La decadencia de Madrid
Arruinada y sucia. Con sus pol¨ªticos cuestionados. Su noche y su cultura languidecen. El turismo cae en picado. Tras el fiasco ol¨ªmpico, la capital entrega su futuro a las ruletas de Eurovegas
Javier Estrella rememora la escena. ¡°Miles Davis estaba recostado en un sill¨®n y acariciaba la trompeta con una mano. Entr¨¦ al camerino y le dije: ¡®Miles, acaba de caer el muro de Berl¨ªn¡¯. Se sonri¨® y pregunt¨® si hab¨ªa ca¨ªdo solo. Luego cogi¨® la trompeta y comenz¨® a tocar Lili Marleen. Fue incre¨ªble¡±. Ese hist¨®rico 9 de noviembre de 1989, Davis actu¨® ante 5.000 personas en el Palacio de los Deportes dentro del Festival de Jazz de Madrid. Seg¨²n la cr¨ªtica que public¨® este diario, toc¨® con un ¡°sonido magn¨ªfico, ancho y de largo fraseo¡±.
Estrella, organizador del Festival de Jazz desde su inicio, en 1979, se indigna cuando termina de contar la an¨¦cdota. Porque este a?o no habr¨¢ jazz en Madrid. A un mes de la fecha prevista, ha cancelado los 14 conciertos programados ¡ªmucho m¨¢s modestos que los de aquellos a?os¡ª porque el Ayuntamiento de Madrid no le garantizaba la cesi¨®n del teatro Fern¨¢n G¨®mez. ¡°Solo ten¨ªan que dejarnos los teatros y poner carteles en el mobiliario urbano del Ayuntamiento. Con la taquilla nos apa?¨¢bamos. Y ni han sido capaces. Desde 1994 ten¨ªa una afluencia media de 40.000 espectadores, pero les da igual¡±. Esta deb¨ªa ser la 30? edici¨®n del festival (entre 2001 y 2003 se llam¨® Emociona Jazz y no lo llev¨® Estrella). El concejal de Cultura de Madrid, Pedro Corral, defiende la suspensi¨®n alegando que los organizadores ped¨ªan demasiado: ¡°Puso condiciones draconianas y no pod¨ªamos aceptarlo. Ya no todo es gratis¡±. La herida de Estrella sangra a¨²n m¨¢s porque mientras intentaba sin ¨¦xito negociar con el equipo de Ana Botella en el Ayuntamiento de Madrid, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias (CiU), presentaba en rueda de prensa su festival.
Puede que el jazz no importe mucho. Es probable que el festival generara algunas dudas en el sector y que su p¨¦rdida pase inadvertida para muchos de los tres millones de madrile?os. Pero s¨ª refleja el declive cultural de Madrid. La ciudad ha perdido atractivo.
En las ¨²ltimas semanas ha recibido varios mazazos. No solo perdi¨® los Juegos Ol¨ªmpicos, y por tercera vez, en una abrumadora votaci¨®n en el COI, sino que la llegada de turistas a Madrid cay¨® un 22% en agosto mientras sub¨ªa en toda Espa?a. El aeropuerto de Barajas pierde vuelos y se ha visto superado por El Prat de Barcelona; el Prado prev¨¦ que en 2013 el n¨²mero de visitantes caiga una cuarta parte; el Ayuntamiento ha admitido finalmente un problema con la suciedad (aunque lo achac¨® a ¡°disfunciones¡± ya solventadas con el nuevo contrato de limpieza). Grandes grupos de m¨²sica apenas acuden a Madrid, una ciudad cuya c¨¦lebre vida nocturna se apaga.
La pol¨ªtica no va mejor. La alcaldesa no fue cabeza de lista en las ¨²ltimas elecciones y es objeto de crueles bromas por sus discursos. La ciudad arrastra una deuda elefant¨ªasica de 7.389 millones que lastra la gesti¨®n e impide nuevos proyectos.
El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Gonz¨¢lez, tampoco fue candidato y su principal apuesta, la privatizaci¨®n de la sanidad, est¨¢ paralizada en los tribunales. Su otro gran proyecto para la regi¨®n es Eurovegas, un megacasino en manos de un magnate de EE UU que exige cambios legales a su medida.
La apuesta de Madrid en todos estos a?os, con ?lvarez del Manzano, Ruiz-Gallard¨®n y Ana Botella, han sido los Juegos. Con un ojo puesto en Barcelona, los tres dirigentes vieron en la organizaci¨®n de los Juegos el motor econ¨®mico que terminar¨ªa de impulsar a la capital y ponerla en el mapa internacional. Tras 12 a?os de apuesta fallida, ya enterrada, la ciudad parece haberse dado cuenta de que no tiene nada m¨¢s que contar. Un paseo por el centro muestra suciedad y dejadez. Ni los lugares emblem¨¢ticos se salvan. En la plaza Mayor ¡ªdonde Botella anim¨® a los visitantes a tomarse un relaxing caf¨¦ con leche¡ª dorm¨ªan el pasado jueves 30 indigentes. Bajo los soportales se alinean las cajas de cart¨®n que les sirven de m¨ªnimo abrigo. Un rotulador negro ha marcado con trazo sinuoso el nombre de la due?a de una de esas cajas: Carmen. Los vecinos dicen que la plaza est¨¢ sucia y que han llegado a ver ratas. No muy lejos de all¨ª est¨¢ la plaza de Espa?a, jalonada de edificios okupados. En la Gran V¨ªa hay alg¨²n edificio hist¨®rico tapiado, como el Palacio de la M¨²sica. El centro aparece oscuro, con frecuencia hay papeleras rebosantes.
Los presupuestos del Ayuntamiento dedicados al mantenimiento de la ciudad notan el ajuste. En la limpieza de las calles, por ejemplo, los 154 millones de euros de 2010 se redujeron a 129 en 2012, cifra que se mantiene en 2013 y que supone un 16% menos que hace tres a?os. Las cosas pueden ir peor. Los sindicatos han convocado huelga indefinida en el servicio de limpieza viaria ante el anuncio de 1.400 despidos.
El recorte fue a¨²n mayor en la partida de v¨ªas p¨²blicas, un 46%. Se incluye ah¨ª la renovaci¨®n del pavimento, la conservaci¨®n de la calzada, el mantenimiento de pasos a nivel y subterr¨¢neos, galer¨ªas de servicio y alumbrado p¨²blico. En esto se pas¨® de los 310 millones de 2011 a 167 de 2013. Este agosto ha sido el primero en 20 a?os sin Operaci¨®n Asfalto. Ya no se repone. Los ciudadanos, hartos de sortear baches, avisan al Ayuntamiento de los socavones y las grietas y este env¨ªa operarios para tapar los agujeros. No se arregla, se parchea. El Metro, hasta hace poco un orgullo de los madrile?os, recibe ahora cr¨ªticas por la baja frecuencia de los trenes y el ahorro de aire acondicionado.
Madrid tampoco tiene una marca, una postal que identifique la ciudad, un relato que la haga conocida e interesante. Es un asunto que preocupa a las Administraciones pero tambi¨¦n a los colectivos que tratan de cambiar el modelo de ciudad. Los arquitectos de PKMN, un grupo de j¨®venes que trata de repensar la ciudad desde el popular barrio de Tetu¨¢n, hicieron un experimento. Pidieron a un grupo de estudiantes estadounidenses que fabricaran sombreros de cart¨®n con motivos de la ciudad, con aquellas im¨¢genes que les parecieran ic¨®nicas. Algunos hicieron sus gorros con im¨¢genes del Museo del Prado, del metro o del Real Madrid. Varios de ellos utilizaron el Museo del Jam¨®n y Cien Montaditos, dos marcas visibles de la gastronom¨ªa en la capital.
El caso de Cien Montaditos, franquicia de la empresa Restalia, es llamativo porque su ascenso es imparable; su f¨®rmula de llevar el bajo coste a la comida r¨¢pida le ha permitido multiplicarse por la capital. En 2003 abri¨® su primer restaurante en Madrid; hoy hay 81 en la regi¨®n. A la par, el peque?o bar, el de toda la vida, es cada vez menos visible en la capital. Se han cerrado 4.500 bares y cafeter¨ªas en cuatro a?os, 1.800 en 2012, seg¨²n la asociaci¨®n de hosteleros La Vi?a. Cierran bares con sabor local y abren franquicias. ¡°Se ha ido hacia un turismo del relaxing caf¨¦ con leche y eso contribuye a homogeneizar la ciudad¡±, dice Carmelo Rodr¨ªguez, uno de los integrantes de PKMN.
La crisis ha marcado el guion que sigue la urbe. Y la Administraci¨®n no est¨¢ por dar muchos giros narrativos. Un ejemplo menos conocido que el de Eurovegas es el proyecto Canalejas, a unos metros de la Puerta del Sol. La idea es construir all¨ª un lujoso hotel de la cadena Four Seasons que ocupar¨ªa siete edificios colindantes, hasta hace poco propiedad del Banco Santander y ahora en manos de la constructora OHL.
Antes de la crisis, cada vez que alguna empresa planteaba ideas para esos edificios, el Ayuntamiento pon¨ªa por delante el inter¨¦s patrimonial de dos de los inmuebles, el antiguo Banco Exterior de Espa?a y la antigua sede de Banesto, m¨¢s conocida como La Equitativa. El primero est¨¢ catalogado como Bien de Inter¨¦s Cultural y el segundo est¨¢ en proceso de serlo.
Tal era el inter¨¦s del Ayuntamiento en preservar los edificios que encarg¨® un plan especial al arquitecto Rafael de la Hoz para catalogar cada una de las partes que deb¨ªa protegerse. Ese ingente trabajo de miles de p¨¢ginas est¨¢ ahora en un caj¨®n. La Administraci¨®n ha rebajado en unos meses la catalogaci¨®n de esos edificios y solo protege ahora la fachada. OHL, empresa de Juan Miguel Villar Mir, podr¨¢ construir el hotel. A pesar de que el estudio del arquitecto Carlos Lamela, que se encargar¨¢ de las obras, asegura que se respetar¨¢n las partes con valor, el proyecto ha recibido cr¨ªticas. M¨¢s de 20 arquitectos han firmado un manifiesto contra el plan, que tambi¨¦n tiene la oposici¨®n de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. ¡°La arquitectura tiene sentido en su totalidad. Las fachadas tienen un significado en correspondencia con lo que hay dentro. No se puede preservar solo una parte. Y mucho menos cambiar las leyes por intereses econ¨®micos¡±, explica Vicente Pat¨®n, presidente de Madrid, Ciudadan¨ªa y Patrimonio, una asociaci¨®n que defiende el patrimonio hist¨®rico de Madrid.
Con Canalejas, el otro gran proyecto arquitect¨®nico para la ciudad es la remodelaci¨®n del estadio del Real Madrid. Pero eso es cosa ya de Florentino P¨¦rez y de si consigue que una empresa patrocine la construcci¨®n a cambio de a?adir su nombre al de Santiago Bernab¨¦u. El plan para convertir el paseo del Prado en el gran centro mundial de museos, aprovechando su cercan¨ªa al Reina Sof¨ªa y al Thyssen, duerme por falta de presupuesto. Hay un concurso de ideas para remodelar Sol otra vez, pero sin que Comunidad y Ayuntamiento garanticen financiaci¨®n.
Madrid busc¨® durante a?os tener un skyline, esa postal reconocible, pero lo que obtuvo fue tumbas arquitect¨®nicas y proyectos inacabados.
Frente a los cuatro rascacielos construidos en el paseo de la Castellana, un ensayo de City madrile?a que a¨²n est¨¢ por consolidarse, una gran zanja muestra el lugar donde iba a colocarse el nuevo Palacio de Congresos. Del incre¨ªble Campus de la Justicia, que iba a albergar en 14 edificios todas las instituciones judiciales, solo se hizo el Instituto de Medicina Legal y una maqueta. Tampoco tuvo ¨¦xito la terminal de Nuevos Ministerios, que iba a servir para que los usuarios de Barajas facturasen sus maletas antes de llegar al aeropuerto. Ni la Caja M¨¢gica, una instalaci¨®n de tenis construida para los Juegos y que tras una inversi¨®n de 300 millones apenas ha servido m¨¢s que para albergar el Open Madrid de Tenis, dos semanas al a?o. Otras instalaciones de los Juegos ni siquiera fueron terminadas, caso del Estadio Ol¨ªmpico o el Centro Acu¨¢tico. Su presencia se ha convertido en un recordatorio de esa apuesta ol¨ªmpica que no ha revertido en la ciudad.
En fin, ?a qu¨¦ juega Madrid? ?Ad¨®nde va exactamente? La capital es una ciudad sin proyecto, sin imagen, sin relato, seg¨²n muchos cr¨ªticos. ¡°Madrid tiene el estigma de haber sido la capital de la dictadura y eso sigue pesando¡±, opina Olivia Mu?oz-Rojas, soci¨®loga experta en ciudades por la London School of Economics. Esta madrile?a reside en Par¨ªs y cree que la capital deber¨ªa vender su falta de pretensiones: ¡°Madrid es capaz de organizar la Jornada Mundial de la Juventud con una visita del Papa y un desfile del Orgullo Gay d¨ªas despu¨¦s. Creo que esa es su fortaleza. Madrid es cool en s¨ª misma. He vivido en Londres y Par¨ªs y estas ciudades tiene c¨®digos: sitios de moda, ropa que ponerse... Madrid no tiene, la gente hace lo que quiere y eso es lo que deber¨ªa vender¡±, explica.
Lo ¨²ltimo que hizo que Madrid fuese reconocida internacionalmente fue en parte su noche. La movida. Madrid vend¨ªa un lugar en el que salir cualquier d¨ªa de la semana con oferta de conciertos, bares, teatros y cines. Pero hay quien opina que eso tambi¨¦n se tambalea. Marcela San Mart¨ªn es desde 1995 la responsable de la sala El Sol, que programa unos 250 conciertos al a?o. El Sol emana cierta nostalgia. All¨ª en los ochenta ¡°corr¨ªa el champ¨¢n¡±. ¡°Era el lugar en el que se pod¨ªa presentar un libro de Umbral, un disco de Nacha Pop o acoger una fiesta de Almod¨®var¡±. Ahora, cuenta, este tipo de salas sufren ¡°una persecuci¨®n del Ayuntamiento¡±, al que acusa de ¡°querer cerrar el centro¡±. ¡°No tienen voluntad de ayudar, ni de crear un esp¨ªritu cultural. Los promotores de conciertos grandes ya no vienen a Madrid. Prince toc¨® este verano en Lisboa pero no aqu¨ª. La subida del IVA y la recaudaci¨®n de la SGAE hace muy dif¨ªcil la m¨²sica en directo¡±. Para la charla, Marcela evita un par de terrazas de franquicias que hay junto a su casa. ¡°Mira, tienen la ca?a a 0,70 euros. As¨ª el comercio local no puede competir¡±. ¡°Madrid est¨¢ muy triste¡±, concluye. La comparaci¨®n con Barcelona es recurrente: ¡°Estuve en las fiestas de la Merc¨¨. Las plazas estaban llenas de gente escuchando m¨²sica en directo y gratis. Hab¨ªa much¨ªsimos europeos. Aqu¨ª eso ya no pasa¡±.
La queja es generalizada. El teatro tambi¨¦n est¨¢ en pie de guerra. Carlos L¨®pez, responsable del teatro Nuevo Apolo, pinta un panorama negro. ¡°Este verano cerraron una decena de salas en Madrid, algo que nunca hab¨ªa ocurrido¡±. Y enumera. ¡°El Rialto, el Coliseum, el Alc¨¢zar por un incendio, el Arlequ¨ªn, el Arenal, el Nuevo Alcal¨¢¡ Lisboa y Oporto tienen mejor oferta cultural. No hablemos de Londres o Par¨ªs. El teatro son cenas, copas, taxis¡ pero no ven que dinamiza la ciudad¡±.
El concejal Corral niega que el problema sea municipal. ¡°Mantenemos la actividad en nuestros espacios¡±, dice, y a?ade que le gustar¨ªa que Hacienda bajase el IVA cultural tras ver el destrozo que est¨¢ causando su subida, pero cree que no hay que exagerar: ¡°Yo miro la Gu¨ªa del Ocio y no tengo tiempo para toda la oferta que hay¡±.
El cierre arrastra a otros sectores. Algunos bares de copas tambi¨¦n van cayendo. Hace unas semanas cerr¨® el Malpaso, un antro frente al Conde Duque conocido por aquellos que quisieran ver amanecer con una copa en la mano. ¡°Al final he ca¨ªdo, pero he aguantado m¨¢s que Caja Madrid¡±, gritaba esa noche el due?o, Eugenio, entre los parroquianos. El lunes pasado cerraron los cines Renoir de Cuatro Caminos, que ofrec¨ªan pel¨ªculas en versi¨®n original (un fen¨®meno, el cierre de salas de cine, que se da en toda Espa?a).
Kike Sarasola, presidente de la cadena de hoteles Room Mate, de dise?o y c¨¦ntricos, est¨¢ indignado con la evoluci¨®n de su ciudad. ¡°El Ayuntamiento ha sucumbido al chantaje de unas asociaciones de vecinos. Con la excusa del ruido matan la ciudad. Pas¨¦ unos d¨ªas en Barcelona y me estaba tomando un gin-tonic a la una y media en una terraza llena. En Madrid a las doce y media nos obligan a cerrar¡±. Aunque hay m¨¢s y mayores terrazas que nunca, los hosteleros piden m¨¢s flexibilidad de horarios.
Sarasola, que en una d¨¦cada ha abierto 18 hoteles en seis pa¨ªses, va subiendo el tono de voz. ¡°Estoy francamente preocupado porque la ciudad va hacia abajo en todos los sentidos. Nos hemos convertido en un destino tur¨ªstico de bajo coste. Hace 10 a?os Madrid era una ciudad divertida, en la que pod¨ªas salir. Despu¨¦s empez¨® una persecuci¨®n, y el turista lo nota¡±.
Hay lugares que s¨ª sortean la crisis, pero algunos est¨¢n fuera de Madrid. Es el caso de Las Rozas Village, un outlet de ropa de marca a 20 kil¨®metros de la capital. Los turistas toman un autob¨²s en el centro y van all¨ª a pasear por una ciudad en miniatura y de pega llena de ropa de lujo aunque m¨¢s barata. Los japoneses bajan y disparan fotos como si pasearan por el centro. Iv¨¢n, un dependiente de origen chino que lleva cinco a?os en Madrid, explica en la joyer¨ªa que atiende que el 70% de sus clientes son extranjeros. ¡°Son chinos, japoneses, rusos, ¨¢rabes... He visto pagar de golpe 1.000 euros en relojes¡±. En 2012, m¨¢s de cuatro millones de personas fueron all¨ª, seg¨²n la empresa Value Retail, que prev¨¦ un aumento tambi¨¦n este a?o y que considera que ¡°el turismo de compras puede ser el motor para recuperar el turismo perdido¡±.
Barajas es, seg¨²n el Ayuntamiento y la Comunidad, la causa de muchos de estos males. Barajas y la fusi¨®n de Iberia con British Airways, que conllev¨® la disminuci¨®n de rutas hacia la capital. La Comunidad, del PP, culpa al Gobierno, del mismo partido, de ahogar el aeropuerto con la subida de tasas. Barajas se ha mantenido con unos 50 millones de pasajeros al a?o, pero este puede acabar con 38, estima el Gobierno regional. ¡°Estamos preocupados¡±, se?ala el Ayuntamiento, que ha lanzado una campa?a de publicidad en medios internacionales de tres millones de euros. La T-4, que cost¨® 6.000 millones de dinero p¨²blico, es de uso exclusivo de Iberia y su tr¨¢fico se hunde.
El aluvi¨®n de datos negativos llega en un momento en que los pol¨ªticos se encuentran cuestionados. Botella ha dejado dudas sobre su talla pol¨ªtica, y no por su ingl¨¦s en Buenos Aires. El mi¨¦rcoles, acudi¨® a la recepci¨®n de una estatua de Gandhi que el Gobierno indio regala a la ciudad y que se celebr¨® ante las protestas de los empleados del Palacio de Congresos. Tras su discurso, el embajador Sunil Lal cedi¨® la palabra a Botella. Esta no contaba con tener que hablar e improvis¨® una frase: ¡°Acepto la estatua de Gandhi; muchas gracias¡±, fue lo que dijo, seg¨²n recoge la precisa nota de la agencia Efe.
¡°Solo fue capaz de decir siete palabras, ni un m¨ªnimo discurso¡±, recuerda el portavoz socialista en el Ayuntamiento, Jaime Lissavetzky, que estaba all¨ª. ¡°La ciudad est¨¢ paralizada, gobernada en sede vacante y con estr¨¦s postraum¨¢tico¡± tras la decepci¨®n de los Juegos. Lissavetzky define el proyecto de Madrid como ¡°un Frankenstein. Si Villar Mir quiere hacer una reforma se hace; si otro millonario quiere un museo de arquitectura, tambi¨¦n. Pero no hay una cabeza, ni una idea¡±. Pone como ejemplo que la promoci¨®n de Madrid pas¨® en junio de la Empresa Municipal Madrid Visitors & Convention Bureau a la de Madrid Destino Cultura, Turismo y Negocio.
Botella no ha querido hablar para este reportaje. Tampoco Alberto Ruiz-Gallard¨®n (alcalde entre 2003 y 2011) ni Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano (1991-2003). Gallard¨®n deleg¨® en Juan Bravo, su concejal de Hacienda y ahora subsecretario de Justicia, para defender que la deuda de Madrid no es un problema. Bravo justifica todo lo hecho: la Caja M¨¢gica, el traslado del Ayuntamiento a un suntuoso palacio en Cibeles (120 millones) y, sobre todo, los m¨¢s de 5.000 millones del soterramiento de la M-30 y la creaci¨®n del parque en superficie.
¡°Soy responsable en buena parte de esa deuda y volver¨ªamos a hacerlo¡±, cuenta Bravo decidido. En 2003, el Ayuntamiento deb¨ªa 1.455 millones (por 1.245 de Barcelona). En 2011, cuando Gallard¨®n deja la alcald¨ªa, la deuda asciende a 6.348 millones (en ese periodo la de Barcelona baja a 1.090). Sin esas obras, sostiene, ¡°Madrid estar¨ªa descapitalizada en servicios. Las ciudades que no invirtieron tienen los mismos problemas que Madrid¡±. Bravo recuerda que no solo construyeron ¡°contenedores culturales¡±, hoy de dif¨ªcil uso: tambi¨¦n fueron polideportivos, escuelas infantiles, centros de d¨ªa¡ Y argumenta que ¡°en 2003 nadie pod¨ªa prever el cataclismo¡±. Si la deuda no es un problema, ?por qu¨¦ entonces est¨¢ Madrid recortando y hasta malvendiendo hasta cuadros municipales? ?Por qu¨¦ la ciudad est¨¢ m¨¢s sucia? Bravo sostiene que es ¡°un problema de gesti¨®n¡±, aunque no prosigue en lo que se intuye como una cr¨ªtica a sus sucesores.
Por supuesto que la decadencia no ha convertido Madrid en un solar. La ciudad tiene vitalidad y es frecuente ver nuevos negocios. Madrid R¨ªo fue muy caro, pero el parque sobre los t¨²neles es un gran ¨¦xito. Ni?os, j¨®venes, ciclistas, corredores... acuden en masa a diario. Antes, el entorno del r¨ªo Manzanares era una ruidosa y polvorienta autov¨ªa. Adem¨¢s, hay multitudinarias carreras populares casi cada fin de semana.
Se est¨¢ experimentando, por ejemplo, un amplio movimiento ciudadano a favor del uso de la bicicleta. Pero la Administraci¨®n llega tarde. ¡°Madrid es una ciudad perfecta para la bici. Soy vasco y, para m¨ª, aqu¨ª no llueve nunca. Eso es lo importante¡±, dice Gontzal Largo, un emprendedor que decidi¨® dejar la precariedad del periodismo y montar una tienda de venta y reparaci¨®n de bicicletas con un socio. ¡°Sabemos que los pol¨ªticos no van a hacer nada para apoyar la bicicleta. Creo que ser¨¢n los ciclistas los que conquistar¨¢n la ciudad¡±, concluye. El movimiento empieza a cuajar. La p¨¢gina web enbicipormadrid.es ofrece, por ejemplo, rutas de calles tranquilas para que los ciclistas sorteen lugares peligrosos y avenidas demasiado transitadas.
Todo esto al margen de los circuitos habituales, fuera del alcance de los pol¨ªticos. ¡°Esta es una metr¨®poli difusa y necesita una narrativa que cuente las transformaciones espaciales del Madrid contempor¨¢neo. Se est¨¢n haciendo muchas cosas, pero no siempre llegan al gran p¨²blico¡±, comenta Ariadna Cant¨ªs, comisaria de arquitectura independiente y una de las responsables de Transforming Madrid, un proyecto que pretende encontrar un relato para la capital y que a¨²n busca financiaci¨®n.
Uno de los movimientos sociales desconocidos es Vivero de Iniciativas Ciudadanas (VIC), una plataforma de vecinos con un punto de vista cr¨ªtico sobre lo que pasa en la ciudad y que pretende proponer ideas para mejorarla. ¡°Tenemos que aprender de la experiencia de otros. Berl¨ªn, por ejemplo, supo implicar a los ciudadanos en la construcci¨®n de la ciudad¡±, dice Mauro Gil-Fournier, uno de los miembros de VIC. ¡°Madrid tiene gente muy activa, cr¨ªtica y creativa. Hay iniciativas de todo tipo; para el uso de la bici, para dar uso a edificios vac¨ªos. Pero hace falta un mayor di¨¢logo con la Administraci¨®n. Tenemos gente hiperactiva¡±, concluye Mauro, ¡°pero no lo hemos contado¡±.
Eso lo suscribe Jeffrey Ludlow, un dise?ador estadounidense que aterriz¨® hace un a?o en Madrid y que, tras mucho papeleo, consigui¨® montar una oficina de la empresa 2¡Á4. ¡°Vinimos aqu¨ª por muchos motivos. Por su lugar estrat¨¦gico entre Estados Unidos y Asia, pero tambi¨¦n porque hay talento. Es un poco como Berl¨ªn. Las cosas est¨¢n cambiando en esta ciudad¡±.
En 1985, la revista Rolling Stone public¨® un extenso reportaje sobre Madrid, como recoge Hamilton Stapell, profesor de la Universidad New Platz de Nueva York, en su libro Remaking Madrid, sobre la transformaci¨®n de la ciudad de la dictadura hasta final de los a?os ochenta. ¡°Madrid se ha transformado en un oasis cultural, donde nueva m¨²sica, intelectualidad, drogas, amor libre, clubes abiertos toda la noche y un idealismo ilimitado han pasado a formar parte de la escena diaria ¡ªalgo como San Francisco en los sesenta¡ª. Una ciudad renacida para correr¡±, describ¨ªa la revista. Otra ciudad.
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