El presidente de todo
Alfonso Rus no solo dirige el Ol¨ªmpic de X¨¤tiva, rival de Copa del Real Madrid. Tambi¨¦n es alcalde de la ciudad, gobierna la diputaci¨®n de Valencia y ejerce de agitador oficial en el PP
Para el partido del s¨¢bado entre el Ol¨ªmpic de X¨¤tiva y el Real Madrid en dieciseisavos de la Copa del Rey, el presidente del peque?o club valenciano, Alfonso Rus, est¨¢ preparando gradas extra en las que alojar m¨¢s p¨²blico. No solo para hacer caja: tambi¨¦n porque sostiene que los vecinos necesitan darse una alegr¨ªa. Rus asegura conocerlos bien. ?l es el hombre que en X¨¤tiva lo sabe todo. No se mueve una brizna de hierba sin que ¨¦l lo autorice. Es lo que tiene ser, adem¨¢s de presidente del club de f¨²tbol de Segunda B, el alcalde de la ciudad (de 29.000 vecinos), presidente de la diputaci¨®n de Valencia, presidente de la mancomunidad La Costera-Canal, presidente del Consorcio de las Comarcas Centrales de la Comunidad Valenciana, diputado en el Parlamento auton¨®mico y presidente provincial del PP.
Rus ha estado 13 a?os al frente del Ol¨ªmpic (en dos etapas), y lleva en la alcald¨ªa desde 1995. A sus 63 a?os, se levanta a las 5.30 y sale a correr, aunque algunos d¨ªas que trabaja en Valencia retrase la carrera al mediod¨ªa para trotar por la ribera del Turia rodeado de subalternos. Peque?o, en¨¦rgico, con voz cascada, Rus asegura que no delega. Repite que es ¡°el que tira el c¨®rner, lo remata y se pone de portero¡±. Con el club se desplaza incluso a los partidos m¨¢s lejanos, y los jugadores recuerdan haberlo visto llegar en su Ferrari a encuentros de juveniles con 15 espectadores.
Rus empez¨® a trabajar a los 14 a?os en el bazar de su padre. Lo compaginaba con el f¨²tbol y, sobre todo, con la bater¨ªa. En aquella ¨¦poca luc¨ªa melenas y tocaba rock, m¨¢s en la ¨®rbita de los Rolling Stones que de los Beatles, que le parec¨ªan muy blandos. Despeg¨® econ¨®micamente con una tienda de electrodom¨¦sticos en la que, como buen apasionado de la innovaci¨®n, siempre vend¨ªa lo ¨²ltimo: V¨ªdeo 2000, VHS¡ Se expandi¨® por Alcoi, Alzira, Ontinyent y salt¨® a los textiles y a los muebles de cocina y sanitarios. Una buena muestra de su sentido del humor es que posee una l¨ªnea de ropa llamada Stefano Russini. El grueso de sus negocios no pasan su mejor momento por su dependencia de la crisis de la construcci¨®n. El PSOE valenciano (PSPV) vincula su expansi¨®n a la de la constructora Llanera, tambi¨¦n de X¨¤tiva, y la primera grande del sector en quebrar tras una expansi¨®n desproporcionada. Rus ya ha amenazado con demandas a cualquiera que diga que favoreci¨® a la empresa, ganadora en la ciudad de concursos como el de la plaza de toros, hoy en los tribunales.
Respuestas Rus
- Sobre el indulto que piden diputados del PP para el exalcalde de Torrevieja, condenado por prevaricar. "Hern¨¢ndez Mateo no tiene que cumplir condena porque es amigo m¨ªo".
- Sobre el cierre de Canal 9. "Yo solo pregunto: ?Cu¨¢ntas veces he salido yo en Canal 9?".
- Respecto a saludos fascistas de j¨®venes del PP. "Una chiquillada que no deb¨ªa de haberse producido nunca".
- Sobre el aeropuerto de Castell¨®n. "Habr¨¢ aviones, y si no, lo haremos de globos".
- Tras la ¨²ltima victoria electoral del PP. "Os espero el d¨ªa 20 por la noche en Valencia, champ¨¢n y mujeres".
- Sobre el debate ling¨¹¨ªstico. "Algunos profesores, esos que dicen aleshores y gaireb¨¦, son unos gilipollas. (¡). ?Vamos a rematarlos!".
- A la oposici¨®n en su primer pleno como alcalde. "A partir de ahora, rodilla en tierra y a callar".
Le divierte ¡°fardar¡±, admite. Presume de ser un empresario de ¨¦xito y habla en tercera persona tanto de los pol¨ªticos como de la Generalitat de Valencia. Sostiene que, tras media vida en un mostrador, sabe que el cliente casi siempre tiene la raz¨®n. Eso lo convierte en un contrapoder en el PP valenciano frente a Alberto Fabra. ?l ofrece a los alcaldes y a los militantes aquello que ahora no les da nadie: orgullo cuando la moral est¨¢ baja. Rus repite que no hay que tener complejos ante lo que ha pasado: ni por los trajes de Camps ni por la imagen de despilfarro de la comunidad. Mientras Fabra considera crucial apartar de las listas a los cargos se?alados por los jueces, Rus se divierte d¨¢ndole desplantes a su jefe para acercarse al otro verso libre valenciano, Rita Barber¨¢. Para entender el peso que ha ganado en el partido, es importante recordar que la diputaci¨®n es una de las pocas instituciones con dinero, y que Rus se muestra dispuesto a recibir a todo el que le pida una ayuda. Es la filosof¨ªa pol¨ªtica de un hombre al que la oposici¨®n a menudo le recuerda con sorna los saltos que peg¨® al ganar un premio de loter¨ªa. ¡°Hay que repartir ilusi¨®n. No hay que dejarse aplastar por las crisis¡±, repite.
Siguiendo ese credo, su programa desde que comenz¨® a despuntar como hombre p¨²blico ha sido colocar a X¨¤tiva en el mapa, ya sea mediante la alcald¨ªa o el palco del club. Resumiendo cu¨¢l considera que ha sido su papel en la ciudad, en un pleno asegur¨® que el suyo hab¨ªa sido un pueblecito ¡°de mala muerte¡± antes de que llegara ¨¦l.
El tema de las declaraciones pol¨¦micas merece un cap¨ªtulo aparte. Rus suelta barbaridades poniendo mirada de p¨ªcaro. Busca la complicidad del interlocutor gui?ando el ojo y sacudi¨¦ndole una palmada en la rodilla. Defiende a alcaldes del PP condenados con el ¨²nico argumento de que son sus amigos, insulta a maestros o votantes de izquierda, se burla de los ministros de su partido e invita a los ciudadanos a votarle para llegar un d¨ªa a conducir un Ferrari como el suyo.
En un giro ambiguo, tambi¨¦n se escuda en que muchas de sus salidas de tono se han producido en un contexto muy determinado. La culpa es de uno de sus grandes inventos pol¨ªticos. Viendo un d¨ªa por televisi¨®n c¨®mo Jordi Pujol y Marta Ferrusola recorr¨ªan las comarcas catalanas entre ba?os de masas, se le ocurri¨® que ten¨ªa que probar algo parecido. Empez¨® con un almuerzo en Picassent para 25 afiliados, y ahora las comilonas que organiza por pueblos de Valencia un par de veces al mes re¨²nen a unos 800. Rus habla con su gracejo, luego cede el micr¨®fono a los simpatizantes. Y, entre copas y chistes, brotan los titulares.
Estas comidas-mitin resumen muy bien dos de sus m¨¦ritos, cuentan quienes le han acompa?ado en ellas. Primero, el alcalde explota su lugar en el mundo, aprovechando que los altos cargos del PP sufren al fajarse con la militancia en estos encuentros de los que se sale sudado y con olor a tabaco. ¡°La derecha rural, la de las cosas son como son, lo tiene como un campe¨®n¡±, explica Jos¨¦ Manuel Orengo, portavoz del PSPV en la diputaci¨®n. En segundo lugar, all¨ª escucha, lo que sus rivales resaltan que es su mejor virtud. ¡°Rus aprende mediante la conversaci¨®n. Va viendo qu¨¦ es lo que le interesa a la gente y c¨®mo tiene que decirlo¡±, a?ade Orengo. Bajo su aparente seguridad, vive alguien d¨²ctil que, si tiene la oportunidad, intenta agradar. Pero, si no puede, no le importa arrasar.
Roger Cerd¨¤, del PSOE de X¨¤tiva, cuenta que es en la arena municipal donde se desenvuelve como en casa, lo que en esta ocasi¨®n quiere decir que es muy temperamental (en algunos c¨ªrculos lo llaman Napole¨®n). ¡°Igual que es un hooligan del f¨²tbol, lo es en pol¨ªtica. Divide el mundo entre los que est¨¢n con y contra ¨¦l, por eso crea animadversi¨®n en los votantes de izquierdas¡±.
La met¨¢fora de la casa tiene m¨¢s recorrido. ¡°El Ayuntamiento es su finca. Se ha confeccionado una plantilla de gente af¨ªn gracias al erario p¨²blico¡±, dice Cerd¨¤. El uso de los bienes comunes es, desde luego, un tema espinoso en su gesti¨®n. Gener¨® gran pol¨¦mica que en 2009, cuando se lanz¨® a perder peso, colocara a su entrenador personal de asesor de la diputaci¨®n. Tambi¨¦n que en un concierto de Al Bano subiera al escenario como estrella invitada. O que, a pesar de la crisis, en Fallas no renuncie a las paellas con orquesta frente a la diputaci¨®n. Le gusta terminar la fiesta a la bater¨ªa demostrando sus habilidades entre ovaciones.
Sus declaraciones m¨¢s pol¨¦micas salen de comidas-mitin con afiliados a los que
Jos¨¦ Enrique S¨¢nchez, empleado en el Ayuntamiento, exjugador y directivo del Ol¨ªmpic, asegura que a Rus solo lo mueve la generosidad: ¡°No puede andar por la calle sin que lo paren. Siempre le suena el tel¨¦fono porque la gente le pide ayuda. Conmigo ha sido un segundo padre¡±. S¨¢nchez era un prometedor futbolista que el 27 de julio de 1987, en mitad de un partido, se desplom¨® como primer s¨ªntoma de un tumor cerebral. Desde entonces, Rus lo ha llevado con ¨¦l.
El papel de Rus en el futuro del PP es difuso. A pesar de que una de sus pasiones sea jugar al f¨²tbol con su nieto, no est¨¢ dispuesto a jubilarse. Quienes lo conocen dicen que su animadversi¨®n a Fabra nace del enfado porque Rajoy no le consultara sobre el relevo de Camps. Con su estilo popular y su escasa educaci¨®n, Rus ha tenido que soportar que parte de la burgues¨ªa valenciana le mire por encima del hombro, y no soporta que le ninguneen. Otros consideran que est¨¢ tomando la temperatura del agua antes de mojarse. ¡°Est¨¢ de vuelta y eso lo hace tan peligroso como interesante. Ve que en las encuestas el PP valenciano ha perdido 15 puntos y no tiene miedo de nada¡±, dice Orengo. Los m¨¢s esc¨¦pticos con el fen¨®meno recuerdan que casi perdi¨® las ¨²ltimas municipales y teme por su reelecci¨®n.
?Intentar¨¢ el salto a la Generalitat? Rus lo niega, pero tambi¨¦n le divierte subrayar que para presidente del club de f¨²tbol le buscaron, que para la alcald¨ªa de X¨¤tiva una noche le acosaron unos empresarios amigos, y que ¨¦l no quer¨ªa, pero¡
Tras estos relatos se esconden mucho pundonor y tragos de hiel. Con el f¨²tbol ha perdido dinero, y antes de ser alcalde pas¨® 12 a?os en la oposici¨®n. Rus cuenta con rencor que las humillaciones que sufri¨® en esa etapa le convencieron de que ten¨ªa que ser alcalde a cualquier precio.
Ahora insiste en que sus aspiraciones pol¨ªticas est¨¢n cubiertas. Su sue?o confeso es presidir el Valencia C. F. ?l defiende que el club necesita dinero, por eso anda perpetuamente a la b¨²squeda de inversores, rusos y ¨¢rabes, preferentemente. ¡°Le gustar¨ªa coger el club lo m¨¢s hundido posible para levantarlo ¨¦l¡±, dice con iron¨ªa uno de sus rivales. ¡°Que le recuerden por eso. Es la clase de reto que le gusta¡±.
Mientras prepara el asalto a esa nueva presidencia, Rus mima su imagen de p¨²gil. Cuando se anima, cuenta que en una visita al Vaticano le dio l¨¢stima ver que a los dos papas Borja, nacidos en X¨¤tiva, los manten¨ªan fuera de la ciudad por culpa de su fama de tiranos y fornicadores. ¡°Ped¨ª que los trajeran a X¨¤tiva. Me dijeron que no, pero alg¨²n d¨ªa los recuperaremos. Eran unos salvajes, como yo. Por eso triunfaban¡±, dice gui?ando el ojo y palmeando la rodilla de su contertulio.
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