Pan y deporte
El esp¨ªritu ol¨ªmpico sobre el dopaje ha estado ausente demasiadas veces en Espa?a
Cuando no ha sido invocado por la prensa patri¨®tica el espectro de la Antiespa?a escondido en el interior del COI, las especulaciones en torno a las causas de la derrota se centran en la escasa fiabilidad econ¨®mica de la Espa?a actual y en la tolerancia de las autoridades deportivas ante los espectaculares casos de dopaje, especialmente en el ciclismo y en el atletismo. Ante la previsi¨®n de que lo segundo influyera, el Gobierno adopt¨® la t¨¢ctica que viene asumiendo en otros temas, como la corrupci¨®n: cambios legales que no afectan al pasado y prometen un futuro venturoso de equidad y justicia. Al parecer no bast¨® y asistimos a un remake de Bienvenido Mister Marshall cuando las autoridades trasladadas a Buenos Aires y las gentes reunidas en torno a la Puerta de Alcal¨¢ vieron pasar de largo la ocasi¨®n de que el man¨¢ de las Olimpiadas lloviera sobre nosotros. Lo de los grandes beneficios resulta dudoso, seg¨²n la experiencia de otras ciudades y otros Juegos Ol¨ªmpicos, pero lo cierto es que la presentaci¨®n de candidatura se apoyaba en las grandes inversiones realizadas de cara a 2016. No era cosa de desaprovecharlas. Confiemos en que esta vez no se haya repetido en Argentina el despilfarro de la era Gallard¨®n, con cientos de personas llevadas por cuenta del erario p¨²blico al lugar de votaci¨®n para celebrar ante los medios una designaci¨®n a la postre fallida. El esqueleto del estadio de La Peineta quedar¨¢ como s¨ªmbolo de una pol¨ªtica de grandeurincapaz de alcanzar sus objetivos.
Fuera o no causa principal de la derrota, lo esencial es que el esp¨ªritu ol¨ªmpico ha estado ausente demasiadas veces en Espa?a sobre el dopaje, tanto por lo que concierne a las autoridades como a los medios de comunicaci¨®n. Lo importante era lograr medallas o subir a podios, con indiferencia ante los procedimientos utilizados para ello. Por ser quienes eran, nuestros campeones se encontraban por encima de toda sospecha. No era solo una reivindicaci¨®n de la presunci¨®n de inocencia, sino una declaraci¨®n preventiva de la misma, envuelta en sugerencias acerca de los turbios intereses que deb¨ªan animar a los jueces. Ser¨ªa raro encontrar fuera un ejemplo de conducta exculpatoria comparable a la del expresidente Zapatero al tratar de interferir en el procedimiento de sanci¨®n contra el eventual dopaje de Alberto Contador en el Tour. Zapatero se hab¨ªa autoasignado las competencias deportivas, en tanto que anexo a la presidencia del Gobierno, y no quer¨ªa perder su participaci¨®n en la gloria. Sin tanta estridencia, hasta hace bien poco, nuestras autoridades deportivas y pol¨ªticas franquearon el Rubic¨®n de la dignidad pronunciando la absoluci¨®n previa de otros acusados. As¨ª, una atleta como Marta Dom¨ªnguez puede exhibir un espl¨¦ndido palmar¨¦s, pero eso no debe borrar las investigaciones sobre su posible dopaje y aprobar que el Partido Popular viera en las mismas un ¡°claro ataque pol¨ªtico¡± e ignorase la circunstancia, blindando su figura p¨²blica, al asignarle la condici¨®n de senadora. Como en la vieja pel¨ªcula, m¨¢s dura ser¨¢ la ca¨ªda si el procedimiento de la Federaci¨®n Internacional de Atletismo tiene un desenlace negativo.
En el transcurso de la Operaci¨®n Puerto se tiene una impresi¨®n semejante: la Guardia Civil aplica la ley, las autoridades no toman la pertinente iniciativa de aprovechar el enorme fraude poniendo en marcha una investigaci¨®n general sobre el tema y los medios deportivos informan sucintamente. En televisi¨®n, nada. Nos quedamos con los apasionantes relatos donde la cr¨®nica de las escaladas figura envuelta en elogios a corredores desconocidos. No ha de extra?ar que desde otros pa¨ªses, y en particular desde Francia, se presente de forma grosera al deporte espa?ol como si todo ¨¦xito, de Nadal para abajo, fuera obra del doping. Recuerdo una presentaci¨®n similar en las p¨¢ginas del sesudo Le Figaro: mi mensaje de protesta no fue publicado en la edici¨®n digital, convirti¨¦ndome en receptor forzoso de su publicidad. La permisividad culpable ha hecho que paguen justos por pecadores.
En fin, haya espect¨¢culo deportivo, aunque no haya pan. Ah¨ª est¨¢ la no retroactividad de la equiparaci¨®n en el IRPF a los futbolistas extranjeros o la benevolencia frente al endeudamiento de los clubes y los fichajes astron¨®micos. Si un club de Madrid tiene doscientos millones de deuda, hagamos torres de diecisiete pisos contra la ordenanza para que la salde. A nuestros mun¨ªcipes no les preocupa que por una deuda muy inferior la Universidad tenga que expulsar profesores j¨®venes, frenar la investigaci¨®n y gestionar la miseria. Adem¨¢s, nada importa, ni siquiera la secesi¨®n catalana, si el Bar?a puede jugar la Liga.
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