®n que ya utiliz¨® Rajoy hace un a?o, en pleno apogeo de las protestas por los recortes: ¡°El Gobierno tiene la obligaci¨®n de escuchar a todos, tambi¨¦n a los que se quedan en sus casas, a las mayor¨ªas silenciosas que tienen derecho a que se defiendan sus libertades y sus opiniones¡±, asegur¨®.

La mayor parte de los ministros ven el problema mejor que el a?o pasado

Sin embargo, la presi¨®n no es solo fuerte en Catalu?a para que el Ejecutivo proponga un giro, algo que cambie la situaci¨®n. Adem¨¢s est¨¢ el PSOE, que ofrece a Rajoy ayuda pero siempre que est¨¦ dispuesto a un cambio en la Constituci¨®n que el presidente descarta. Y a todo eso se suma ahora una cierta tensi¨®n en el mundo conservador. A nadie del Ejecutivo le pas¨® desapercibido un editorial ayer del diario Abc que exig¨ªa a Rajoy medidas frente a los ¡°sediciosos¡± en Catalu?a ¡°utilizando todas las herramientas que prev¨¦ la Carta Magna¡±.

En el PP no hay a¨²n presi¨®n clara en este sentido. Pero el Ejecutivo sabe que cualquier movimiento con Catalu?a, sobre todo si se trata de dinero, hace saltar a los barones auton¨®micos, como sucedi¨® con el d¨¦ficit asim¨¦trico.

El presidente y sus fieles presumen en privado de que no ser¨¢n ellos los que opten por esas medidas de fuerza que planteaba Abc. Rajoy no quiere pasar a la historia como el pol¨ªtico que rompi¨® Espa?a. Aunque la posibilidad de que este proceso acabe con una declaraci¨®n de independencia unilateral del Parlamento catal¨¢n est¨¢ ya encima de su mesa.

Con Rajoy nunca puede hablarse de debate abierto, porque ¨¦l nunca los promueve ¡ªno hay apenas reuniones internas y cuando las hay, como los comit¨¦s ejecutivos del PP, nadie habla¡ª, pero el Gobierno parece dividido en el an¨¢lisis pol¨ªtico de la situaci¨®n. Una parte es muy pesimista, ve imposible encontrar un punto de encuentro y teme que lentamente el independentismo crecer¨¢ hasta llegar a una situaci¨®n insostenible. Pero la otra, m¨¢s cercana al presidente, insiste en que la situaci¨®n est¨¢ mejor que el a?o pasado, porque las elecciones debilitaron a CiU y porque hay una negociaci¨®n discreta en marcha entre Rajoy y Mas. Es precisamente esa debilidad de Mas y el temor a que ERC se haga con la centralidad pol¨ªtica en Catalu?a lo que empuja tanto a CiU como al Gobierno a buscar una salida pactada, aunque no sea f¨¢cil. Pero en el Ejecutivo, al menos este sector, creen que este a?o hay ¡°otro ambiente¡±, algo mejor, y que en realidad la cadena humana, al margen de que las im¨¢genes puedan ser espectaculares, sac¨® a la calle a menos gente que la manifestaci¨®n del a?o pasado.

Rubalcaba defendi¨® exactamente lo contrario. Que la situaci¨®n es peor que en 2012 y si Rajoy deja que pase el tiempo ser¨¢ mucho peor en 2014. ¡°Se equivocan al hablar de la mayor¨ªa silenciosa. ?Es que creen que los que no salieron a la calle no quieren ning¨²n cambio?

El presidente esperar¨¢ para contestar a la carta de Artur Mas

Rajoy siempre deja pasar el tiempo, pero este problema no se resolver¨¢ as¨ª. Ya no vale reformar la financiaci¨®n, tenemos que sentarnos y cambiar la Constituci¨®n con calma¡±.

El Ejecutivo no ve ning¨²n margen para reformarla. Rajoy lo ha descartado en p¨²blico y en privado. Y tampoco se ve factible una consulta solo en Catalu?a, aunque p¨²blicamente no se quiere rechazar nada como f¨®rmula para ganar tiempo.

La negociaci¨®n va por otro lado, sobre todo el econ¨®mico. Por eso el Ejecutivo prefiere esperar a que baje el ambiente de la Diada para que Rajoy pueda contestar a la carta de Mas y abrir un espacio al acuerdo.

Crist¨®bal Montoro, que negocia directamente y con mucha frecuencia con Andreu Mas-Colell, conseller de Econom¨ªa catal¨¢n, tiene instrucciones claras de hacer gestos y buscar un pacto en la reforma del modelo de financiaci¨®n auton¨®mica. Aunque los barones intentar¨¢n impedirlo, se da por hecho que el sistema beneficiar¨¢ mucho a Catalu?a. En cualquier caso, el Ejecutivo cree que a¨²n cuenta con tiempo, porque Mas no tiene ninguna intenci¨®n de adelantar las elecciones. Las dejar¨¢ para 2016, y eso, en la forma de ver las cosas de Rajoy, es una eternidad.