Carlos Fabra se sienta en el banquillo sin el apoyo social y con el PP ausente

Una veintena de cargos p¨²blicos, entre diputados, senadores, directores generales y concejales acompa?aron al entonces presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, Carlos Fabra, en su primera comparecencia ante el juzgado de Nules, en 2004, donde un grupo de vecinos le recibi¨® al grito de ¡°ladr¨®n¡±.

Ayer, en la Audiencia provincial de Castell¨®n, ni afectos ni contrarios, ni pol¨ªticos se dieron cita en la que fue la primera sesi¨®n del juicio al dirigente del PP por los delitos de tr¨¢fico de influencias, cohecho y cuatro fraudes fiscales. Solo hubo un grito que, por exclusivo, pudo o¨ªrse muy bien: ¡°?Estamos contigo. La provincia est¨¢ contigo!¡±, dijo una mujer.

El pase¨ªllo de Fabra hasta la entrada de la Audiencia fue una muestra de su declive.

Una decena de agentes de la Guardia Civil le acompa?aron a su entrada y le custodiaron a la salida, en la que se concentr¨® buena parte del m¨¢s de un centenar de periodistas acreditados, a los que el dirigente del PP no quiso dirigirse.

No se vio a sus sucesores en la Diputaci¨®n de Castell¨®n que, durante a?os, no han dudado de su honorabilidad. Solo una de las vicepresidentas de la instituci¨®n provincial, a quien Fabra impuso antes de salir del cargo de presidente, lanz¨® un mensaje alusivo en su perfil de Facebook parafraseando una canci¨®n que habla del miedo y la valent¨ªa. ¡°Contigo estoy¡±, a?ad¨ªa. Su mensaje provoc¨® apenas una veintena de comentarios de apoyo.

Quiz¨¢ para que esa exclusi¨®n del poder del que tan cerca ha estado no fuera tan evidente, tampoco le acompa?aron muchos amigos. S¨ª parte de su familia, su hermano y una hija. Su otra hija, la diputada popular Andrea Fabra, no acudi¨® al juzgado pese a que s¨ª se ha trasladado estos d¨ªas a Castell¨®n para estar cerca de su padre y de su madre, que tambi¨¦n se sienta en el banquillo de los acusados para responder por tres delitos contra la Hacienda P¨²blica.

A partir de hoy comienza el examen a Fabra, cuando en la segunda sesi¨®n del juicio, declare y responda o no a las preguntas de las acusaciones. A unos metros de ¨¦l volver¨¢ a sentarse el hombre que le denunci¨®, Vicente Vilar, el empresario para el que, supuestamente, realiz¨® las gestiones pol¨ªticas. Ayer, el industrial, que cumple condena por una agresi¨®n sexual, permaneci¨® toda la sesi¨®n esposado. Tomar partido por la agredida, su ahora exesposa, es, seg¨²n el relato de la defensa, el motivo que llev¨® a Vilar a presentar la denuncia ante el juzgado.