As¨ª es un ¡®secuestro virtual¡¯
La violencia en algunos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina no solo es f¨ªsica, tambi¨¦n psicol¨®gica
Los miembros del grupo espa?ol Delorean han sufrido en M¨¦xico lo que se conoce como un secuestro virtual, una modalidad de extorsi¨®n que consiste en hacerle creer a la v¨ªctima que se encuentra en peligro y que debe seguir las instrucciones que le est¨¢n dando al otro lado del tel¨¦fono. Las bandas dedicadas al negocio utilizan esta especie de juego mental en el que la sugesti¨®n de quien lo sufre hace el resto.
¡°El tel¨¦fono es tu vida¡±, es la frase que utilizan para crear un sentimiento de dependencia entre la v¨ªctima y su celular. Los extorsionadores tratan de mantener en la l¨ªnea a la v¨ªctima todo el tiempo que sea posible. Le suelen pedir que se aloje en alg¨²n hotel cercano y que no hable con nadie. En ese intervalo contactan con la familia y exigen un rescate. Por lo general no piden grandes cantidades de dinero. Prefieren que la transacci¨®n se haga lo antes posible, antes de que se descubra el enga?o. Por eso es importante para ellos que el extorsionado siga al otro lado de la l¨ªnea, de esa forma no sabr¨¢ que simplemente colgando el tel¨¦fono el timo quedar¨ªa al descubierto.
Los grupos criminales que se dedican a este tipo de delito recaban todo la informaci¨®n posible sobre las personas que van a abordar. Conocen matr¨ªculas de veh¨ªculos, nombres de familiares, direcciones¡ con esos datos conseguidos a trav¨¦s de redes sociales o con ayuda de algunos informadores, le hacen creer a la v¨ªctima que ha estado siendo sometida a una vigilancia muy estrecha. En ning¨²n momento hay contacto f¨ªsico entre los supuestos secuestradores y el raptado. En ocasiones se presentan como miembros de alg¨²n cartel. Se aprovechan del miedo que produce la violencia en algunas partes del pa¨ªs para manejar la voluntad de sus v¨ªctimas a su antojo. No resulta sencillo de entender para alguien que no haya pasado por una situaci¨®n parecida, pero la violencia de algunos pa¨ªses latinoamericanos no es solo f¨ªsica, tambi¨¦n es psicol¨®gica. En M¨¦xico los pol¨ªticos y analistas tienen siempre muy presente lo que se conoce como percepci¨®n de inseguridad ciudadana.
El portavoz de seguridad del Gobierno federal de M¨¦xico, Eduardo S¨¢nchez, detall¨® en una rueda de prensa lo ocurrido con la banda de m¨²sica espa?ola: ¡°Reciben una llamada telef¨®nica, quien les habla por tel¨¦fono los obliga a trasladarse a un hotel en la colonia Roma (a 50 metros del que estaban alojados) y los mantienen por tel¨¦fono dentro. Estas personas, intimidadas por quienes les est¨¢n hablando, actuaron en consecuencia¡±. En c¨¢rceles del norte del pa¨ªs hay presos que, con ayuda de algunos compinches en el exterior, pasan sus d¨ªas entre rejas amedrentando con un m¨®vil a las personas cuyos n¨²meros consiguen. Con que caiga alguien de vez en cuando les ha merecido la pena.
Los familiares que reciben la llamada tienen dos opciones: creer lo que le est¨¢n diciendo al otro lado de la l¨ªnea o colgar el tel¨¦fono. Muchos prefieren no arriesgarse y pagan con tal de no correr el m¨¢s m¨ªnimo riesgo. ?Y si fuera cierto?, se preguntan. El procedimiento es sencillo. En M¨¦xico hay establecimientos (24 horas, tiendas de electrodom¨¦sticos) donde se puede ingresar dinero y retirarlo en el instante. Los extorsionadores utilizan documentos falsos para llevarse el dinero y no dejar rastro.
Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la asociaci¨®n Alto Secuestro, lamenta que esto est¨¦ ocurriendo cada vez m¨¢s a menudo. ¡°Es un modus operandi muy de moda y, como no hay violencia en la acci¨®n, la polic¨ªa no se preocupa mucho. Es dif¨ªcil de investigar, la v¨ªctima no ve a nadie. Ponte a rastrear tel¨¦fonos con todos los casos que hay aqu¨ª. Acaban archivados¡±, explica De Wallace. En ocasiones las v¨ªctimas nunca llegan a saber si en realidad han sido raptadas y otras sencillamente prefieren no contarlo por miedo a quedar en evidencia.
El secuestro virtual que m¨¢s alarma cre¨® este a?o fue el de 10 ni?os de una guarder¨ªa del Estado de Morelos, en el centro del pa¨ªs. El gobernador de esa regi¨®n lleg¨® a tuitear que estaban haciendo todo lo posible por rescatarlos. Todo fue una ilusi¨®n. Los trabajadores del centro, tras recibir una llamada amenazadora, trasladaron a los ni?os en taxis hasta un hotel. All¨ª los recluyeron hasta que se descubri¨® la mentira a media tarde. A esas horas a varios padres ya les hab¨ªan exigido un rescate. Uno de ellos dijo haberse quedado paralizado por el horror de que alguien pudiera haberse llevado a su hijo. Ese instinto primitivo es el que hace posible que exista algo tan rocambolesco como el secuestro virtual.
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