Siete a?os de acoso fallido a un ecologista por restaurar una pocilga
Exonerado el activista Miquel ?ngel March, tras una querella de un abogado cuyas operaciones irregulares hab¨ªa denunciado
Hasta un ¡°helic¨®ptero con notario a bordo¡± se us¨® para la persecuci¨®n penal del activista ecologista de Mallorca Miquel ?ngel March, exportavoz del pionero movimiento proteccionista GOB (Grupo de Ornitolog¨ªa Balear) y promotor de numerosas denuncias contra irregularidades urban¨ªsticas en Mallorca. March, que qued¨® ayer exonerado de todas las acusaciones, hab¨ªa sido denunciado en 2007 por rehabilitar, sin licencia, una pocilga-gallinero de 30 metros cuadrados, que hab¨ªa heredado de su familia y que estaba situada cerca de la casa payesa de su finca de monta?a de Pollen?a, en un espacio natural de m¨¢xima protecci¨®n de la sierra de Tramontana.
Un abogado administrador de una empresa que construy¨® un campo de golf de forma irregular, y que fue denunciado por el movimiento que dirig¨ªa March, interpuso contra el ecologista una denuncia por un delito de ordenaci¨®n del territorio.
Pero ya hab¨ªan llegado antes las advertencias contra March, que destap¨® esc¨¢ndalos de corrupci¨®n pol¨ªtica y urbanismo salvaje que llegaron a culminar en derribos de obras y penas de c¨¢rcel. El GOB, fue acusaci¨®n, por ejemplo, en el paradigm¨¢tico caso Andratx de 2006, cuyo alcalde, Eugenio Hidalgo, del PP, fue condenado a cuatro a?os de c¨¢rcel. En las grabaciones del caso Andratx y en declaraciones del dirigentes del PP ya trasluc¨ªan posibles represalias contra March, aprovechando que hab¨ªa reformado su pocilga gallinero sin licencia.
El contraataque fue reconocido ayer por el letrado del denunciante, Diego Wencelblat, que en el juicio afirm¨® que se actu¨® contra quien ¡°persegu¨ªa a los infractores de la disciplina urban¨ªstica¡± y ¡°daba conferencias sobre urbanismo¡±, al tiempo que no reciclaba sus escombros, en alusi¨®n a las tejas y las piedras del gallinero.
¡°Era la estrategia de acoso y derribo¡±, asegur¨® el defensor de Miquel ?ngel March, Carlos Taranc¨®n, que vio ¡°fines esp¨²reos, para hacer da?o¡±. El propio promotor de la denuncia declar¨® en su d¨ªa que actuaba ¡°por pasatiempo¡±. Y durante a?os no ha cejado. Ahora sin condena penal, quiere que March sea objeto de una infracci¨®n urban¨ªstica, sancionada por el Ayuntamiento.
¡°Estamos aqu¨ª por una soll [una pocilga], una mera cochinera, no habitable¡±, clam¨® el defensor de March durante el juicio. Nunca tantos peritos, guardias civiles, ingenieros, letrados, pol¨ªticos y periodistas hab¨ªan estado ocupados por las tejas y los 30 metros de una mera pocilga. Y un helic¨®ptero con notario, m¨¢s planos, fotos de sat¨¦lite y de vuelos sobre Baleares de los aviones de EE UU de los a?os 50.
Miquel ?ngel March dijo haber vivido durante siete a?os una peripecia ¡°medi¨¢tica¡± y se sinti¨® liberado de lo que consider¨® una acusaci¨®n ¡°absurda¡± y un ¡°gaje del oficio¡±, seg¨²n explic¨® al juez Eduardo Calder¨®n.
El propio magistrado del caso afirm¨® que en su larga trayectoria nunca vivi¨® un episodio semejante. La fiscal, Isabel Monforte, que en ning¨²n momento pidi¨® condena para el ecologista, consider¨® que no deb¨ªa haberse celebrado el juicio. Monforte rechaz¨® la actuaci¨®n de la acusaci¨®n popular, "por no representar intereses generales, colectivos o p¨²blicos. Las motivaciones eran otras¡±, dijo.
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