El Pr¨ªncipe discreto
La convalecencia de don Juan Carlos obliga a su hijo a tener un prematuro protagonismo, dicen en la Casa del Rey
Pocos oficios son tan complicados como el de Pr¨ªncipe. Se trata de esforzarse por cumplir con naturalidad y rigor las obligaciones del cargo, sin sobrepasar nunca sus l¨ªmites. Cualquier desliz puede dar al traste con a?os de paciente preparaci¨®n. Pero en ning¨²n lado est¨¢ escrito cu¨¢les son esos l¨ªmites y el Gobierno ya ha dicho que no tiene ninguna prisa en aprobar un ley que los defina.
Los discursos del Rey los hace el Gobierno, pero los del Pr¨ªncipe los hace el Rey, por lo que es dif¨ªcil adivinar su propia voz detr¨¢s de tantas manos. A¨²n as¨ª, en el brindis que pronunci¨® don Felipe durante la recepci¨®n del pasado 12 de octubre en el Palacio Real de Madrid se trasluc¨ªa un cambio de lenguaje, ¡°lo que nos une¡±, en vez de la unidad de Espa?a, lo que podemos ganar todos juntos antes que la cr¨ªtica a quienes se empe?an en la quimera de separarse. Nada que ver con la carta con la que don Juan Carlos irrumpi¨® en el debate soberanista catal¨¢n en septiembre de 2012. El Rey ejerce una autoridad consolidada con los a?os, pero el Pr¨ªncipe a¨²n tiene que gan¨¢rsela. El primero puede rega?ar, el segundo debe seducir.
En la Cumbre Iberoamericana que se celebra estos d¨ªas en Panam¨¢, don Felipe se ha quedado en un discreto segundo plano. Ha desarrollado una intensa agenda (incluida una entrevista con el presidente luso, Anibal Cavaco) al margen de los actos oficiales del evento, al que asisten jefes de Estado o de Gobierno. En la ceremonia de inauguraci¨®n, se sent¨® entre los invitados y no en la tribuna dispuesta para los mandatarios, aunque nadie le hubiera negado all¨ª un asiento. ¡°A¨²n no era su hora¡±, alegan en la Casa del Rey. Mejor as¨ª, porque la cita ha resultado ser un fiasco, con la mitad de los jefes de Estado excusando su presencia con los m¨¢s f¨²tiles pretextos. Desde un v¨ªdeo, grabado el pasado lunes en Zarzuela, el Rey segu¨ªa siendo el protagonista, aunque se le viera ojeroso y demacrado. El s¨¢bado la agenda del Pr¨ªncipe se qued¨® vac¨ªa, por lo que aprovech¨® para hacer turismo, mientras los l¨ªderes iberoamericanos debat¨ªan el futuro de una comunidad a la deriva, que hace agua sin el impulso de don Juan Carlos.
Las sucesivas intervenciones quir¨²rgicas del Rey han colocado al Pr¨ªncipe en primer plano. Pero en la Casa del Rey temen que esta sobreexposi-ci¨®n le queme antes de tiempo. ¡°No se puede correr una marat¨®n como si fueran los cien metros. Don Juan Carlos se reincorporar¨¢ a su tarea en cuanto se recupere, y al Pr¨ªncipe le pueden quedar todav¨ªa muchos a?os de banquillo¡±. Nadie sabe cu¨¢ntos.
Don Juan Carlos tuvo que asumir interinamente la Jefatura del Estado durante la enfermedad del general Francisco Franco, en 1975, y estuvo a punto de perder el decisivo apoyo de los militares cuando el Gobierno orden¨® la vergonzosa retirada del S¨¢hara, despu¨¦s de que ¨¦l les hubiera prometido lo contrario. Una experiencia que el entonces Pr¨ªncipe no ha podido olvidar.
Sin que hubiera sido anunciado, don Felipe entreg¨® el pasado viernes una distinci¨®n a Enrique Iglesias, jefe saliente de la Secretar¨ªa General Iberoamericana. Tuvo palabras de elogio y agradecimiento para este pol¨ªtico uruguayo, asturiano de origen, que ha dedicado los ¨²ltimos a?os de su vida profesional a hacer realidad el sue?o de sentar en torno a la misma mesa a las excolonias americanas de Espa?a y Portugal, enterrando recelos y agravios hist¨®ricos. Cuando se fundi¨® con ¨¦l en un abrazo, era su propio abrazo, aunque tambi¨¦n lo fuera del Rey.
El Pr¨ªncipe est¨¢ acostumbrado a esperar, a escuchar m¨¢s que hablar, a seguir con atenci¨®n tediosos actos protocolarios que se prolongan hasta la extenuaci¨®n. Raramente puede subir al escenario, pero cuando lo hace ¡ªcomo el pasado jueves, cuando se encaram¨® de un salto al estrado donde se entregaban los premios del Consejo Empresarial de Am¨¦rica Latina (CEAL)¡ª demuestra que a sus 45 a?os est¨¢ en plena forma, listo para saltar al campo en cuanto el entrenador lo reclame, por adverso que sea en ese momento el resultado.
Hace casi tres a?os, con motivo del 25? aniversario de su juramento de la Constituci¨®n, el Pr¨ªncipe se someti¨® a las preguntas de un grupo de periodistas. Les dijo que era consciente de que su padre hab¨ªa tenido que superar la rev¨¢lida del intento de golpe de Estado del 23-F para ganarse el trono. ¡°Espero, por el bien de todos, que la m¨ªa no sea tan dif¨ªcil¡±, apostill¨® sonriendo. Entonces, nadie sospechaba que el ¨®rdago soberanista iba a poner en jaque la continuidad del Reino que est¨¢ llamado a heredar. El Pr¨ªncipe est¨¢ preocupado por Catalu?a, seg¨²n reconocen fuentes de la Casa del Rey, pero no por el combate de hoy, sino por las heridas que ma?ana le tocar¨¢ resta?ar.
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