El reformismo
Cincuenta semanas al a?o dedicadas al liderazgo y sus formas (l¨¦ase En busca de respuestas. El liderazgo en tiempos de crisis, el ¨²ltimo libro de Felipe Gonz¨¢lez, editorial Debate) bien valen dos d¨ªas ocupados estrictamente por las ideas. Para ello estaba programada la conferencia pol¨ªtica del PSOE, para intentar producir una reflexi¨®n pol¨ªtica alejada de las tensiones org¨¢nicas que acompa?an a los congresos. Se trata de establecer una agenda ideol¨®gica, un contrato a largo plazo del partido con los ciudadanos, cuyo contenido central no pueda ser desmentido ni corregido por los distintos programas electorales mucho m¨¢s coyunturales, que organiza y elabora el candidato de cada momento.
En estos tiempos se conmemoran los 150 a?os de los primeros partidos socialdem¨®cratas, nacidos sobre todo como un reclamo de la dignidad humana. Desde entonces, pocos avances sociales pueden ser explicados sin la participaci¨®n directa o la influencia de los socialdem¨®cratas. Buena coyuntura para actualizar los idearios, las herramientas de transformaci¨®n, dado que en estos 150 a?os (y dentro de ellos, en las dos o tres ¨²ltimas d¨¦cadas) se han producido tantos cambios sociales. El texto Ganarse el futuro, que es el que los socialistas espa?oles discuten este fin de semana, est¨¢ lleno de sugerencias, y de ideas fuerza transversales. Es su principal valor. Sus casi 400 p¨¢ginas remiten a la ¨²ltima vez que el PSOE hizo un esfuerzo similar: aquel Programa 2000 que a finales de los a?os noventa trat¨® de adecuar el socialismo a los retos del futuro inmediato y ser un punto de acuerdo de la izquierda. Mala suerte: el Programa 2000 coincidi¨® con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la destrucci¨®n del socialismo real, que no solo liquid¨® a este ¨²ltimo y sus variantes occidentales (socialismo en libertad) sino que como efecto colateral arrastr¨® a una crisis de identidad de la socialdemocracia (socialismo es libertad). El Programa 2000 pas¨® inmediatamente al olvido.
El texto ¡®Ganarse el futuro¡¯, est¨¢ lleno de sugerencias e ideas fuerza transversales
La m¨¢s poderosa de las ideas fuerzas de Ganarse el futuro es la del reformismo. La socialdemocracia es ontol¨®gicamente reformista, no revolucionaria. Pero ha perdido la batalla del concepto mismo de reforma. Cuando el ciudadano escucha la palabra ¡°reforma¡± saca la pistola del recelo, la sospecha y la antipat¨ªa, pues reforma se ha hecho similar a recortes, marchas atr¨¢s, sacrificios desigualmente repartidos, austeridad regresiva. Pocos se acuerdan de que quien puso en circulaci¨®n el concepto de austeridad como elemento de avance de la vida p¨²blica fue Enrico Berlinguer, el secretario general del Partido Comunista de Italia, el m¨¢s influyente, numeroso y eurocomunista del mundo occidental. El PSOE demanda reformas que se parecen poco a las del PP, el comisario de Econom¨ªa de la UE, Oli Rehn, o el presidente del Eurogrupo, su correligionario holand¨¦s Jeroen Dijsselbloem, que vino a Madrid hace unos d¨ªas y con un par dijo que iba a defender aqu¨ª lo que no se atrever¨ªa decir en su pa¨ªs.
En su ¨²ltimo libro (Las promesas pol¨ªticas, Galaxia Gutenberg), Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, una de las mejores mentes del socialismo contempor¨¢neo, escribe que un reformismo sin reformas constituye un fraude pol¨ªtico, y defiende un radicalismo democr¨¢tico, de una socialdemocracia genuina opuesta a la ret¨®rica fr¨ªvola. Olof Palme, Willy Brand, Bruno Kreisky, Anthony Crosland, Michel Rocard, Harold Lasky o Felipe Gonz¨¢lez est¨¢n de un modo u otro presentes en Ganarse el futuro. Otra cosa es que dicho tipo de reformas se aplique y c¨®mo.
La socialdemocracia es ontol¨®gicamente reformista, no revolucionaria
El reformismo de esas p¨¢ginas (constitucional, fiscal, energ¨¦tico, laboral, financiero¡) est¨¢ bien sustentado. Se nota el papel de Rubalcaba y Ram¨®n J¨¢uregui. Ya no se trata m¨¢s del adanismo de declarar que si el PSOE llega al Gobierno lo primero que har¨¢ ser¨¢ anular todo lo que la derecha ha hecho en los ¨²ltimos a?os (m¨¢s all¨¢ de la desastrosa reforma laboral o de la ley Wert). Las reformas deben tener al menos cuatro caracter¨ªsticas imprescindibles: ser factibles presupuestariamente y sostenibles en el tiempo (si se aumenta el porcentaje de dinero p¨²blico que se pone para el seguro de desempleo, por ejemplo, hay que reducirlo de otra partida ya que el conjunto suma 100); ser realistas (si el fraude fiscal asciende a 80.000 millones de euros, ello no implica que con la lucha contra el fraude se puedan recaudar autom¨¢ticamente esos 80.000 millones y resolver el d¨¦ficit, sino una cantidad m¨¢s modesta, con costes y a medio plazo); ser explicadas correctamente (por qu¨¦ las reformas son necesarias, qu¨¦ efectos colaterales tienen, qu¨¦ dise?o institucional requieren o qu¨¦ distribuci¨®n de riesgos comportan); y, por ¨²ltimo, que todas ellas impliquen una distribuci¨®n de la renta y la riqueza tolerables y no aumenten la sensacional brecha que se est¨¢ abriendo en nuestro pa¨ªs.
Ganarse el futuro ¡ªy esto es una de sus mejores virtudes¡ª se confronta no s¨®lo con la agenda ideol¨®gica de la derecha sino tambi¨¦n frente a los ¡°terribles simplificadores¡± (Jacob Burckhardt) que ven respuestas f¨¢ciles a problemas muy complejos, monocausas en lugar de diversidad, y terreno f¨¦rtil para demagogos reci¨¦n llegados, que explotan el sentimiento de desilusi¨®n, el cansancio o el hartazgo respecto a los poderosos, que prometen cambios sin precio y que se aprovechan del desconcertante ruido creado por la profusi¨®n de actores, voces y propuestas. A veces, esa simplificaci¨®n est¨¢ en el terreno de juego de la izquierda y, m¨¢s concretamente, en el del socialismo.
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